La Classicissima

Trescientos kilómetros desde la poderosa Milán hasta la glamurosa San Remo. Ese era el plan que nos proponía Sportful y era imposible decir que no.

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Autor Maillot Luis Miguel del Cerro
Autor de la fotoBrakeThrough Media, Niccolo Mattos, Cyril Chermin (Racefietsblog.nl), Luis M. del Cerro

Fecha de la noticia 05/04/2018


Es el más largo y el primero en el calendario de los Monumentos del Ciclismo y de la primavera ciclista. Trescientos kilómetros desde la poderosa Milán hasta la glamurosa San Remo. Teníamos la posibilidad de pedalear con una leyenda por el recorrido pocas horas antes de que lo hicieran los corredores y ver el final de carrera en San Remo. Ese era el plan que nos proponía Sportful y era imposible decir que no.

 

Milán-San Remo:

Milán-San Remo. Su distancia es una de las claves. No es fácil encontrar una carrera o una etapa ciclista que roce los trescientos kilómetros. Aunque su perfil no parece exigente, los casi dos mil metros de desnivel acumulado durante muchas horas de carrera hacen que a más de uno la llegada a San Remo le suponga uno de los mayores alivios de su carrera.

También provoca situaciones como la de este año: el pelotón partió en pleno invierno desde Milán y se encontró con una tarde casi primaveral en San Remo.

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Milán-San Remo: La Classicissima
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Una pequeña parte de todo esto me tocaba descubrirlo y experimentarla por mí mismo. Los amigos de Sportful me daban la oportunidad de hacer los últimos kilómetros de la Milán-San Remo con ellos, otros periodistas europeos y un embajador de lujo como Paolo Bettini. No se podía decir que no.

El carácter de una clásica

En España, la Milán-San Remo es como el festival de música de la ciudad en la que está la meta. Todo el mundo sabe que existe, que de allí salieron estrellas importantes (como Eros Ramazzotti) pero pocos lo ven. Siempre nos ha costado atender a las clásicas pero es que además muchos no dan por empezada la temporada de clásicas hasta que no aparece el pavés.

Sin embargo, para mí la Milán-San Remo tiene un carácter un poco especial ya que fue escenario de tres victorias de uno de mis corredores favoritos. Las tres victorias de Óscar Freire en la carrera le ponen en el mismo escalón que Fausto Coppi y Roger De Vlaeminck. Casi nada

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Milán-San Remo: La Classicissima
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Con todo esto en la cabeza llego con Max Caselli (responsable de Sportful en España) y David Pérez (que gestiona la comunicación de Sportful en nuestro país) a Italia. El clima no acompaña y no estoy muy seguro de cómo se nos dará la “pedalada” del día siguiente, pero la cosa mejora por momentos.

Nos dan el conjunto de ropa para el día siguiente: conjunto Sportful Bodyfit, chaqueta Fiandre y perneras y mangas Norain: todo listo para la lluvia. Lo segundo es la bici: una Merida Reacto del equipo Bahrein-Merida (todo un presagio).

Lo tercero y definitivo, mientras ajustamos la bici aparece Paolo Bettini. Eso significa que tendremos tiempo para charlar con él en la cena y hacerle una entrevista. Todo bien.

Bettini nos da las claves de La Classicissima

Después de la cena, el propio Bettini nos hace el resumen de lo que nos espera y nos da las claves: tranquilos hasta El Poggio, que no nos preocupemos por la subida, que tengamos mucho cuidado en la bajadasesenta y cuatro kilómetros a buen ritmo y una previsión metereológica que podríamos calificar de “raruna”. Toca descansar.

Al día siguiente arrancamos a media mañana. Confieso que en este tipo de eventos siempre me preocupa el ritmo. No tengo el fondo y la clase de mis compañeros Enrique, Daniel o Iñaki. Como haya tres periodistas locos que tengan prisa por llegar a San Remo sufriré. Gajes del oficio pero no es agradable.

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Milán-San Remo: La Classicissima
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Menos mal que nuestro guía, Bettini, aclara las cosas con un gesto de liderazgo que marca el resto del día: pedaleamos durante un kilómetro y paramos a tomar café. Así, sí: ciclismo social. Con un “lungo” en el cuerpo arrancamos de verdad la “pedalada”.

Por fortuna, parece que el tiempo tiene pinta de mejorar pero sigue raro. Nos caen algunas gotas pero la verdad es que vamos bien equipados. También me he acostumbrado rápido a la “posición Reacto” que poco tiene que ver con mi posicióngran fondo” habitual. Por mucho que digan, hay bicis que convierten un burro en caballo. La Merida Reacto es una de ellas y le estaré eternamente agradecido.

Pantani y los héroes de la Cipressa

Los primeros kilómetros “serios” me dejan claro que a Italia lo del metro y medio no ha llegado o no ha cuajado. A pesar de que somos un grupo mediano y llevamos una furgoneta de apoyo, los no italianos nos llevamos algunos sustos. Específico lo de “no italianos” porque nuestros compañeros italianos de Sportful parecen estar mucho más acostumbrados a situaciones que aquí darían para video denuncia.

Ya tengo ganas de que llegue el primer puerto, la subida a Cipressa. Al comenzar la subida nos topamos con un grupo de héroes que participan en una marcha de bicis clásicas. Maillots de lana, bicis de acero y sin cambios. Romanticismo puro y bendita locura. Pasar a su lado con bicis de carbono, cascos aero y ropa de alta tecnología resulta chocante. Es imposible no darles ánimos, no hacerles alguna foto… y eso acaba rompiendo el grupo.

Milán-San Remo: La Classicissima
Milán-San Remo: La Classicissima

Nos juntamos en una pequeña zona de descanso junto a la carretera donde nos espera la furgoneta de Sportful. Barritas y geles fuera. Justo en ese momento me fijo en una vieja autocaravana aparcada junto a nosotros. Pegada en el cristal una foto pequeña, tamaño “estampita” de Pantani.

Me acerco a hablar con Luciana y su marido. Él se presenta como ciclista, a pesar de que por su edad es más que probable que este jubilado. Ella me cuenta que han venido a ver la carrera. Y cuando le pregunto por la foto de Pantani me dice emocionada que fueron a visitar su tumba en el cementerio de Cesenatico.

Los puntos clave de la Classicissima: Cipressa, el Poggio

Cuando llegamos a Cipressa, una parada de verdad: con fotos de paisaje, selfies y los comentarios propios de cualquier grupeta. Los últimos metros son espectaculares, con el mar a nuestra izquierda recordándonos que pedaleamos por una de las zonas más bonitas del norte de Italia. El pueblo no desmerece.

Si cierras los ojos e intentas pensar en Italia es más que probable que sus calles aparezcan en tu cabeza. Al salir del pueblo, en uno de los semáforos, un ciclista nos adelanta como un rayo y llega hasta Bettini. Le ha reconocido y ha querido contarle que ahora usa una bici eléctrica para seguir pedaleando, para seguir siendo ciclista a pesar de su edad y de sus achaques.

Milán-San Remo: La Classicissima

Tras una bajada rápida y emocionante, nos encaminamos hacia el segundo “obstáculo”. Sin duda, un punto clave y legendario. Un lugar que será protagonista apenas unas horas después.

Llegamos a El Poggio. Algo menos de cuatro kilómetros de subida combinando tramos duros con otros más suaves. No es un puerto complicado. La clave es su bajada y que está a apenas unos kilómetros de la meta. Uno de esos sitios que torturan a los equipos de los sprinters y se convierten en la última oportunidad de todo aquel que no quiera ser arrollado por ellos.

Salir en bici y sentirse como una estrella del rock

Ya en el puerto, volvemos a parar para ver el panorama. Ya hay mucha gente esperando la carrera y disfrutando de los rayos de sol que empiezan a abrirse paso entre las nubes. Aquí no son pocos los que se acercan a un Bettini que les atiende encantado, charla con ellos y se hace fotos sin problemas. Es como salir en bici con una estrella del rock.

La bajada es mejor de lo que nos prometía Bettini. Es más rápida, es más peligrosa… y está cerrada al tráfico. Poco más que decir. Sin duda alguna uno de los momentos más intensos y divertidos que he tenido sobre una bicicleta.

Milán-San Remo: La Classicissima
Milán-San Remo: La Classicissima

Y justo cuando llegamos: café y descanso para ver como va la carrera. En la cafetería, cambiamos “lungo” por una cerveza. Estamos a apenas dos kilómetros de la llegada y hay que celebrarlo. En la cafetería, por supuesto, la Milán-San Remo en la televisión.

La RAI lleva desde primera hora de la mañana cubriendo el evento, haciendo entrevistas, siguiendo la carrera minuto a minuto… Y los parroquianos no pierden detalle. Alguno solo deja de mirar la tele para ojear las hojas rosas de La Gazzetta dello Sport. Como quien consulta el libro de texto para estar seguro de que la información es correcta.

Una Classiquissima llena de sorpresas

Milán-San Remo: La Classicissima
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Voy directo al momento clave. Viendo la carrera en la zona VIP, junto a la línea de meta, rodeado de italianos. Nibali se escapa en El Poggio. Apenas lleva doce segundos de ventaja. El “speaker” inglés se rinde y deja todo el protagonismo a su compañero italiano. Podría decir que la gente contiene la respiración… pero no es verdad.

Esto es Italia y aquí no se contiene casi nada. La gente vitorea cada segundo de ventaja… aunque cada vez sean menos. A mi alrededor no hay mucha fe pero yo veo claro que Nibali va a ganar. No soy adivino ni un genio pero El Tiburón es un ganador nato y detrás Sagan anda de conversación con el Sky. O se habla o se pedalea.

Cuando Nibali se acerca a los últimos metros tiembla el suelo. Y cuando cruza la línea de meta se desata la locura. Ha sido una de las mejores victorias que he visto en mi vida. Además, ha ganado un italiano… que viste Sportful. A mi alrededor solo hay sonrisas.

Esa misma tarde volamos hasta España. No hay nada como un vuelo vespertino para fijar recuerdos y sensaciones, para ir escribiendo las primeras notas.

En apenas veinticuatro horas he conseguido vivir el pasado y el presente del ciclismo. Pedalear con Paolo Bettini en El Poggio y vivir una de las mejores victorias de la Milán-San Remo. Soy un tipo afortunado por trabajar en esto pero, sobre todo, lo soy por seguir, practicar y sentir un deporte como el ciclismo que es capaz de provocar tantas sensaciones distintas en tan pocas horas. Es único, es ciclismo.

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