Montar en bici en invierno: cómo vestirse

El frío no debe impedirnos salir a montar en bici en invierno. Ni la lluvia o el aire… La clave está en saber elegir bien las prendas que debemos usar para aprovechar al máximo sus capacidades aislantes sin que perjudique nuestros movimientos.
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Autor Maillot J. Daniel Hernández
Autor de la fotoArchivo

Fecha de la noticia 01/11/2017


Una vez que nos hemos metido de lleno en la época más fría del año, muchos ciclistas deciden colgar la bicicleta hasta la llegada de la primavera. Sin embargo, nosotros optamos por justo lo contrario, disfrutar de los colores y contrastes que encontramos, de la menor masificación… Y para ello simplemente debemos acertar con la elección de prendas adecuadas y saber cómo usarlas. Con nuestros consejos, esperamos que no renuncies a salir a montar en bici en invierno.

Vestirse por capas para combatir el frío o la lluvia

Cualquier deporte al aire libre requiere vestirse “en modo cebolla”, es decir, por capas. Realmente sólo se necesitan tres para poder practicar ciclismo (o cualquier actividad física) con la mayor protección ante el clima y una alta sensación de confort. La idea es que, con ellas, creemos un microclima que nos permita mantener nuestro calor corporal en la capa inferior y nos proteja de la lluvia, frío o viento en la exterior.

El rango óptimo de temperatura de nuestro cuerpo está entre 36,5º y 37,5º. Al pedalear o movernos, nosotros mismos generamos calor, lo que hace aumentar nuestra temperatura corporal, y el cuerpo se auto-controla con la transpiración (el sudor) para mantenerse constante en ese rango. Por ello, lo más importante es mantenernos secos, ayudando al cuerpo a evacuar ese sudor que, de acumularse en nuestra ropa, nos generaría sensación de frío y provocaría una pérdida importante de calor corporal.

 cómo vestirse

Por tanto, la primera capa ha de funcionar como segunda piel, una camiseta ceñida de tejido técnico que evacue el sudor y, sin embargo, colabore a mantener el calor que generamos con el ejercicio. Dependiendo de la temperatura exterior podemos elegir una de manga corta, manga larga, sin mangas (recomendables incluso para el verano) y con un mayor o menor grado de protección ante el frío. Sea como sea, que nunca acumule humedad.

Antiguamente se buscaban prendas que proporcionasen calor rápidamente, sin embargo a la hora de hacer deporte es mejor dejar que el propio cuerpo lo genere y buscar ropa que ayude a mantenerlo. Por eso para una primera capa técnica tenemos que buscar fibras sintéticas o de lana de última generación (lana merino) y alejarnos del algodón, ya que absorbe muy rápido la humedad y tarda mucho en secarse.

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La segunda capa que debemos ponernos es la de abrigo o aislante, es decir, la que retenga el calor del cuerpo pero, a su vez, también permita la evacuación de la humedad. En el caso del ciclismo, dependiendo de la temperatura exterior, podemos hablar de un maillot normal o uno de invierno, algo más gruesos y de manga larga.

La tercera capa es la de protección, cuya función es aislarnos del viento, del frío o del agua. Aquí entran en juego las membranas impermeables, los tejidos Softshell o cortavientos… Aunque la función de estas prendas es la de hacer de barrera de las inclemencias exteriores, nuevamente necesitamos que sean capaces de evacuar nuestra propia humedad.

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Precisamente por la importancia de la transpirabilidad, para la práctica del ciclismo es mejor apostar por prendas que aíslen del frío y llevar un chubasquero por si empieza a llover, que apostar directamente por el chubasquero. U optar por prendas con tecnologías como la PI DRY de Pearl Izumi, que ofrecen una gran impermeabilización manteniendo intactas la capacidad de evacuar el sudor.

Accesorios y otros complementos para montar en bici en invierno

Como te decíamos, si tu chaqueta no es hidrófuga (no repele el agua) un chubasquero puede ser un buen compañero para llevar en el bolsillo si empieza a llover, pero no es el único imprescindible que debe acompañarte en las salidas de otoño e invierno.

Los guantes y los calcetines han de ser apropiados para esta época, evidentemente. Por las extremidades se pierde una gran cantidad de calor, por lo que es muy importante elegir un material que las proteja adecuadamente. Existen calcetines de lana merino más gordos (aunque sin llegar a ser excesivos) y largos de los que usamos en verano, de forma que podemos utilizarlos con nuestro calzado habitual.

Si montamos en bici en días de mucho frío o de agua (o ambas cosas), lo mejor es hacerlo con un botín de neopreno, aunque hay que tener en cuenta que apenas transpiran y si no estamos en una situación extrema puede que nos acaben por “calar” los pies con nuestro propio sudor.

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En las manos, además, corremos el riesgo de que por el frío se nos queden rígidas y lleguemos a tener muchos problemas para frenar. En el mercado encontramos guantes largos capaces de mantener las manos calientes sin que perdamos mucha flexibilidad y capacidad de maniobra. Si nos enfrentamos también a la lluvia o la nieve probablemente tengamos que apostar por unos más gruesos con tejido aislante de neopreno.

Para proteger el cuello y las orejas lo mejor es una braga, un complemento fino pero muy útil que nos quitará el frío de estas zonas sensibles y que no impide usar el casco. Esta prenda existe en varios grosores en función de la temperatura exterior. Las más finas se pueden utilizar también para proteger la cabeza siendo compatibles con el casco, aunque para ello existen también las bandanas que se pueden usar con cualquier casco.

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En el caso de los cascos tampoco hay que descartar el uso de las carcasas protectoras, que ya incluyen la mayor parte de los modelos de gama alta, que nos protegen del aire o de la lluvia.

Consejos finales

Todavía no hemos llegado a los días realmente fríos (diciembre, enero y febrero) y el siguiente consejo se puede aplicar también al sur de España y las zonas de costa durante buena parte del año. Se puede dar el caso de que, aunque la noche haya sido fría, la temperatura suba rápidamente al poco de salir el sol. Así que, aunque cuando salgamos de casa los primeros kilómetros los hagamos con frío, es posible que el retorno lo hagamos con temperaturas más elevadas.

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En este caso, si salimos a montar en bici a primera hora de la mañana, deberíamos hacerlo con una chaqueta más fina, pensando siempre en la vuelta. Y si salimos en las horas centrales, cuando más calor hace, la opción más inteligente es la de apostar por ropa “normal” (siempre contando con una buena camiseta térmica interior) completada con elementos como manguitos o perneras, un chaleco o similar. En definitiva, complementos que podamos transportar cómodamente en el maillot si nos los tenemos que quitar.

En invierno la tendencia es a vestir prendas de color oscuro para que absorban la mayor cantidad de rayos de sol posibles. Sin embargo, esto se da de frente con la menor intensidad de luz solar (incluso en días despejados, ya no hablamos de condiciones de nubosidad, lluvia o niebla) y la necesidad de hacernos visibles en carreteras y caminos, por lo que es muy importante, además de llevar luces en nuestra bicicleta, que las prendas contengan elementos reflectantes.

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Siguiendo con la menor intensidad de la luz, a pesar de que pensemos que no es suficiente, no debemos olvidarnos del uso de gafas, ya que no sólo nos protegen los ojos de los rayos solares, sino que también lo hacen de las rachas de aire frío, el polvo, los insectos o el agua que pueda llegar a salpicarnos.

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