Casco para bici: cuándo hay que cambiarlo

Los cascos deben ser reemplazados cada cierto tiempo aunque no hayan recibido un golpe. No tienen una fecha de caducidad como tal, pero se aconseja su cambio cada cinco años. Vamos a ver si es cierto y por qué.
Casco para bici: cuándo hay que cambiarlo
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Autor Maillot J. Daniel Hernández
Autor de la fotoArchivo

Fecha de la noticia 26/10/2020


Ya prácticamente nadie concibe practicar ciclismo sin el casco. Es una prenda más e incluso notamos una extraña sensación si salimos de casa sin él. De hecho, cuanto más tiempo tiene un casco más cómodos nos sentimos con él. O al revés, las almohadillas ya no tienen acolchado y se ha vuelto rígido… y aun así, al estar perfectamente adaptado a la forma de nuestra cabeza, creemos que no puede haber uno mejor.

Además de que esto es falso, lo cierto es que hay que hacer un cambio de casco cada cierto tiempo. Obviando los casos en los que han recibido un golpe fuerte, que debemos sustituirlo de forma inmediata, debemos saber que los fabricantes sugieren una especie de fecha de caducidad ya que los materiales van perdiendo propiedades con el paso del tiempo y que se recomienda su sustitución, más o menos, cada 5 años.

 cuándo hay que cambiarlo

Más aún en los modelos de gama baja en los que la carcasa es de materiales menos resistentes y no contienen un esqueleto interior que refuerce la estructura de poliestireno expandido (EPS) que encontramos en el 99% de los cascos del mercado. No obstante, la cifra de los 5 años, aun perfectamente válida en el caso de los cascos de bicicleta, viene derivada del mundo de la moto, en la que los cascos sí que suelen incluir una fecha de caducidad a partir de la cual se recomienda el cambio de casco.


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¿Debo cambiar el casco cada 5 años?

Además de por posibles golpes, los cascos se ven afectados por otros factores externos, en algunos casos muy agresivos, tales como nuestro sudor, la humedad y el sol que incide directamente sobre ellos. Todos los cascos comercializados en Europa deben haber pasado, como mínimo, los controles y el estándar de calidad que marca la norma EN 1078 (antiguamente eran las normas específicas de ANSI y SNELL), que también indica una resistencia mínima a la degradación y desgaste de materiales provocados por su uso y los factores externos.

 

Evidentemente el efecto de estos factores no es igual para todo el mundo, no es lo mismo un casco utilizado a diario que uno de un ciclista ocasional. Ni el estado de quien lo guarda cuidadosamente en su funda o caja al de quien lo tira de cualquier forma dentro del armario cuando acaba la ruta. Si bien estos detalles afectan más a los elementos externos (desde la carcasa a las cintas y cierre) que al EPS interno, que es lo que realmente nos protege en caso de golpe, si éstos se encuentran en malas condiciones veremos nuestra seguridad comprometida y habrá que hacer un cambio de casco más frecuente.

Un estudio británico publicado en el Journal of Biomechanical Engineering ha corroborado, después de hacer pruebas de impacto en 675 cascos y compararlos con otros 63 sin golpes que el paso del tiempo no deteriora el EPS interno. Pero sí es cierto que hay motivos para aconsejar el cambio de un casco que ya tiene cierto tiempo ya que, como decimos, el casco no es sólo el EPS, sino también la carcasa externa, las correas, cierres y ajustes, pegamentos que sujetan estas piezas…


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Consejos y conclusión

Aunque el casco no sea como los yogures y no tenga una fecha definitiva de caducidad, sí que es recomendable que nos marquemos ciertos periodos de tiempo para hacer un cambio de casco. Estos periodos pueden ser más largos o más cortos en función del uso y cuidado que tengamos con el casco. 5 años es una buena cifra para amortizar el coste de un casco de gama alta, pero se puede alargar o estirar en base a otros factores. Para tener un mayor control sobre ello, muchas marcas incluyen en una pegatina interior (bien junto al sello de la norma EN 1078 o de forma independiente) la fecha de fabricación.

También es cierto que si apreciamos signos de desgaste prematuro en la estructura no debemos esperar a cumplir este periodo de tiempo. Nuestra seguridad es lo primero y lo mejor es optar por el reemplazo del casco.

 cuándo hay que cambiarlo

Si, por ejemplo, lavamos de vez en cuando las correas y almohadillas (con agua tibia y un jabón no agresivo) nos aseguraremos de que mantengan su flexibilidad y acolchado durante más tiempo, ya que evitaremos la acción corrosiva del sudor. Al igual que si lo guardamos en un sitio ventilado, seco y en el que la luz del sol no incida directamente, ya que ésta puede afectar a la estética de la carcasa y lo que es más importante, al pegamento que sujeta algunas partes.

Si después de leer este artículo quieres comprobar el buen estado de tu casco, y no te acuerdas de cuándo lo adquiriste, puedes fijarte en algunos detalles que te dirán si es recomendable cambiarlo. El primero de ellos es, evidentemente, el estado de la carcasa, en la que debemos buscar que no haya roturas, golpes (abolladuras) o rajas. Tampoco podemos encontrar zonas en las que se separe de la estructura interna.

Lo segundo que debemos comprobar es si la carcasa y la estructura interna se mantienen fijados a lo largo de todo el perímetro que forman. Y que no encontremos grietas en el EPS, tanto cerca de la carcasa exterior como en la parte más interior. Si vemos alguna raja, por superficial que nos parezca, lo mejor es cambiar el casco inmediatamente.

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Por último debemos comprobar el estado de los sistemas de retención, correa, ajuste occipital y hebilla de enganche. Si las correas presentan un estado desgastado, con hilos sueltos e incluso zonas rotas, debemos cambiarlas inmediatamente (muchos cascos permiten su sustitución sin necesidad de cambiar todo el conjunto). Igual ocurre con la hebilla, si apreciamos que no cierra bien, que se suelta o que el plástico está deformado o dado de sí, debemos cambiar el casco inmediatamente.

Menos importante en cuanto a nuestra seguridad, pero fundamental para nuestra comodidad, son las almohadillas internas, que debemos comprobarlas y lavarlas con regularidad para evitar que se deformen o que pierdan acolchado. Estos elementos son de fácil sustitución y la mayor parte de los cascos incluyen algún repuesto.

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