Bahrain Merida Team: un equipo "a medida"... de Vincenzo Nibali
Apasionado de la tecnología y de la mecánica, Vincenzo Nibali afronta la temporada en el equipo recién creado a su medida, el Bahrain Merida Cycling Team, con el objetivo de revalidar su victoria en el Giro del Centenario.
Quien bien conoce a Vincenzo Nibali reconoce que el éxito no le ha cambiado. Sigue siendo el mismo tipo sencillo de siempre al que el dinero, los lujos, los coches o las salidas nocturnas no le interesan.
En una de las primeras concentraciones del equipo Bahrain Merida en Croacia, se presenta relajado y risueño

Vincenzo Nibali (Mesina, 1984) es el gran campeón que Italia ansiaba tener para despertar de su letargo tras la muerte de Marco Pantani en 2004. Su victoria agónica en el pasado Giro de Italia, en el que corrió al ataque y bajo un gran desgaste físico y sobretodo mental, se sumó a la larga lista de momentos épicos del ciclismo. Los italianos, como buenos amantes de la historia de su deporte y exaltadores de sus leyendas, ya sueñan con la rivalidad entre Fabio Aru -ganador de la Vuelta a España 2015 y dos veces podio en el Giro con 26 años- y Vincenzo Nibali, como una reinvención de la “rivalitá Coppi – Bartali” del siglo XXI.
En 2017 correrán en equipos separados y el imaginario colectivo aspira incluirles en la larga de lista de antagonistas sobre los que se cimienta la épica del ciclismo: Alfredo Binda, Costante Girardengo y Learco Guerra, Fausto Coppi y Gino Bartali, Felice Gimondi y Eddy Merckx, Francesco Moser y Giuseppe Saronni, Marco Pantani y Miguel Induráin…
En 2010, el reciente campeón de la Vuelta a España que se descubría al mundo bajo su apodo “Lo Squalo dello Stretto”, se sonrojaba ante la ocurrencia de un periodista de compararle con Felice Gimondi, ganador de un Tour de Francia, tres Giro de Italia y una Vuelta a España entre los años 1965 y 1976.
Seis años más tarde, en torno a la figura de Vincenzo Nibali se ha creado el equipo Bahrain Merida, máxima expresión de su consolidación como ciclista profesional. Forma parte del selecto club de seis corredores que han ganado las tres grandes vueltas -Jacques Anquetil, el propio Gimondi, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Alberto Contador- y cuenta en su palmarés con la victoria de dos Giro de Italia, un Tour de Francia y una Vuelta a España. A la edición 100 del próximo Giro, va a intentar ganarlo.
En una de las primeras concentraciones del equipo Bahrain Merida en Croacia, Vincenzo Nibali presenta relajado y risueño. El estrés de las carreras no permite verle así más a menudo, aunque suele ser accesible y sin pelos en la lengua. Cuando corresponde es también políticamente correcto. “-Se marcha de Astana, buscando ¿qué?”. Ríe. “Todo aquello que no tenía en Astana […] Es un grupo creado en torno a mí, con los mejores profesionales y todo a mi disposición”.
Le cuesta hablar de nuevos objetivos cuando aún siente dolor en su clavícula tras la caída en los Juegos Olímpicos de Río, y la herida moral aún no está cicatrizada. “La temporada 2016 ha sido casi perfecta. Los objetivos que nos planteamos están conseguidos, pero sigo pensando en Río...” La caída junto al colombiano Sergio Henao cuando iban escapados junto a Rafal Majka y a diez kilómetros de la meta frustró su sueño olímpico.
Decide desviar el tema. En el nuevo equipo siente el ambiente del extinto Liquigas bajo cuyos colores ganó, en su primera oportunidad como líder del equipo, su primera grande, La Vuelta a España. “Fue en el Giro de 2010, tras mi victoria en Asolo después de 40 kilómetros escapado, cuando me convencí de que estaba preparado para tener mi oportunidad”, cuenta el italiano. Era entonces gregario de Ivan Basso, quien finalmente logró la victoria de la clasificación general mientras que el joven siciliano fue tercero por detrás del español David Arroyo.
En aquel Giro llamó la atención del mundo con su inteligencia para leer la carrera, su instinto e improvisación. Curiosamente Nibali lució por primera vez la maglia rosa en aquella edición arrebatándoselo a su futuro mánager en Astana, Alexandr Vinokourov, en la cuarta etapa, para volver a recuperarlo el kazajo tres días más tarde. Una metáfora de lo que parece fue su relación de rifirrafes durante la época de Astana.
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De Vincenzo Nibali llama la atención la falta de obsesión por el Tour de Francia, en contraste con el común de los grandes campeones del ciclismo. Lo ganó en 2014 y en 2015 no llegó en la forma esperada y la presión hizo que finalmente se le atragantase el gran tour francés, suavizado con una victoria de etapa. El de 2016 formó parte de su preparación para los Juegos Olímpicos y en el de 2017 no se plantea participar.
“No me tienta el Tour y tampoco me llama especialmente la rivalidad con Froome como para no pensar en otros objetivos. Pienso en el Giro del centenario. La etapa en Mesina es una clara invitación a que participe”. Aprovecha para señalar la etapa con final en Arenberg, la “mini Roubaix” del Tour de Francia de 2014 en la que logró sacar al final de la jornada más de minuto y medio con todos sus rivales, como momento cumbre en su carrera. “Aquel día comprendí que puedo hacer cosas excepcionales y me confirmé como un rival serio para mis adversarios”, explicaba a la revista italiana Tuttobici. En 2018 regresará al Tour de Francia.
Vincenzo Nibali, eje del nuevo equipo ciclista Bahrain Merida Team
El príncipe Nasser bin Hamad Al Khalifa, el mayor de los dos hijos del segundo matrimonio del rey de Bahréin, no tuvo dudas a la hora de escoger a Nibali como eje de su equipo ciclista. El príncipe, Presidente del Comité Olímpico de Bahréin y gran apasionado del deporte, invitó al italiano a pedalear con él hace un par de años y poco a poco la idea de crear un equipo fue surgiendo y las piezas del puzzle fueron encajando.
El principal objetivo del equipo es dar a conocer Bahréin, “lo necesitamos, de verdad que lo necesitamos, y creo que está yendo muy bien”, afirmaba el príncipe. Por ello el equipo lleva el nombre del estado mientras que las dos empresas nacionales que están apoyando el proyecto, la petrolera Bapco y la productora de aluminio Alba, están en un discreto segundo plano junto a otros patrocinadores.
“No hay mejor manera de promocionar tu producto que a través del ciclismo”, explicaba aquellos días de concentración de equipo el director esloveno Gorazd Stangelj. “La ambición es situar a Bahréin en el mapa”, añadía el mánager del equipo, el sudafricano Brent Copeland.
La superstición puede más que la ambición, así que en extrañas ocasiones se escuchará al italiano hablar abiertamente sobre su afán de ganar.
El Bahrain Merida Team cuenta con un equipo todoterreno de doce países diferentes entre los que destacan el español Ion Izagirre, que podría liderar el Tour según los planes de Copeland; Javi Moreno que contará con mayor libertad que en Movistar Team para conocer dónde están sus límites; el alemán Heinrich Haussler encabezará el equipo para las clásicas y otros hombres como Visconti, Navardauskas, Colbrelli, Brajkovic, Gasparotto, Bozic y Siutsou pueden ser un gran apoyo para sus líderes así como obtener buenos resultados por su propia cuenta.
La formación del equipo no ha corrido a cuenta de Nibali aunque sí tiene a su alrededor a todos sus hombres de confianza. Empezando por Alex Carrera, su mánager (y de buena parte del pelotón) que es ahora el mánager del equipo, Michele Pallini, su masajista, Paolo Slongo, su preparador, su hermano Antonio, su inseparable compañero Valerio Agnoli, el propio director Stangeli y el jefe de prensa del equipo.
Le hubiese gustado tener al italiano Michele Scarponi, tan importante en su última victoria en el Giro de Italia, pero esperará a nuevas oportunidades que ofrezca el mercado de fichajes más adelante para volver a poner su nombre sobre la mesa.
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Independientemente de los resultados que el Bahrain Merida consiga, no les resultará fácil responder ante las acusaciones de abusos y violación de los derechos humanos que corren contra el propio príncipe y parte de la familia real bahreiní y que tuvieron lugar durante las protestas pro democracia de 2011.
Organizaciones como el Instituto Bahreiní por los Derechos Humanos y la Democracia (BIRD) y el Centro Europeo por los Derechos Constitucionales y Humanos han denunciado que la presencia del príncipe Nasser en el deporte violaría el código ético de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y solicitaron la denegación en la creación del equipo. Desde fuentes cercanas a la familia real, niegan todas las acusaciones. La UCI no se ha pronunciado al respecto.
Retomando el romanticismo del ciclismo, si la rivalidad de Coppi y Bartali era una metáfora de la Italia dividida entre comunistas y democristianos, el Giro de Italia del centenario será un homenaje a la historia del ciclismo representando la unidad de Italia en su recorrido por el país de Sur a Norte. De paso, avivará la rivalidad de los dos ciclistas italianos con la salida de la carrera en Cerdeña, tierra de Fabio Aru y continuando por Sicilia, pasando por Mesina, tierra natal de Nibali.
Inspirado por la esencia del tour italiano Lo Squalo deja caer: “Habrá muchos rivales como para ver una única batalla Aru vs Nibali. ¿Quién sabe? Incluso se puede dar una alianza entre nosotros”.