El pavés de la Paris Roubaix: su historia y cómo pedalear sobre él

Es la clave de la Paris Roubaix, lo que la convierte en única. Tortura e historia a la vez.

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Autor Maillot Luis M. Del Cerro
Autor de la fotoLuis M. Del Cerro / ASO-Pauline Ballet

Fecha de la noticia 03/04/2024


El pavés hace de la Paris Roubaix una carrera única. Hace algunos años tuvimos el privilegio de pedalear sobre él y te contamos algo más sobre su historia y algunos consejos para afrontarlo con más seguridad.

Corredores llegando al Carrefour de l'Arbre

En la París-Roubaix no hay montañas... pero hay pavés. A lo largo de sus más de 250 km los corredores deben pasar entre 20 y 30 secciones de adoquín que se convierten en auténticas trampas. Y es que la carrera cuenta con un patrimonio propio de adoquines que la convierte en una una metáfora del sufrimiento necesario para alcanzar la gloria del ciclismo.

Tradicionalmente, cada una de las secciones tiene un nivel de dificultad que va de 1 a 5 estrellas. En estas zonas el pedaleo es una tortura por dos razones: la vibración extrema que supone rodar por ella y el hecho de que en cada pedalada perdemos muchísima potencia. Mantener un ritmo alto es muy complicado y hace que nuestras pulsaciones se disparen. Es como subir pequeños puertos esprintando y con un manillar que aporrea nuestras manos.

Además, la posibilidad de romper la bicicleta se multiplica. Hace años la mayoría de las bicicletas utilizadas en la prueba no volvían a ser utilizadas, algo que hoy es improbable gracias a los avances tecnológicos: mejores neumáticos, mejores llantas, cuadros específicos, sistemas de suspensión... Todo avanza aunque no mitigan del todo la "tortura" entre tramo y tramo de asfalto.

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Vídeo: Paris Roubaix Slow Motion

El pavés de la Paris Roubaix: su historia y cómo pedalear sobre él
El pavés de la Paris Roubaix: su historia y cómo pedalear sobre él

Un recorrido con historia: El Infierno del Norte

La zona que recorre la carrera fue una de las más castigadas durante la Gran Guerra, durante la Primera Guerra Mundial. De ahí viene el apelativo «Infierno del Norte». Mucha gente cree que es debido a su dificultad y al estado en el que quedan ciclistas y bicicletas tras la carrera pero lo cierto es que tiene su origen en un periodista francés de L’Auto que, al ser enviado a cubrir la carrera en 1919, se refirió a la zona por la que discurre como «Infierno del Norte» tras ver el estado en que quedó tras el conflicto.

Y es que, desde que se celebrara su primera edición en 1896, solo dos guerras mundiales y la pandemia de coronavirus en 2020, han conseguido que no se celebrara. La Paris Roubaix mezcla elementos históricos tan sensibles y sugerentes como uno de los mayores conflictos armados de la Historia, las gestas ciclistas de todos los que la acabaron y ganaron y su pavés inmortal. Los bunkers y el adoquín están muy presentes. Y ambos necesitan de conservación y mantenimiento.

El mantenimiento del pavés

El pavor que el adoquín despierta en los corredores es inversamente proporcional al amor que le profesan la mayoría de los habitantes de las zonas que tienen la suerte de tener un sector cerca. La París-Roubaix y su pavés son auténticos patrimonios para la zona, por lo que se procura mantenerlo y conservarlo en el mejor estado posible teniendo en cuenta que estos caminos son de uso habitual para los agricultores.

Trabajos de mantenimiento del pavés de la Paris Roubaix
Trabajos de mantenimiento del pavés de la Paris Roubaix

Un ejemplo es el trabajo de la asociación «Les Amis de Paris-Roubaix», que desde principios de los ochenta trabaja para conservar el pavés involucrando a otras asociaciones, instituciones políticas y empresas como ASO, organizadora de la carrera y del Tour de Francia. Y como no podía ser de otra manera, el trofeo que se entrega al ganador no es una copa o una medalla: es un adoquín.

Pedalear sobre el pavés

Hay unanimidad en que hay "dos pavés". Uno es el seco y otro es el mojado. El primero tiene como mejor amigo al polvo. El segundo, por supuesto, al agua y al barro. Si el pavés está mojado el peligro será constante y el factor suerte entra en escena.

En todo caso, lo primero con lo que debemos tener cuidado es con la transición entre asfalto y adoquín. En estas "transiciones" pasamos repentinamente de un firme en buen estado a unos primeros centímetros de grava y piedra suelta y enseguida al pavés. Además, los tramos de asfalto están en buen estado por lo que es probable que entremos en el sector de pavés a una velocidad mayor de lo recomendable.

El pavés de la Paris Roubaix: su historia y cómo pedalear sobre él
El pavés de la Paris Roubaix: su historia y cómo pedalear sobre él

La parte ideal para rodar sobre el pavés es la central. Sí, está bacheada y parece un infierno pero si nos metemos en las "roderas" de los coches nos quedaremos prácticamente atascados y nos costará volver a la trazada buena. A veces, los laterales, fuera del pavés,  son una buena opción y es posible ir más rápido pero tienen dos problemas: suelen estar húmedos (ojo) y, tarde o temprano, hay que volver al pavés y los adoquines de los extremos pueden hacer pequeños escalones que pueden convertirse en un problema si no tienes la habilidad de Peter Sagan

En marcha, la mejor opción es sujetarnos en la parte de arriba del manillar. Seremos menos aerodinámicos y tendremos más lejos los frenos. Lo primero da lo mismo pero lo segundo da un poco más de respeto. Es mejor flexionar un poco los brazos y, sobre todo, no apretar fuerte el manillar. Solo necesitamos apoyarnos lo suficiente en él como para que la rueda delantera mantenga el "rumbo". Si apretamos fuerte el manillar no mejoraremos mucho la conducción y solo ganaremos dolor.

Por último, es probable que la bici nos 'expulse' hacia delante. Hay que evitarlo e incluso ir sentado un poco más atrás de lo normal. Con más peso atrás conseguimos que la rueda trasera mantenga más el contacto con el suelo: ganamos estabilidad y potencia. Por supuesto, de pedalear de pie ni hablamos.

Además de eso, podemos "prevenir" los efectos del pavés utilizando crema para el culotte (los roces pueden ser una tortura) y acolchando más el manillar con doble cinta. 

Una bici aero no es lo mejor... para nosotros

Lo sabemos, lo sabemos. En 2016 Hayman ganó con una bici aero. Y no ha sido el único. Son muchos los que utilizan monturas aero para esta prueba, y ganan sobre ellas. Pero los profesionales están hechos de otra pasta y, lógicamente, priorizan el rendimiento sobre la comodidad, si bien las bicis aero actuales han mejorado mucho este aspecto en los últimos años.

En nuestro caso, tuvimos la oportunidad de rodar sobre el pavés con la Specialized Roubaix con sistema Future Shock y una geometría que la convierte en una buen arma "anti pavés". Evidentemente, no hizo que voláramos sobre el pavés sin esfuerzo pero si que hizo de la experiencia una tortura más amigable y divertida. Y respecto a los neumáticos, en su día fuimos con unos de 28 mm. Pero actualmente los de 30/32 mm serán vuestros mejores amigos. 

Specialized Roubaix en el velódromo de Roubaix

Sin duda, una bici como la Roubaix u otros modelos Endurance/Gran Fondo son una excelente opción. También hay quien prefiere hacerlo con su bici gravel y no es mala idea. A fin de cuentas, venimos a disfrutar del ambiente, de la historia, de la Paris Roubaix. La agonía es para los que corren el domingo.

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