Tres rutas de cicloturismo para explorar esta Semana Santa

Castilla La Mancha también es otro destino cicloturista que merece la pena ser descubierto. Además, en esta comunidad podrás seguir los pasos del Quijote. Y como no, otras zonas de España que nos encantan para viajar en bicicleta es la costa: Andalucía, Cataluña, Valencia, Castellón… que, por cierto, además de la costa, tiene unas montañas increíbles.

Podríamos escribir un artículo entero mencionando posibles rutas de cicloturismo pero vamos a ponerlo aún más fácil, vamos a proponeros tres rutas para que lo tengáis más fácil a la hora de elegir. Tampoco vamos a entrar en consejos para viajar en bicicleta, que sobre ésto ya hemos escrito últimamente.

Cicloturismo por el Valle de Los Pedroches

En el norte de la provincia de Córdoba está situado el Valle de Los Pedroches, una comarca de más de 3.600 kilómetros cuadrados formada por 17 municipios. La alternancia entre llanuras, campos de cultivo y valles hace que la belleza de este recorrido sea inigualable.

Además, hay un nuevo proyecto que te va a poner las cosas muy fáciles si tu objetivo es descubrir esta comarca. Al Ballut es una ruta de cicloturismo, pensada para hacerla como más te guste: bikepacking, por carretera o por montaña.

Este proyecto plantea una ruta ya creada previamente por lo que solo tendrás que preocuparte de mirar el mapa. Una auténtica maravilla para aquellos amantes del cicloturismo que no tengan mucho tiempo para planificar la ruta. Eso no va a ser una excusa porque ya te lo van a dar hecho.

Lanzarote y La Graciosa

Si lo que quieres es irte al paraíso sin alejarte demasiado de casa, la decisión es muy fácil, cualquiera de las Islas Canarias. Pero, ¿por qué proponemos Lanzarote y La Graciosa con todas las islas que hay? Muy sencillo. Son islas con unos paisajes asombrosos, en las que el desnivel no es excesivo y las carreteras y caminos son ideales para recorrerlos en bicicleta.

Empezamos hablando de Lanzarote. Isla volcánica, con el parque natural del Timanfaya y una carretera preciosa que atraviesa parte de éste. Otro de los destacados de la isla son las playas. No hace falta que te vayas al Caribe para encontrar agua salada de ese color azul intenso, ni con esa claridad.

Además de todo lo que acabamos de mencionar, hay algo que te va a sorprender todavía más. Como ya sabes, moverte en bicicleta implica moverte despacio, a un ritmo que te permite observar todo lo que está sucediendo a tu alrededor. Lanzarote no es una isla muy grande, necesitarás entre tres y cinco días para darle la vuelta completa.  A pesar de su tamaño, conforme vas avanzando kilómetros, no vas a dejar de sorprenderte con el continuo cambio de paisajes.

La otra isla es La Graciosa. Es muy pequeña, a ella se puede acceder en ferry desde Lanzarote y, en ese ferry, no tendrás ningún problema para transportar tu bici y las alforjas. Lo primero que sorprende cuando llegas al destino es que no hay carreteras, todo son caminos muy accesibles para la bici. Dar la vuelta completa a la isla son alrededor de 20 kilómetros pero, de nuevo, encontrarás paisajes muy diferentes.

Vía Verde del Aceite

La Vía Verde del Aceite atraviesa parte de la provincia de Jaén y de Córdoba. Los campos de olivos y los diferentes paisajes que vas a encontrar en la ruta también merecen una visita.

Las Vías Verdes son, como su nombre indica, recorridos por los que pasaba la antigua línea del ferrocarril que quedó en desuso y, con el tiempo, se planteó una ruta ciclista, no apta en la mayor parte del recorrido por vehículos a motor. Por lo que no hay que preocuparse por los coches y, tampoco, por la planificación, ya que está señalizada prácticamente en todo momento.

La ruta comienza en Jaén y termina en Puente Genil, con un total de 120 kilómetros. Empezar en Jaén es una auténtica maravilla, merece la pena aprovechar a dar una vuelta por la ciudad antes de dar las primeras pedaladas. Además, que el inicio sea en esta ciudad también facilita bastante la logística.

Una vez que te adentras en la Vía Verde, es increíble pasar con tu bicicleta por los puentes por los que antiguamente iban los trenes, o los túneles o, incluso disfrutar de las antiguas estaciones hoy en día muchas reconvertidas en bares, restaurantes o museos.

Este recorrido, además, atraviesa numerosos pueblos pequeños, como Baena o Luque, muy bonitos y con mucha historia. Y otros no tan pequeños, como Lucena o Puente Genil, que también merecen ser parada obligatoria en esta ruta.