Primeras pedaladas: Nueva gravel Canyon Grail
El “Santo Grial” del Gravel
Canyon ha dado un paso adelante presentando su nueva Grail, que siguiendo a línea marcada por su nombre, es el nuevo grial que redefine la categoría y el concepto de Gravel, con geometría específica e innovaciones interesantes como el nuevo manillar Hover, de doble altura y con una zona superior más flexible
En la víspera del temporal que azotó el Mediterráneo, a finales de febrero, Canyon nos llevó a Niza para descubrir su nueva bici de gravel, la Canyon Grail, y probarla por primera vez por las pistas de los Alpes Marítimos que quedan a las afueras de una zona tan glamurosa de la Costa Azul francesa (Niza, Cannes al oeste – donde nos desplazamos para la ruta del sábado – y Mónaco al este).
Lo mejor de estas presentaciones, además de ver mundo y poder montar en bici en lugares en los que, seguramente, de otra forma no lo haría, es que podemos hablar directamente y recibir de primera mano las impresiones y los motivos que llevan a los ingenieros y jefes de producto a diseñar una bicicleta o componente de uno u otro motivo.
Luego, al poder usar la bicicleta en su terreno, podemos trasladaros a vosotros, los lectores, las impresiones que nos causa esta bicicleta y si la teoría que nos explican se traslada a la práctica.
Te puede interesar...
Ciclocross y gravel: te explicamos las diferencias
Y la nueva Canyon Grail es una de esas bicicletas que requiere mucha teoría. Para empezar porque con ella Canyon ha tratado de marcar los parámetros de lo que debe ser el Gravel y concretamente una bici de Gravel.
Lo ha hecho en su diseño del cuadro, en la elección de la transmisión (como veremos más adelante) y en la elección y diseño de algunos componentes tan marcados como la tija y, especialmente, el manillar. Porque cuando ves la Canyon Grail por primera vez inevitablemente se te van los ojos al manillar Hover
Canyon Grail, definiendo el Gravel
Pero vamos a empezar por el principio. Canyon partió de una premisa que era la necesidad de definir el concepto de “bicicleta de Gravel” y separarlo de las otras modalidades de ciclismo existentes, para así dar respuesta a las necesidades específicas de esta modalidad y que las bicicletas de otras categorías no pueden dar.
Para ellos había una cosa clara, y es que el ADN de una bicicleta de Gravel sigue proviniendo de la carretera, pero necesita una geometría propia, independiente también del Ciclocross. De hecho, el objetivo de la marca con la nueva Grail ha sido separar lo máximo posible el Gravel del CX hasta conseguir una categoría nueva, con sus características propias.
Por ello, si hay algo que llama la atención en la nueva Canyon Grail, además del manillar, es la transmisión, que se mantiene con un sistema de doble plato Shimano en configuración “compact” y al que acompaña un cassette trasero con una corona máxima de 34 dientes. El motivo es evidente, con un 34-34 podremos escalar cualquier muro que se nos ponga por delante, tanto en carretera (compensando el mayor rozamiento de las cubiertas) como en montaña, donde en este caso nos benefician los neumáticos respecto a una Mountain Bike.
Y aquí entra en juego, por fin, el Hover Bar, el novedoso manillar que acaparaba las miradas. Canyon definió su desarrollo como un proceso revolucionario para el que cambiaron la perspectiva. En lugar de apostar por las puntas más abiertas y con menos curva, mantuvieron la forma convencional pero con un área flexible en la parte superior que, además de ser más cómodo, eleva también la postura del ciclista sin necesidad de incluir espaciadores en el tubo de la dirección (elementos que generan tensiones en el propio tubo y en la horquilla), mientras que la curva y la parte baja aumentan su rigidez, siempre comparado respecto a un manillar convencional.
La explicación ofrecida es que cuando subimos por un camino no asfaltado, el Hover Bar nos permite llevar una posición erguida y cómoda además de que absorbe buena parte de las vibraciones y baches que se transmiten por la rueda delantera, de manera que no gastemos fuerzas innecesarias por una excesiva rigidez de la parte frontal. Sin embargo, cuando comenzamos el descenso, tanto por pistas como en asfalto, sí que necesitamos esa rigidez para tener el mayor control posible de la bicicleta, especialmente en las curvas, y evitar torsiones innecesarias.
El resultado es que, con un extra de peso de 120 g (respecto a un manillar y potencia convencional) más obtenemos una flexión vertical 7 veces superior a la del H31 Ergockpit (en el mismo agarre). Una configuración más ligera que otros sistemas de suspensión probados en bicis de Gravel y además está exento de mantenimiento. También añade un punto de apoyo para el dedo pulgar y los músculos de la eminencia tenar (parte de la palma junto al pulgar) en los descensos.
Te puede interesar...
Entrevista a David Toledo (Country Manager Canyon Bicycles)
Otro aspecto clave en el desarrollo de la nueva Canyon Grail han sido los llamados “Floating Points”, básicamente el conjunto rueda+neumático. Canyon ha desarrollado el conjunto con Schwalbe para buscar un mayor ancho de ambos. Las llantas más anchas permiten usar neumáticos de mayor volumen, y al ser Tubeless Ready se pueden llevar con presiones más bajas, lo que ofrece un punto extra de confort en asfaltos rotos o fuera de ellos.
El estándar de las Canyon Grail son neumáticos de 40 mm con unas llantas de, mínimo, 22 mm de ancho interno. Para que todo encaje en la bicicleta, el cuadro ha de admitir pasos de rueda superiores a los que se utilizan en carretera e incluso en ciclocross, hasta 42 mm en el caso de la Grail, lo que supone una nueva diferencia de segmentos.
Schwalbe y Canyon han trabajado en los neumáticos G-ONE Bite para adaptarse a estas medidas y necesidades específicas, buscando una goma que ofrezca buena tracción en terrenos sueltos y muy poco rozamiento a la hora de rodar en asfalto. Pero lo más importante es el trabajo realizado en los flancos para poder rodar con bajas presiones sin que la llanta sufra daños al rodar por piedras y zonas rotas y sin que haya peligro de excesos de flaneos laterales o destalonamientos.
Como te contaré más adelante, la primera toma de contacto fue en un constante barrizal, aun así, pude comprobar algunas de estas características.
Otro aspecto bastante importante de la nueva Canyon Grail y su aplicación al Gravel es el uso de la tija VCLS 2.0 de Canyon. Una tija de fibra de carbono diseñada por láminas y con un diseño doble, cuyo objetivo principal es ofrecer un gran confort en marcha sin perjudicar el rendimiento.
El conjunto de tija y anclaje logra un 15% más de flexión vertical respecto a una tija convencional sin que por ello se modifique el ángulo del sillín. Es decir, obtenemos una microsuspensión que nos quita vibraciones y pequeños baches sin que la punta del sillín suba o baje, sino que simplemente se desplaza unos milímetros adelante o atrás, por lo que su trabajo no interfiere en el pedaleo. Simplemente notamos la comodidad.
El sistema de anclaje elegido en este caso es muy importante, ya que al bajarlo respecto al tubo horizontal se gana más curvatura efectiva de flexión de la tija; al funcionar con un único tornillo es ligero pero efectivo y al utilizar una junta de goma que rodea la tija en el interior del tubo es menos agresivo y evita la entrada de agua y suciedad.
Un último punto que define el Gravel y a la Canyon Grail como una bicicleta para esta modalidad es el uso exclusivo de frenos de disco. Con un funcionamiento superior en condiciones meteorológicas adversas y en tramos “off-road”, también ofrecen una mayor rigidez de la horquilla y el triángulo trasero al utilizar ejes pasantes. La nueva Canyon Grail sólo está disponible con este sistema de frenos.
Los 3 puntos de control y la geometría de la Canyon Grail
La posición de conducción, o Cruise Control, de la nueva Canyon Grail ha sido desarrollada bajo 3 puntos de control que hacen referencia a los agarres y trabajo del Hover Bar. No centrándose sólo en la flexibilidad que ofrece su parte superior, sino que el diseño está pensado para que la posición en las manetas sea la misma que en un “cockpit” convencional.
Lo mismo sucede con la zona media de la curva, que además del apoyo para pulgar y palma (que disminuye la presión a la que se somete la mano), la maneta del freno permanece a la misma distancia y con el mismo alcance. La parte baja, con un ligero ángulo de 7,5º, permite un agarre cómodo, rígido y aerodinámico para soportar las tensiones de un sprint o si rodamos fuerte contra el viento.
Otro aspecto diferencial de la nueva Grail de Canyon es la Gravel Pro Geometry, que en este caso ha sido desarrollada a partir del manillar Hover, ya que al no tener un tubo de dirección convencional obliga a un nuevo criterio para establecer el Reach y el Stack de una bicicleta como ésta. Para ello Canyon ha recurrido al Stack&Reach+ en el que el punto de medición se encuentra en la parte superior del manillar en lugar del tubo de la dirección.
Te puede interesar...
Límite 2.500 €: Canyon Ultimate CF SL Disc 7.0
Para ello se ha buscado alargar la distancia entre ejes de la bicicleta, para ofrecer una mayor estabilidad, acortando factores como la potencia y el alcance del manillar (postura más erguida que implica mayor comodidad). El resultado obtenido sigue siendo una geometría deportiva similar a la de la Canyon Endurace, con la diferencia de que la diferencia de altura del sillín al manillar (parte superior) es de 10 mm en el caso de la Canyon Grail, por lo que la postura es ligeramente más cómoda pero sin perder un toque deportivo si nos agarramos en la parte baja del manillar.
El objetivo ha sido ofrecer una geometría cómoda para recorrer largas distancias sin perder una imagen agresiva cuando nos agarramos a la parte media y baja del manillar.
Esta posición también nos permite afrontar los cambios de tipo de terreno con total precisión y fiabilidad. La geometría de la nueva Canyon Grail está optimizada para usar el Hover Bar, con una longitud de potencia que va desde 60 mm (talla XS) hasta 105 mm (talla 2XL) con una inclinación de -15º. No obstante, el Hover Bar todavía puede modificarse en altura en 15 mm.
La nueva bici de gravel de Canyon está disponible en 7 tallas de cuadro diferentes (de 2XS a 2XL) y al igual que sucede con otros modelos de Canyon, las tallas más pequeñas (XS y 2XS) equipan ruedas de 650B en lugar de 700 para mantener las mismas dosis de agilidad y manejabilidad en cada talla.
Últimos detalles y datos de la Canyon Grail
A pesar de la robustez que necesita una bicicleta como la Canyon Grail, el cuadro es sorprendentemente ligero, con unas cifras de peso dignas de bicicletas de competición. El cuadro CF SLX pesa sólo 830 g, mientras que el CF SL son 1.040 g. Otros datos interesantes son los ejes de 12 mm en ambas ruedas, el protector de vaina y de pedalier integrados en el cuadro (no hace falta recurrir a neoprenos, pegatinas u otros sistemas) y el ruteado interno de los cables que minimiza al máximo la fricción.
El hecho de buscar la mayor ligereza posible en el cuadro es para favorecer al ciclista a la hora de subir. Es un factor importante y Canyon ha logrado el cuadro Gravel más ligero del mercado.
La familia Canyon Grail estará formada por 6 modelos diferentes, siempre con transmisión Shimano (Ultegra Di2, Ultegra y 105), compatible con el sistema ETube Di2, con 4 acabados diferentes de color (uno de ellos exclusivo para el acabado femenino WMN, el Copper Red). El rango de precios está entre los 2.199 € y los 4.599 €.
Canyon Grail es una bici para viajar
El último aspecto que vimos en la presentación fue la capacidad de carga de la que hace gala la Grail. Canyon, en alianza con Topeak, ofrece un set completo de “bike-packing” para recorrer largas distancias con esta bicicleta.
Al tener un cuadro de fibra de carbono es complicado montar alforjas con tornillos al cuadro u horquilla, pero esto se suple con una mochila de gran capacidad en la tija del sillín, otra bolsa debajo del tubo horizontal (que se engancha con velcros y que incluye adhesivos protectores para el carbono) y una bolsa para el manillar (que se sujeta a la parte media, no a la superior). Lo que sí admite es el montaje de guardabarros en los tirantes.
De la teoría a la práctica: Primeras pedaladas con la Canyon Grail
Pero después de una tarde completa con la presentación teórica llegaba el momento de la práctica, de hacer kilómetros con la nueva Canyon Grail sobre el terreno variado de las estribaciones alpinas que rodean la Costa Azul. Si he comenzado el artículo destacando la meteorología ha sido porque, para bien o para mal, fue un factor diferencial en esta primera toma de contacto.
Aunque lo peor estaba por llegar, la zona llevaba sufriendo lluvias de mayor o menor intensidad, durante varios días. Además, empezaba a llegar aire frío con algo de viento, lo que obligó a Canyon a cambiar su recorrido inicial y pasar al plan B en una zona algo más costera y al sur (en Cannes). Desde la noche del viernes la lluvia había sido incesante y el sábado amaneció con mucha agua y algo de frío.
Desde el principio de la ruta abandonamos el asfalto para entrar en los caminos de tierra arcillosa de esta zona. Sin embargo, con tanto agua como había, el suelo era incapaz de absorberla y en muchas se habían transformado en completos barrizales. A priori no era el mejor terreno para probar unas “ruedas finas” y sí más propicio para saltar a la gama de Mountain Bike.
Sin embargo, he de decir que me sorprendió mucho el excelente trabajo hecho con las cubiertas Schwalbe, que a pesar del bajo perfil del taqueado ofrecieron muchísima tracción en todo momento, sin derrapar incluso al ponerse de pie en tramos ascendentes y con un buen agarre en los descensos, algo que dado el terreno fue bastante de agradecer.
En los tramos de asfalto apenas se notó el lastre que suponen. Es cierto que no ruedan exactamente igual que unos neumáticos específicos de carretera a 7 BAR de presión (yo llevaba 2.2 delante y 2.5 detrás), pero se rueda bastante cómodo con ellos. Hay que pensar que una bici de Gravel no es la mejor para buscar velocidades medias de vértigo en asfalto.
La premisa de la que parte la Canyon Grail, de ofrecer una posición de conducción cómoda y efectiva, se cumple. Agarrado a la parte superior del manillar adoptamos una postura erguida y confortable. Además, se nota el trabajo de flexión que hace el Hover.
Quizá estéticamente no es lo más atractivo del mundo, pero cuando pedaleamos por pistas de tierra con piedras o en zonas de asfalto rugoso se agradece. Lo mismo sucede con la tija VCLS 2.0, cuyo trabajo sordo no lo notamos hasta que nos damos cuenta por dónde estamos rodando, con qué tipo de bicicleta y cubiertas lo estamos haciendo y que, sin embargo, no acusamos dolor en nuestras posaderas o cansancio en las lumbares.
El recorrido preparado por Canyon incluía bastantes metros de desnivel positivo acumulado, casi todos por pistas sin asfaltar. En estas subidas pude comprobar lo que os decía al principio de la transmisión, con la configuración 34-34 en una bicicleta de Gravel no hay cuesta que se ponga por delante y que todo mejora si encima vas cómodo sobre la bicicleta. En los descensos el terreno no estaba para muchas bromas, había que ir con precaución. Aun así, resultó bastante divertido.
El diseño de doble altura y sujeción del Hover me resultó bastante cómodo. Yo sí que podía aprovechar el punto de apoyo extra de la mano para descansar, aunque también hubo compañeros de la prensa que dijeron que necesitaban un poco más de adaptación. Sea como sea, en el descenso, al agarrarnos de la parte intermedia o de los escaladores, no se notaba un exceso de flexión o pérdida de sensibilidad en las trazadas. Es cierto que el uso del Hover requiere de algo de tiempo para adaptarse a la nueva imagen y agarres, pero una vez puesto en materia te acostumbras y se agradece.
Gracias a la postura cómoda y la seguridad de los frenos de disco, las bajadas se hacen bastante bien. Donde piensas que podrías pasar apuros te diviertes y descubres nuevas sensaciones de conducción. Alejadas de las trazadas habituales en una carretera, pero también alejadas de las que harías en esos mismos caminos con una Mountain Bike. La Canyon Grail ha llevado su re-definición del Gravel hasta lograr una conducción diferente a lo que teníamos hasta ahora.
Después de más de 4 horas de ruta por los Alpes Marítimos, bajo un aguacero constante y con barro en todas las partes de mi cuerpo, se me queda la duda de cómo se habría comportado la Canyon Grail en seco. La verdad es que en un terreno delicado me ha sorprendido por su buen compromiso y agarre. Quizá podría haber rodado más rápido, quizá podría haber bajado a más velocidad, pero a lo mejor no me habría divertido tanto.
Esta sensación la compartimos toda la prensa internacional que cubrimos el evento. Todos acabamos igual, mojados hasta los huesos, con frío y barro que tardamos tres días en quitarnos, pero una sonrisa de oreja a oreja y comentando la ruta del día mientras degustábamos un poco de la gastronomía francesa. A unos nos había gustado más el manillar, otros seguían algo reticentes, pero todos coincidíamos en que es una gran apuesta de Canyon, un paso adelante y una innovación que habrá que tener en cuenta.
Por nuestra parte, estamos deseando tener la primera unidad de prueba de la nueva Canyon Grail para poder rodar con ella en los caminos y carreteras habituales y poder, de esta manera, comprobar una vez más que han logrado una bicicleta diferente para una modalidad ciclista distinta. Con cosas de carretera y cosas de Ciclocross, pero diferente a su vez. Es Gravel, es Grail.
No te pierdas nada
¿Quieres estar al tanto de todas las novedades de Maillot Mag?
Suscribete a nuestro newsletter para no perderte el mejor contenido relevante, novedades, opinión, podcast, etc.