Ciclocross y gravel: te explicamos las diferencias
Bicis de carretera rodando por senderos y pistas. Esa sería una definición muy simple, quizá demasiado, pero muy gráfica de lo que son las bicis de ciclocross (CX) y gravel. Ambas disciplinas gozan de un éxito creciente entre los aficionados al ciclismo, gracias en gran medida a los ciclistas pluridisciplinares de los últimos años. Están a medio camino entre el ciclismo de montaña y de carretera, pero ni siquiera dos gotas de agua son exactamente iguales. Y eso es lo que pasa con el ciclocross y el gravel, parecidas sí, pero no son lo mismo.
Incluso algunas marcas de bicis, hasta no hace mucho tiempo, no tenían bien definida la línea que diferencia el ciclocross del gravel, y navegando por sus páginas webs te encontrabas modelos idénticos en una y otra categoría. Algo que, por suerte, ya no sucede. Y es que, como decíamos, las diferencias entre una y otra disciplina son sustanciales.
Te puede interesar: Debate: ¿El gravel es como el Mountain Bike de los 90?
Ciclocross: épica competitiva
El ciclocross, por definición es una disciplina competitiva que nació a principios del siglo XX. Consiste en dar un determinado número de vueltas a un circuito con tramos de asfalto, senderos, barro (aunque, por culpa del cambio climático, cada vez menos...) y con una serie de obstáculos (naturales o artificiales) que obligan al ciclista a bajarse de la bici para sortearlos... aunque no siempre, hay ciclistas muy habilidosos. Son carreras rápidas, de corta duración y muy explosivas.
Para rodar en esas condiciones, por lo tanto, las características de las bicis de ciclocross (CX) son un tanto particulares y diferentes de los modelos de bicis de carretera a los que estamos acostumbrados:
- Van equipadas con neumáticos más anchos y con un dibujo mucho más marcado
- Los brazos de la horquilla están más separados para que la acumulación de barro no interfiera en el rendimiento. Recuerda que el ciclocross es competición.
- La altura del eje del pedalier es más elevada, precisamente para evitar golpes con los obstáculos.
La geometría de los cuadros de ciclocross es muy parecida a la de las bicis de carretera de competición, el ciclista adopta una posición bastante exigente, aunque la distancia entre ejes es menor de lo habitual en ciclismo de carretera, así como una longitud de vainas cortas, con el fin de buscar un comportamiento ágil y rápido.
El peso tanto del cuadro como de los componentes es muy importante, para facilitar la maniobra de cargar la bici al hombro o mantenerla en vilo mientras se sortean obstáculos. Los componentes utilizados en bicis de ciclocross, por lo tanto deben cumplir con todos los requisitos necesarios para ofrecer al ciclista la mayor fiabilidad posible en condiciones muy exigentes
La transmisión utilizada más habitual, por lo tanto, será monoplato (menos problemas mecánicos, menos piezas, menos peso). En un principio, se utilizaban frenos cantilever para evitar la acumulación de barro, pero éstos han ido dejado paso a los frenos de disco, que actualmente son mayoría en todas las parrillas de salida.
Otra característica de las bicis de ciclocross es que el manillar es más estrecho de lo habitual, para una mejor maniobrabilidad en las curvas cerradas de los circuitos y se usan pedales de MTB, fáciles de utilizar aún con la suela de las zapatillas llenas de barro.
Te puede interesar: Gravel: ¿Plato único o doble plato?
Ciclismo gravel: kilómetros sin límites
El ciclismo gravel es una disciplina más recreativa, cuyo objetivo es acumular kilómetros sin límites de ningún tipo, ya sea por el tipo de carretera, senderos, carreteras rotas, o por el número de kilómetros. Si bien es cierto que los eventos competitivos de 'gravel race' crecen año tras año, y ya contamos incluso con un Campeonato del Mundo auspiciado por la UCI.
Ambas disciplinas tienen en común el ancho de sus neumáticos y el dibujo marcado -con un rango más amplio en el caso del gravel-, así como el sistema de frenos de disco y el ancho de los brazos de la horquilla para buscar su efectividad al rodar por carreteras o caminos de cualquier tipo y ante cualquier condición (caminos con barro, carreteras con grava...)
Pero si sabemos dónde mirar, las bicis de gravel tienen unas características muy claras que las diferencia del ciclocross.
La geometría de los cuadros de las bicis gravel deben proporcionar una postura cómoda al ciclista, para poder pasar muchas horas y kilómetros sobre ellas, por lo tanto dicha posición es más erguida, con unos ángulos y medidas más relajadas. Podemos hablar por tanto de una geometría muy similar a la que se utiliza en las bicis 'Gran Fondo'. Aunque con el auge de las competiciones de gravel, ya estamos comenzando a ver bicicletas específicas para esta disciplina.
En cualquier caso, la longitud de vainas y la distancia entre ejes sigue siendo mayor que en el ciclocross para proporcionar estabilidad y control a altas velocidades. Algo que también se consigue desde el manillar de las bicis gravel, ya que en su parte más baja, el manillar es más abierto. El objetivo es proporcionar un mayor control de la bici en zonas técnicas.
En cuanto al tipo de transmisión que se suele utilizar, esta disciplina es más flexible, más al gusto del ciclista y por lo tanto nos podemos encontrar transmisiones de uno o dos platos. Sin olvidar los numerosos modelos 'eléctricos' que ya existen en el mercado del gravel.
Un ámbito, el de las e-gravel, que abre un inmenso abanico de posibilidades para los amantes del cicloturismo o 'bikepacking'. En este aspecto, además, encontramos otra de las diferencias sustanciales con las bicicletas de ciclocross; estas últimas carecen de anclajes y roscas en el cuadro, más allá de los portabidones. Mientras que la mayoría de las bicicletas de gravel (salvo las enfocadas claramente al 'gravel race'), suelen ofrecer la posibilidad de montar portabultos de todo tipo y guardabarros.
¿Quieres estar al tanto de todas las novedades de Maillot Mag?
Suscribete a nuestro newsletter para no perderte el mejor contenido relevante, novedades, opinión, podcast, etc.