5 reflexiones sobre el Campeonato del Mundo de gravel

Gianni Vermeersch se alzó este domingo con la victoria en el primer Mundial de Gravel, seguido de Daniel Oss y Mathieu van der Poel. Pero... ¿respondió la carrera a las expectativas? ¿Qué aspectos se podrían mejorar de cara al futuro?
5 reflexiones sobre el Campeonato del Mundo de gravel
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Autor Maillot Víctor Marcos
Autor de la fotoUCI/Michal Cerveny/Scott Spain

Fecha de la noticia 10/10/2022


Han corrido ríos de tinta desde que se supo la noticia de la organización, por parte de la UCI, del primer Campeonato del Mundo de gravel este 2022. Un hito histórico dentro del mundo del ciclismo, que también ha originado multitud de debates previos, como el que tuvimos en nuestro último poscast 'La Semana', y que puedes escuchar en este enlace.

Pues bien. El día llegó. Este pasado domingo. Y desde MaillotMag creemos que es el momento de analizar lo sucedido y reflexionar acerca de lo que vimos a través de las pantallas en este primer Mundial de gravel. Ahí van nuestras conclusiones, con el ánimo de compartirlas con todos vosotros y que nos aportéis también vuestro punto de vista.

1. Ganador lógico, pero no esperado

El belga del Alpecin, Gianni Vermeersch, fue sin duda el más fuerte de la carrera, encontrando la recompensa en ese primer maillot arcoirís de la disciplina del gravel. Vermeersch abandonaba la disciplina del grupo de favoritos a falta de unos 60 km para el final, en compañía del italiano Daniel Oss, para acabar soltando a éste a 5 km de la conclusión y plantarse solo en la meta de Cittadella.

Los dos, ampliamente curtidos en carreras de ciclocross y con experiencia en eventos del mundo gravel, supieron aprovechar la vigilancia existente entre los grandes favoritos, como Van der Poel (a la postre, medalla de bronce), Sagan y compañía, que cuando quisieron dar cuenta, no pudieron cerrar el hueco. El terreno favoreció siempre a los dos de cabeza, complicando mucho las tareas de persecución desde atrás.

Por cierto, en el Top-10, predominio de 'carreteros' sobre 'graveleros', como era de esperar.

2. Sin desnivel, pero con ciertas dificultades técnicas

Y es que, no es lo mismo perseguir en carretera... que perseguir por pistas o caminos. Una de las principales críticas previas y más habituales a la celebración de esta prueba era su escaso desnivel acumulado, de apenas 800 metros. Pero la variedad de terrenos (pistas de terreno compacto, caminos rurales e, incluso, algún que otro single-track) impuesta por los organizadores dejó claro que la dificultad técnica de muchos tramos se iba a imponer a la hora de hacer la selección.

Si a ello le sumamos la inexistencia de comunicaciones por radio en carrera y la incapacidad de llegar a acuerdos por detrás, las posibilidades de triunfo tanto de Vermeersch como de Oss siempre fueron muy elevadas... dejando la carrera 'sentenciada' desde lejos.

3. Selecciones nacionales, intereses individuales

Este mundial, como el de ruta, se corría por selecciones nacionales... si bien las estrategias que se plantearon en casi todo momento fueron individuales. Y cuando se dio algún tipo de movimiento conjunto en los kilómetros finales fue, cuanto menos, contradictorio... como esos instantes en que De Marchi y compañía se pusieron tirar en bloque desde atrás, teniendo a su compatriota Oss escapado por delante y con muchas posibilidades de victoria.

Una carrera de gravel, dada la propia dificultad del recorrido, no es tan fácil de controlar por un equipo o selección como en el caso de la carretera. Por tanto, el hecho de que se corra por selecciones es algo meramente anecdótico.

4. Grupos de edad, categorías... y caos en carrera

La confluencia sobre el mismo trazado de diferentes grupos o categorías de participantes provocó situaciones un tanto caóticas y peligrosas, ya en el circuito final de Cittadella, sobre todo cuando la cabeza de carrera comenzó a doblar grupos de corredores en zonas especialmente complicadas, algo que sin duda benefició a los dos de cabeza.

Los circuitos finales pueden estar muy bien, sobre todo, de cara al espectador 'a pie de cuneta', pero cuando se corre el riesgo de que se generen doblados, aparte de producir confusión, el resultado final de la carrera puede verse afectado sensiblemente.

5. Cobertura televisiva mejorable

Lo comentábamos en nuestro último podcast 'La Semana': y es que estábamos seguros de que si se puede retransmitir con eficiencia una carrera tan complicada como la Paris-Roubaix, el mundial de gravel no iba a suponer ningún problema para la televisión en este sentido.

Pero, sin ser una mala cobertura, se demostró que la complicación es mucho mayor que en el caso del 'Infierno del Norte'. Las dificultades para situar a cada grupo en carrera, e identificar a sus componentes, fueron constantes, además de no poder contar con referencias de tiempo fiables en muchos momentos. Algo a mejorar, sin duda, de cara a futuras ocasiones.

Al fin y al cabo, se trata de una disciplina diferente, con necesidades de cobertura televisiva diferentes.

¿Todos estos 'peros' se traducen en que el evento ha sido un fracaso? Ni mucho menos. El Mundial de Gravel ha logrado suscitar interés por esta 'nueva' disciplina del ciclismo en sectores más allá del ciclismo tradicional, y eso ya es un gran éxito.

Pero si es cierto que, desde nuestro punto de vista, se tendrán que ir ajustando y mejorando numerosos problemas -como algunos de los que hemos enunciado anteriormente- para asegurar la viabilidad de la competición y aumentar el interés de los aficionados por ella.

Por suerte, el gravel es mucho más que una competición o un mundial, es una forma de entender el ciclismo, que nunca se va a perder.

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