Test: Probamos la Orbea Terra H30: cuadro de aluminio más económico y polivalente
Un gravel asequible, aventurero y versátil
Tras haber tomado contacto con la última generación de la Orbea Terra M en la primera edición de la Orbea Gravel Rioja Alavesa, el pasado otoño, tocaba subirse a su compañera de catálogo con cuadro de aluminio. Una propuesta formada por tres asequibles montajes, el superior de los cuales -Terra H30- se ha convertido en nuestra bicicleta de gravel de 'cabecera' de las últimas semanas.
Ya dijimos entonces que la plataforma Terra constituye una de las más versátiles, dentro del universo gravel. Y la Orbea Terra H30 no hecho otra cosa que confirmar esta opinión, con el valor añadido de ofrecer un conjunto de componentes muy eficaz y un precio final contenido.
Ambas versiones, carbono y aluminio, comparten geometría, cableado interno desde la dirección, pasos de rueda de 45 mm con ruedas de 700C (y hasta 50 mm con ruedas de 650b) y la posibilidad de montar transmisiones 1X o 2X. A partir, de ahí, la Terra H cuenta con su propia personalidad.
Muy parecidas... ¿O no tanto?
El 'alma de la bici', como nos gusta decir en los BikeCheck, está formado por un cuadro de aluminio hidroformado y triple conificado, resuelto con unas preciosas y robustas soldaduras en las uniones de los tubos. Unos tubos que, en el caso del diagonal y horizontal, modifican su forma en la zona de unión con el tubo de dirección, mejorando la solidez de la zona.
Curiosa también es la caída que adopta el tubo horizontal, antes de llega a la zona del cierre del sillín, 'anticipando' la bajada hacia los tirantes traseros, y que la aporta a la Terra H una estética singular.
Dentro esa estética, la horquilla Terra ICR de fibra de carbono se ha convertido ya en una seña de identidad para las bicicletas de gravel de la casa Orbea. Un diseño que, además de aportar estabilidad y control en el tren delantero, ofrece un puntito de flexión y absorción de las irregularidades del terreno que siempre es de agradecer.
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Decíamos líneas atrás que la Terra H comparte geometría con su hermana de carbono, la Terra M. Recordemos algunos de sus números comunes, en talla M: un tubo superior de 558 mm, un ángulo de dirección a 71 grados, un ángulo de tubo de sillín a 73,5 grados y una pipa de dirección de 152 mm.
Ahora bien, la Terra H cuenta con algunos rasgos propios, como unas vainas traseras un 1 cm más largas -pasamos de 420 a 430 mm-, lo que se traduce en una distancia entre ejes mayor -de 1.029 a 1.039 mm-, así como un tubo de sillín nada menos que 2 cm más largo -pasando de los 471 mm de la Terra M a los 491 mm de la Terra H-. ¿Resultado? Pues que nos encontramos con una bicicleta, a priori, más estable y menos reactiva, donde prima el carácter aventurero por encima del estilo racing.
Una sensación que se acentúa, además, cuando nos agarramos al manillar OC GR 31de doble altura, con un centímetro y medio adicional sobre el OC GR 30 que suele montar de serie la Terra M. La potencia OC RP 21 de la Terra H, además, cuenta con una angulación más abierta que la OC RP 10 de los modelos de carbono, por lo que la sensación de una posición más erguida es totalmente palpable.
Por cierto, que a pesar de que la Terra H venga montada con el 'cockpit' mencionado, a través del programa de personalización MyO, podemos encontrar diversas alternativas para adaptar la bici a nuestro gusto, antes de que nos llegue a casa a o a la tienda.
Completando casi el póker de componentes periféricos marca de la casa, mención especial para la tija de sillín OC Carbon de 27,2 mm. Sencilla, bonita, con buena factura y que se complementa a la perfección con la horquilla del mismo material a la hora de minimizar las imperfecciones de los caminos, las pistas o las carreteras.
Shimano GRX y Vittoria, compañeros de clase
Si hace unos años nos dicen que vamos a poder rodar por una pista de tierra o un camino, a elevada velocidad, y trazar curvas con plena confianza, llevando unos neumáticos como los Terreno Dry de Vittoria, de apenas 38 mm de ancho, nos hubiera costado creerlo.
Y es que, el trabajo de desarrollo realizado por las marcas de neumáticos -no sólo Vittoria- en el segmento del gravel en los últimos tiempos ha sido espectacular, tanto a nivel de compuestos de goma como a nivel de diseños de banda de rodadura, por no hablar de resistencia ante los pinchazos.
Este Vittoria Terreno Dry es un buen ejemplo de ello, aún tratándose del escalón más bajo de la gama. Nada de Grafeno por aquí. Eso sí, personalmente, hubiera preferido un poco más balón -40 mm mínimo- para poder jugar con más holgura a la hora de adaptar las presiones a la ruta de cada día. En cualquier caso, os recordamos que en la Terra H podemos montar neumáticos de hasta 700x45C.
Cerramos el capítulo del 'calzado' mencionando las ruedas, unas sencillas Rodi de aluminio, con un ligero perfil externo de 28 mm -más estético que otra cosa- y un ancho interno de 21 mm que no nos termina de convencer mucho, sobre todo si estás pensando en meter neumáticos más anchos en el futuro. En cualquier caso, y a pesar de no ser especialmente ligeras, su funcionamiento es más que correcto... a la espera de poder 'degustar' algunas de las nuevas ruedas Oquo en los montajes gravel de Orbea.
Centrándonos, por fin, en la transmisión, nos encontramos con un 'full GRX' de 11 velocidades compuesto por platos/bielas y manetas de la serie RX600, cambio y desviador RX810, y un casette trasero de 11-34 dientes, que en combinación con el 46/30 de plato se antojan más que suficientes para rodar rápido... o despacio, depende del terreno, pero siempre con la cadencia adecuada.
No nos cansaremos, nunca, de elogiar suficientemente estas manetas del sistema GRX de Shimano, así como el accionamiento de los frenos -en este caso, unos sencillos RX400 con discos de 160 mm- que nada tiene que envidiar a la calidad de funcionamiento de versiones superiores. Si acaso, unos gramos menos... que en este tipo de bicicleta poco importa, pero que en la factura final si se nota.