En ese tipo de rampas, y de pie sobre los pedales, la Orbea Terra sacó a relucir su faceta como pausada pero eficiente escaladora gracias, sobre todo, a sus vainas de 420 mm y a un peso que, sin ser 'pluma' -rozando los 9 kg- permite que podamos 'bailar' cómodamente sobre ella o subir sentados sobre el sillín en una postura muy cómoda.
También en esos duros y exigente tramos asfaltados de ascenso -no os asustéis, las pistas son el terreno predominante en todo el recorrido- es donde me di cuenta que iba un poco bajo de presión, un pelín lastrado para mi gusto, y decidí incrementar hasta los 2,5 bar la presión en ambas ruedas nada más llegar al segundo avituallamiento, situado en el kilómetro 51, y donde Orbea tenía habilitado un punto de asistencia mecánica.
Comenzaba a partir de entonces nuestra 'peregrinación' hacia la zona situada más al norte de la Rioja Alavesa, pegada a los farallones rocosos de la Sierra de Cantabria, y donde se atraviesan, sin duda, algunos de los tramos de pista más bonitos y rápidos de todo el recorrido. Incluido, curiosamente, el único 'single track' de la ruta, poco antes de pasar junto al Dolmen de la Hechicera, uno de los muchos vestigios arquelógicos que podemos visitar en la zona.
Un 'single track', en ascenso, donde la Orbea Terra se volvió a mostrar como una eficaz escaladora, comiéndole terreno a algunas de las MTB de 29'' con las que acudieron muchos participantes. Y lo mejor de todo, nos acercábamos al km 80 sin apenas rastro de fatiga corporal -más allá del dolor de 'patas'- en brazos o cuello, a pesar, como decíamos de ir más 'estirados' de lo habitual sobre la bicicleta.
En ese sentido, la horquilla de la Terra se muestra, además de como excelente timón, como un buen filtro para las vibraciones que llegan hasta nuestro cuerpo, labor que se ve complementada por la tija de sillín de carbono de 27,2 mm... y otro factor muy importante, y que no vemos: el laminado del carbono en el tubo de sillín y el eje de pedalier se ha cuidado especialmente en esta nueva Terra, con el fin de hacerla un poco más confortable que su predecesora, sin perder rigidez a la hora de aplicar fuerza sobre los pedales.
Superada la división entre recorrido largo y corto... y donde muchos, sorprendidos por la dureza del terreno, optaron por desistir de la elección inicial, nosotros continuamos disfrutando y sufriendo a partes iguales en la Orbea Gravel Rioja Alavesa, llegando al último avituallamiento, en Villabuena de Álava, concretamente, en las bodegas Luis Cañas, en el kilómetro 87,6... acompañado ya de muy pocos participantes.
Por cierto, que lo de los avituallamientos habilitados en los eventos de Orbea bien merecerían un reportaje gastronómico aparte, ojo con esos sandwiches...
Y así, con los bidones recargados y las presiones de las ruedas revisadas, nos dispusimos a completar los poco más de 20 km que restaban para llegar a Laguardia. Pero qué 20 km... duros, exigentes, picando continuamente hacia arriba... y con un invitado que había estado presente todo el día pero que ahora pretendía ser protagonista: el viento de cara.
Son esos momentos en los que solo queda tirar de paciencia y cabeza, jugar con los desarrollos para ir lo menos atrancado posible (bendito doble plato...) y centrarse en el paisaje que nos rodea. En ese sentido, la Orbea Gravel Rioja Alavesa ofrece estímulos de sobra.
Y más cuando la llegada está situada en el balcón natural de la villa de Laguardia, al que accedemos tras un último rampón asfaltado de algo más de un kilómetro... y nos reciben con una copa de vino nada más cruzar el arco de meta. Tras recuperar el aliento y beber unos cuantos tragos de agua, el vino también cayó... como inmejorable colofón a una espectacular jornada de ciclismo.
Conclusiones
Si lo que Orbea buscaba era una bicicleta de gravel más polivalente y 'todo uso', con la nueva Terra lo ha conseguido. Es probable que no sea la gravel más racing que haya pasado por nuestras manos, ni la más capaz a la hora de realizar largas tiradas de bikepacking, pero para el usuario mayoritario que accede a esta disciplina, la Orbea Terra se muestra solvente en todo tipo de terrenos, desde las marchas o eventos competitivos, hasta las escapadas de fin de semana, gracias a sus roscas para guardabarros y hasta tres portabidones.
Las múltiples opciones que ofrece la gama Orbea Terra, desde los montajes con cuadro de aluminio, con un mayor número de puntos de sujeción ubicados en el triángulo trasero, hasta los confeccionados con carbono OMR y la posibilidad de elegir transmisiones 1x o 2x, hacen de la Orbea Terra una bici de gravel con infinitas facetas.
Mención aparte merece el escenario donde hemos podido probar la Orbea Terra, la primera edición de la Orbea Gravel Rioja Alavesa, un evento al que auguramos un futuro de éxito, pues cuenta con todos los factores para triunfar: un terreno perfecto que parece diseñado para el gravel, con cientos de pistas que surcan los viñedos de la comarca, probablemente, en la mejor época del año posible para disfrutar del paisaje vitivinícola, y con una oferta complementaria de ocio y gastronomía, ideal para toda la familia, como las visitas a bodegas durante la jornada previa o los paseos por el casco histórico de Laguardia.
Nosotros volveremos, seguro.