Viaje Gravel: Siguiendo los pasos de Don Quijote

Una aventura desde Alcalá de Henares a Campo de Criptana

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Autor Maillot J. Daniel Hernández
Autor de la fotoMariano Herranz

Fecha de la noticia 27/07/2021


Un reto, una aventura… un viaje de dos días de gravel que nos lleva desde Alcalá de Henares a Campo de Criptana, siguiendo los pasos de Don Quijote desde el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes hasta el campo de gigantes, digo molinos, más icónicos.

Siguiendo los pasos de Don Quijote

A veces en la redacción nos da por pararnos a pensar y ponernos retos como los que acostumbramos a ver en otros artículos. A veces se trata de propuestas que nos vienen de fuera (¿queréis venir a conocer nuestra zona? Vente unos días a XXXX y os enseñamos las posibilidades que tiene…) pero otras veces somos nosotros mismos los que nos liamos la manta a la cabeza y nos planteamos la aventura en plan “¿se podría ir desde X hasta Y en bici?”.

Y en una conversación así surgió la idea… ¿Por qué no buscamos un recorrido de dos días de gravel que luego nuestros lectores se puedan plantear como un viaje de fin de semana? Y con ello ya estaba plantada la semilla. Vale, no es un “a que no hay huevos” pero es que en realidad tampoco se trata de eso, sino de plantear algo factible para todo el mundo… y atractivo. Algo que añada más incentivos a esta aventura que el simple hecho de montar en bici.

 

Así que comenzamos a devanarnos los sesos para encontrar algo que encajase en nuestras expectativas y que tuviese cierto componente cultural o social que lo hiciese entretenido tanto para el ciclista como para posibles acompañantes. Como Luis Miguel, nuestro director, es un tío muy culto e instruido, y residente en Alcalá de Henares, una de las ciudades con más patrimonio histórico y cultural de España, tuvo una revelación… “¿por qué no hacemos un homenaje a Miguel de Cervantes y su Don Quijote y vamos desde Alcalá hasta los molinos de Campo de Criptana?”.

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Siguiendo los pasos de Don Quijote
Siguiendo los pasos de Don Quijote

Ya teníamos los puntos de inicio y final de la ruta. Y como ya teníamos experiencia con el planificador de rutas de Komoot, empezamos a ver las posibilidades y todas las opciones disponibles. Al componente cultural le añadimos un aliciente más; el objetivo de este viaje sería, además, demostrar que gracias a esta herramienta se puede acometer una aventura de estas características simplemente con tu teléfono móvil (y la app descargada).

Insisto, en ningún momento quisimos perder de vista el objetivo real de este viaje, ofreceros a los lectores una alternativa sencilla y bien estructurada de escapada de dos (o tres) días de gravel; pero mentiría si dijese que en el momento en el que decidimos el inicio y final de la ruta no comenzó un periodo de documentación bastante intenso. Y no sólo en lo que se refiere al aspecto cultural, sino al perfil de la ruta, lugares que sí o sí queríamos visitar, rutas alternativas por si se nos complicaba la jornada (como así pasó), etc.


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Con todos estos ingredientes en la coctelera y los amplios conocimientos del jefe, me dispuse a esbozar una ruta que, salvo sorpresas, debería parecerse mucho al resultado final. Sin embargo, aunque tenía (o teníamos, porque era un trabajo en equipo) algunos conceptos claros (el inicio, el final, algún punto de paso clave…), estábamos abiertos a sugerencias, tanto de amigos nuestros que conocían la zona, como otras que la propia aplicación de Komoot nos ofrecía (recogidas por sus usuarios), como el finalizar la primera jornada en Aranjuez, junto al Palacio Real y en la ribera del Tajo, u otras zonas como el pueblo de Olmeda de las Fuentes o el monumento a los ojos (os lo explico un poco más adelante).

Comienza la aventura

Pero vayamos poco a poco, desde el principio… lo que nos lleva a primera hora de la mañana de un caluroso día de mediados de junio a Alcalá de Henares, declarada Ciudad patrimonio Mundial por la Unesco en 1998 y lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes (el 9 de octubre de 1547, por cierto, como dato curioso decir que en la Casa Consistorial de Alcalá se conserva su partida de nacimiento).

Visitar Alcalá de Henares siempre es un placer, pero por delante tenía un duro día de pedaleo, más de 100 km con 1.000 m de desnivel positivo acumulado. No os dejéis engañar, la primera jornada discurre por la zona llamada La Alcarria madrileña y aunque no cuenta con grandes montañas, es una zona de colinas y constante sube-baja que luego pasan factura en las piernas. De hecho, uno de los mayores desniveles que debemos salvar lo encontramos nada más salir de Alcalá de Henares por el conocido Parque de los Cerros, lo que viene muy bien para calentar las piernas.

Siguiendo los pasos de Don Quijote
Siguiendo los pasos de Don Quijote

La ruta nos llevó a Villalbilla, Valverde Alcalá y Nuevo Baztán, un pueblo con un casco histórico muy pequeño, pero bonito e interesante, gracias a su Palacio de Goyeneche, la Plaza de la Cebada y la Plaza del Secreto. Salimos rápidamente por una carretera con un descenso muy divertido, pero corto, camino de Olmeda de las Fuentes, uno de esos rincones secretos que merece la pena descubrir, un pequeño pueblo que nace en la rivera de un regato del Arroyo Vega y sube por la ladera (prácticamente no tiene ninguna calle que no esté en cuesta) con una interesante y cuidada arquitectura y una cada vez mayor y selecta oferta gastronómica. Un sitio que desde el mirador de la Iglesia ofrece unas bonitas vistas.

Este primer día comenzó a apretar fuerte el calor, y nosotros continuamos nuestro camino por La Alcarria madrileña hacia Ambite, donde paramos a comer en la antigua estación. Pero poco antes de llegar al pueblo descubrimos, gracias a Komoot (bueno, a los usuarios que la han recomendado en la app), una de esas cosas que le dejan a uno intrigado. El mapa nos lo marcaba como Monumento a los ojos, tres pórticos en arco o espadaña separados del camino y la carretera con azulejos repletos de ojos o temática ocular. Un homenaje a este órgano, como diría Iker Jiménez, un poco inquietante.

Detalles por todas partes

Investigando nos encontramos que es obra de un artista de Ambite, el escritor y viajero Federico Díaz Falcón, que también ha escrito un libro con el título Mirando al año 2000. Díaz Falcón levantó este monumento en la década de los años 60 del s. XX y tal y como el mismo ha definido, es el reflejo de una obsesión “por los ojos y por aquellas personas que cuidan y se preocupan por los ojos”.


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Nuevamente en ruta, y después de comer, cogemos la vía verde del Tajuña que aprovecha la antigua vía férrea. Si antes buscamos algunos tramos de carretera y caminos algo más protegidos del sol por árboles, ahora tenemos por delante tenemos un tramo mucho más cómodo, se acabaron los toboganes durante unos cuantos kilómetros y rodamos con desniveles muy suaves (los propios de las líneas de tren, que no superan el 4% ni de ascenso ni de descenso). Es el momento de exprimir las piernas y ver cómo los kilómetros caen con rapidez, pero sin olvidarnos de disfrutar del paisaje. Pasamos por los pueblos de Orusco de Tajuña y Carabaña para llegar a Tielmes.

Siguiendo los pasos de Don Quijote
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En Tielmes, a la vera del río Tajuña, decimos adiós a la vía verde, no sin antes aprovechar para tomarnos unos minutos de descanso en una zona acondicionada con bancos, elementos de recreo y una fuente de agua que, aun sin tratar, sabe a gloria en un día caluroso. Además, el siguiente tramo es nuevamente en ascenso, no con grandes desniveles, pero que después de 60 km ya comienza a pesar. Llegamos a Villarejo de Salvanés, donde además de varias iglesias merece la pena visitar la Torre del Homenaje o Castillo de Villarejo de Salvanés, en perfecto estado de conservación y que se puede visitar.

Aquí podemos coger la M-316, una carretera estrecha, pero sin apenas tráfico, que nos dejará primero en Valdelaguna y luego en Chinchón… En esta carretera podemos volver a exprimirnos y ganarle segundos al reloj, ya que en bici de gravel es muy propicia para ello. Además, poco antes de Valdelaguna tenemos un corto descenso, pero muy divertido y técnico, donde pondremos a prueba nuestra pericia sobre el manillar.

De sol a sol

En Chinchón merece la pena detenerse a ver su plaza mayor, una de las más bonitas de España, al menos eso es lo que dicen, porque lamentablemente el día que llegamos estaba abierta al paso ¡y aparcamiento! de los coches desluciendo el entorno. No obstante, en fines de semana y fechas señaladas sí que queda completamente peatonal y luce mucho más. Chinchón también tiene otros monumentos que podemos visitar, como sus iglesias, conventos, la Torre del Reloj o el castillo (que es propiedad privada y no se puede visitar).

Siguiendo los pasos de Don Quijote

Pero en mi caso el tiempo apremia, si quiero cumplir mi objetivo de llegar a dormir a Aranjuez debo ponerme en marcha. Me quedan casi 20 km hasta el destino final y por el medio nos encontramos con Villaconejos, un pueblo famoso por sus melones (¡la fruta!) y la iglesia de San Nicolás de Bari, que se comenzó a construir en el S. XVI, en el centro del mismo.

El último esfuerzo del día me lleva a Aranjuez, en la rivera del río Tajo, donde llego con las últimas luces del día. Es hora de darse una ducha reconfortante y buscar un sitio para cenar y recobrar fuerzas. Pero antes decidimos hacer una cosa: calibrando el esfuerzo realizado hoy y teniendo en cuenta que hemos variado varias veces la intención inicial, añadiendo o quitando puntos a visitar en función de las fuerzas y el kilometraje, preparamos un poco más a fondo la ruta del segundo día.

Siguiendo los pasos de Don Quijote

Después de valorar algunas alternativas, el resultado que me espera son algo más de 100 km nuevamente, con menos desnivel acumulado y muchas zonas de rodar entre campos de cultivo. Eso sí, al ser un terreno mucho más despejado hay que tener en cuenta que el sol, o el aire, o las dos cosas a la vez, pueden pegar de lo lindo dependiendo de la época del año en la que hagamos esta ruta.

2º día, los molinos nos esperan

Si el primer día anunciaba calor, el segundo día comenzó radicalmente diferente. Después de una buena tormenta durante la noche, la mañana era fresca, casi fría, y bajo una amenaza constante de lluvia. Pronóstico que se cumplió, por cierto. Pero antes, aprovechando que estábamos en Aranjuez, hay que visitar algunos de sus puntos clave, como el Palacio Real y sus jardines (el del Parterre, el de la Isla y el del Príncipe), la Iglesia de San Antonio de Padua y la Plaza de Parejas y de la Mariblanca. Aranjuez tiene mucho más, pero yo tengo que ponerme en marcha si quiero cumplir mi objetivo.

Siguiendo los pasos de Don Quijote
Siguiendo los pasos de Don Quijote

Según salimos de Aranjuez saltamos de la Comunidad de Madrid y nos adentramos en Castilla La Mancha. Es un día en la que es más sencillo circular muchos kilómetros por pistas forestales, sin pisar carretera, y donde las poblaciones cada vez están más espaciadas entre si. Un día de disfrutar, y mucho, del gravel, un día que definimos como “Welcome to the Dirty Mancha” (en clara alusión a la famosa prueba de gravel Dirty Kanza de la que ya te hablamos en nuestro número 11 de la revista digital).


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Este día los primeros kilómetros vuelan… a pesar de la lluvia y el frío (o quizá precisamente por la lluvia y el frío) se rueda bastante deprisa gracias al poco desnivel y el buen estado de las pistas. Desde Ocaña la ruta discurre más o menos paralela a la AP-36 y N-301, aunque lo suficientemente alejada de éstas por momentos que tendremos la sensación de rodar en la más absoluta soledad, algo que se agradece y que le da un punto más de épica a la aventura. Atravesamos Corral de Almaguer y ponemos rumbo a Quintanar de la Orden.

La idea era comer en Quintanar de la Orden, pero el tiempo se nos ha echado encima. Así que, en un momento dado, vemos que La Puebla de Almoradiel está más cerca según la ruta, por lo que introducimos el cambio en Komoot y aunque suponga añadir unos cuantos kilómetros más al final del día, la prioridad en ese momento es encontrar un sitio donde sentarnos a comer y descansar.

Paisajes rurales

Después de haber recuperado fuerzas retornamos el camino a Quintanar de la Orden, donde nos encontraremos una escultura homenaje al ingenioso hidalgo. El camino nos lleva por más pistas forestales rodeadas, principalmente, de campo de cultivo de vid hasta El Toboso, uno de los pueblos más importantes en la cultura “quijotesca”, ya que es el pueblo donde residía Dulcinea, la amada de Don Quijote. En este tramo el viento hace su aparición y supone un reto más, ya que ralentiza ligeramente la marcha. Además, en esta zona hay poco resguardo, por lo que lo tendré golpeándome durante unos cuantos kilómetros.

Después de empaparme un poco más de la cultura y referencias al quijote, pues El Toboso está lleno de referencias en los nombres de sus calles, el Museo Casa de Dulcinea, el convento de las Clarisas, etc., salimos con la vista puesta en nuestro destino final, los molinos de Campo de Criptana.

Siguiendo los pasos de Don Quijote

Desde El Toboso hay una carretera recta, completamente recta, que nos lleva hasta Campo de Criptana, pero la ruta elegida serpentea entre las tierras de cultivo, subiendo y bajando suaves colinas que, a veces, me protegen algo del aire y a veces me dejan expuesto a su merced y deseos. Pero bueno, el viento es algo con lo que hay que contar si pedaleamos en tierras de molinos, antes o después hace su aparición y es mejor saber que tendremos que lidiar con ello.

La llegada a Campo de Criptana es emocionante, lo hacemos desde la zona norte, así que lo primero que encontramos son, precisamente, los molinos. Y nos los encontramos casi sin esperarlos, al coronar uno de los pocos repechos del camino, asomando en el horizonte cercano.

Siguiendo los pasos de Don Quijote
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Debido al cansancio acumulado, la tensión, la luz del atardecer… entiendo que el ingenioso hidalgo pudiese confundirlos con gigantes. Su estampa recia, las inmensas aspas… todo tiene un componente místico que me hace sentir una inmensa alegría por haber completado la aventura y cierta nostalgia porque ha llegado a su fin. Sin duda, una aventura recomendable, apta para hacer en dos días a muy buen ritmo o algún día más y disfrutar de toda la cultura que nos ofrece esta tierra.

Algunas consideraciones finales

Como podéis imaginar, una producción de este tipo nos ha obligado a llevar un coche de apoyo, pero el objetivo del viaje era demostrar que se puede hacer con una bici de gravel y el equipaje justo. Y así es. En definitiva, sólo son dos días de viaje, por un terreno controlado en su mayor parte (pistas forestales, caminos rurales, carretera…), donde además de tener acceso a poblaciones relativamente cada pocos kilómetros (especialmente el primer día) podemos solucionar cualquier problema. El teléfono móvil con batería (o con baterías externas si lo vamos a utilizar como navegador), algo de dinero y los recambios habituales serán más que suficiente.

Evidentemente mi sugerencia es llevar ropa de recambio, no olvidarnos de alguna prenda que abrigue algo más o que nos proteja en caso de viento y/o lluvia (por ejemplo, el Hot pack de Sportful me salvó buena parte de la mañana del segundo día), pero haciendo una correcta selección no necesitaremos llenar la bici de alforjas.

En nuestro caso la Cannondale Topstone Neo SL 1, de la que ahora hablaré, contaba con un neumático con cámara y otro tubelizado. Vaya por delante que recomiendo encarecidamente llevar los dos neumáticos tubelizados y cargar con una cámara y unos parches de repuesto (o dos cámaras) por si acaso.

Realmente he de decir que no tuve ningún tipo de problema mecánico (ni de ningún otro tipo) pero sí es verdad que siempre llevo mi kit de supervivencia conmigo... incluso aun contando con coche de apoyo, lo llevaba en la bicicleta, por aquellos tramos en los que la ruta nos llevaba por caminos diferentes. Multiherramientas, la mencionada cámara y parches, desmontables, tronchacadenas… lo imprescindible que ya hemos recomendado anteriormente en nuestros artículos.

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En función de la fecha elegida también recomiendo cuidar mucho la hidratación y la nutrición. Como digo, es relativamente fácil encontrar poblaciones en las que poder comprar agua o comida, pero no por ello debemos descuidarlo y no llevar nada. Más aun dependiendo las fechas en las que lo hagamos, ya que podemos pasar mucho calor o el aire en contra nos puede jugar malas pasadas y mermar nuestro rendimiento más de lo que pensamos. En mi caso, aunque paramos a comer en restaurantes, me acompañaron en el maillot las famosas gominolas de PowerBar (las Power Gel Shots) y alguna barrita Energize.

Esta ruta, con casi 230 km, se puede hacer en dos días si estamos muy en forma y no nos detenemos a disfrutar del turismo; si, por el contrario, queréis parar y disfrutar de algunos de los puntos en los que nosotros nos hemos parado y otros que descubriréis por el camino, entonces es recomendable incluir algún día más. En nuestro perfil de komoot os dejaremos el recorrido realizado, pero nuestra recomendación es que la modifiquéis a vuestro gusto con el planificador y que la adaptéis. Incluso, gracias a las posibilidades que nos ofrece “en tiempo real”, que improviséis cambios u os atreváis a descubrir nuevas alternativas.

Los trazados en Komoot:

 

 

 

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