Hidratación en ciclismo: qué, cómo y cuándo
Hidratarse no consiste simplemente en beber. Hay que saber qué beber, cuándo hacerlo y cómo. Hidratarse adecuadamente, antes y después de un entrenamiento durante días calurosos es tan importante como beber, correctamente, durante nuestra salida en bici.
Tenemos que aprender a beber, aunque suene extraño, es así. De la misma manera que aprendimos a soltar las manos del manillar, o a "calarnos" sin mirar los pies, cuando practicamos ciclismo tenemos que aprender que cuando sentimos sed, ya estamos deshidratados y que nuestro cuerpo sufre consecuencias que no son nada agradables. Aprender a beber de manera automática es algo que define a un buen ciclista.
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Pero no es simplemente ponernos a beber cómo locos, hay que saber cuándo es el momento en el que beber sea más efectivo. Deberíamos salir a rodar con un sufiente nivel de líquido en el cuerpo, ya que así conseguimos retrasar la deshidratación y ayudamos a que nuestro cuerpo se mantenga hidratado sin sufrir altibajos. Mientras rodamos debemos beber teniendo en cuenta el esfuerzo que estamos realizando, el calor y por supuesto, las necesidades fisiológicas.
Una de las mejores recomendaciones que podemos darte es que siempre bebas después de un esfuerzo, una subida, un repecho...y nunca, nunca, te quedes sin agua en el bidón. Debemos ser previsores en este sentido, tanto si conocemos la ruta por dónde vamos a salir cómo si no, un pequeño mapa mental de avituallamientos (fuentes, manantiales bares) nos puede evitar un "mal trago".
Beber en pequeños sorbos es mucho mejor que a grandes tragos. Que sientas las necesidad de un beber mucha cantidad de líquido indica que tu cuerpo ya está sufriendo una (esperamos pequeña) deshidratación.
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Después, una vez que terminas el entrenamiento y te bajas de la bici, el objetivo fundamental es la recuperación tanto de líquidos cómo de electrolitos (sales), aunque hayamos ido bebiendo regularmente, y no tengamos sed, el volumen de líquido perdido a través del sudor, seguramente sea mayor del ingerido, por lo que un buen recuperador con sales nos sentará de maravilla.
Qué cantidad es la correcta es algo que cada "carretero" tiene que saber. Cada ciclista es distinto, hay quien no rompe a sudar ni en pleno agosto y los que sólo de pensarlo ya están empapados. Pero ya seas de los que vuelve a casa impoluto, como el que necesitaría un cambio de maillot en mitad de la ruta, el objetivo y sobre todo ahora en verano, es el mismo, beber para minimizar la pérdida de líquidos y electrolitos y, a la vez, mantener un nivel adecuado de hidratación.
Existen varias maneras de comprobar si hemos realizado una correcta hidratación y de saber nuestro rango de sudoración. La manera más sencilla es, con la ayuda de una báscula, comparar nuestro peso antes y después de una salida. Obviamente si pesamos menos, deberemos beber más, y si nuestro peso es mayor, es que nos hemos pasado. Olvídate, ni se te ocurra pensar que esa diferencia de peso “instantánea” son kilos perdidos, el proceso de transformación y quema de grasas, es un poquito más lento. Lo sentimos
Beber sólo agua o sólo bebidas isotónicas es un error bastante común. En salidas tranquilas, con agua es suficiente. Partimos de la base de que si te alimentas correctamente el grueso de calorías, y líquidos y sales minerales lo obtienes de los alimentos que ingieres, (antes y después de) por lo que en el tema de la hidratación, la alimentación también es fundamental.
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Cuando realizamos una salida intensa, lo que quiere decir que pasa de una hora o que es durante época de calor, es recomendable utilizar bebidas ricas en sales, pero sin caer en la tentación de "empaparnos" con esas bebidas de "mil ingredientes o más", ya que sólo necesitamos lo fundamental, líquido, carbohidratos y electrolítos, lo demás será condenar a nuestros riñones a trabajos forzados y a un exceso de azúcar que es lo que principalmente se añade para conseguir esos exóticos sabores.
Ensayo y error: la única manera de encontrar aquella bebida que te funciona es probarla y entrenarla, de nada sirve que tu compañero de grupeta se ponga “ciego” a bebidas que parecen zumo de pitufo o sufrir "lengua de alpargata" por beber un remedio casero que sabe a "rayos en conserva" pero que te hidrata estupendamente. Hay que probar distintos tipos de bebidas, comerciales y caseras y ver cual es la que mejor te funciona.
Algunas, aunque tengan un sabor muy agradable pueden sentarte fatal al estómago y con que nos duelan las piernas ya es suficiente, ¿no?. Si tu bebida isotónica te resulta un poco fuerte al estómago, lo que puedes hacer es diluirla con un poco de agua, y por supuesto nunca, nunca vayas a una competición o prueba sin haber entrenado la bebida, porque de lo contrario se “mascará la tragedia”...
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