Cuidados de las zapatillas y cambio de calas

Tan importante como saber escoger las zapatillas es mantenerlas en buen estado. Son una parte indispensable que influye en nuestra comodidad y rendimiento. Por eso te contamos cómo tenerlas siempre perfectas.
Cuidados de las zapatillas y cambio de calas
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Autor Maillot J. Daniel Hernández
Autor de la fotoArchivo

Fecha de la noticia 08/02/2024


Ya hemos explicado en alguna ocasión las claves para acertar con la elección de tus próximas zapatillas. Sin embargo, tan importante como esto es mantenerlas en buen estado haciendo un correcto mantenimiento y limpieza de las mismas, así como saber cuándo debemos cambiar las calas.

Tenemos que tener en cuenta que, aunque las zapatillas de ciclismo de carretera no suelen sufrir tanto como las de MTB, también reciben bastante polvo y suciedad que hay en el ambiente y el asfalto o el barro y tierra que se adhiere los días de lluvia, además de los “típicos” roces de la puntera con el neumático de la bicicleta (habitual en las tallas pequeñas).

Lo que sí se desgasta con mayor rapidez son las calas, ya que la suela de estas zapatillas no está pensada para andar con ellas y, por tanto, no las protege cuando nos bajamos de la bicicleta. Además, al ser de plástico en lugar de metal, les afecta más el proceso de calado y “descalado”.

Cuidados de las zapatillas y cambio de calas

Limpieza de las zapatillas de ciclismo

Hay que tener en cuenta que el polvo y la contaminación que se adhieren a la cubierta de nuestras zapatillas son uno de sus principales enemigos, ya que además del aspecto sucio, desgasta y oxida los materiales como los tornillos de las calas o partes metálicas de los cierres.

Es conveniente limpiarlas de vez en cuando y, todos los días que hayamos salido con lluvia. También debemos tener cuidado a la hora de guardarlas, sobre todo si están húmedas o mojadas, prestando especial atención al estado en el que se quedan las suelas. Pero vamos por partes:

Con las salidas en días normales, en las que las zapatillas no se ensucian y sólo reciben polvo, podemos limpiar la cubierta con un paño o toalla húmeda. También podemos pasarle un cepillo muy suave o, si llevamos mucho tiempo sin limpiarlas, una esponja de espuma con agua y muy poco jabón, retirando después los restos de jabón con una bayeta humedecida.

Cuidados de las zapatillas y cambio de calas

Difícilmente unas zapatillas de ciclismo en ruta estarán muy llenas de barro, pero de ser así lo mejor para limpiarlas es utilizar una manguera con agua templada y utilizar un cepillo suave con agua y jabón. Muchas veces recurrimos a las perchas de las gasolineras, pero no es recomendable, ya que en estos aparatos el agua sale con mucha presión y muy caliente, lo que puede dañar los tejidos y otras partes.

Un elemento que nos puede servir para limpiar las zapatillas son las toallitas húmedas (de las que se usan con los bebés) que, además del polvo, suelen ser más que suficientes para quitar las típicas manchas de habernos rozado con el neumático.

Un cepillo pequeño y de cerdas suaves (como un cepillo de dientes usado, pero limpio) nos permitirá limpiar en los recovecos que quedan en los sistemas de cierre como los de tipo BOA o carraca micrométrica. Con este tipo de cepillos también podemos limpiar las calas (a veces se queda el barro y otra suciedad enganchados) o las tiras de velcro.

Además, en este caso lo más importante es que seamos concienzudos con el aclarado para que no queden restos de jabón y las dejemos sacar. Podemos aprovechar para sacar las plantillas y limpiarlas a fondo.


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Cuidados de las zapatillas y cambio de calas

La clave en este caso es dejarlas secar en un sitio ventilado y cálido, pero en el que, a ser posible, no le dé una fuente de calor o el sol de forma directa. Luego, cuando estén bien secas, hemos de asegurarnos que las plantillas también lo están, las guardamos en un sitio ventilado para evitar malos olores. También podemos meterles dentro un papel absorbente o paño que nos sirva para acelerar el proceso de secado.

Un último punto, que la mayor parte de las veces no es necesario hacerlo, es hidratar las zapatillas, tanto por dentro como por fuerza, con cremas especiales (como la llamada grasa de caballo). Realmente no es necesario hacerlo, ya que con una buena limpieza y el tratamiento que llevan en las cubiertas las propias zapatillas quedarán relucientes, pero siempre se puede hacer si las hemos dejado mucho tiempo con polvo y las partes de piel están resecas. También se puede utilizar si necesitamos reblandecer algún punto interior que ha formado un pliegue y nos aprietan.

Las calas, su mantenimiento y sustitución

Las calas de las zapatillas de ciclismo no requieren un mantenimiento especial más allá de la limpieza que hemos visto, el cuidado de que no se oxidan los tornillos y revisar de vez en cuando su estado para sustituirlas. A veces podemos encontrarnos que se han quedado algunas piedras o ramas en sus ángulos, aunque es más complicado ya que la suela es plana. Podemos retirarlas con la ayuda de alguna herramienta y mucho cuidado.

Cuidados de las zapatillas y cambio de calas

Lo más importante en este caso es que nos aseguremos que la cala no está dañada o excesivamente gastada, ya que podría provocar que se nos saliese el pie en el momento más inoportuno. No existe una clave que nos diga cuándo debemos cambiarlas, ya que depende mucho del uso que les demos, cuánto tiempo y por dónde andemos con ellas y las veces que las metamos y saquemos de los pedales.

En este caso la experiencia es clave, ya que además de observarlas bien a ver si aparecen fisuras o bordes excesivamente desgastados, ante el mínimo síntoma de fatiga o de falta de enganche las sustituyamos, ya que su precio es bastante contenido y no merece la pena arriesgarse.

Si solemos andar bastante con las zapatillas (paradas largas en mitad de las rutas, o antes de la salida en pruebas cicloturistas) una buena opción para protegerlas es comprar un protector de calas de plástico que evitará el desgaste prematuro al rozarse constantemente con el suelo.


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Por último, lo que no debes hacer a tus zapatillas

Hay determinadas cosas que no se deben hacer jamás si no queremos estropear las zapatillas. La primera de ellas es no meterlas en el lavavajillas o la lavadora, ya que lo más seguro es que acabemos estropeando las dos cosas. Tampoco en la secadora, por mucho que estén mojadas, ya que el calor y la forma de secado es muy agresiva con el tejido.

Igualmente, a la hora de guardarlas o después de haberlas lavado, no podemos dejar agua en su interior. Es muy importante sacar toda el agua y secarlas bien, ya que si las guardamos húmedas y no circula bien el aire por su interior, la humedad, además de estropearlas o pudrir algunas partes, dejará mal olor.

Para el secado lo mejor es buscar una zona templada en la que no incida de forma directa ni el sol ni una fuente de calor como los radiadores o estufas. En este último caso se pueden dejar cerca, pero nunca pegadas o encima de ellas.

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