Cuando la mala suerte te saca de la carrera
El ciclista eritreo Biniam Girmay es, sin duda, una de las sensaciones de la temporada. Tras convertirse en el primer ciclista del África negra en ganar una clásica europea, en este caso, la Gante-Wevelgem, ayer volvió a hacer historia imponiéndose en el Giro de Italia, sobre la línea de meta de Jesi -y tras un apasionante duelo con todo un Mathieu van der Poel- para situar al continente africano en la historia de las grandes vueltas.
Girmay sabía que había hecho historia de nuevo, convirtiéndose en el primer ciclista negro en ganar una etapa en una gran vuelta. Y como tal, se dispuso a celebrarlo en el podium. Lo que el no se esperaba es que, al descorchar la botella de champán de la victoria, el tapón saldría disparado hacía su ojo izquierdo, provocándole una lesión que le ha impedido continuar en una carrera donde era protagonista.
Perico... ¡Ay Perico!
La carrera del ciclista segoviano Pedro Delgado está plagada -además de grandes gestas- de anécdotas, desencuentros, despistes, pájaras y, como no, también un poquito de mala suerte. Y lo que ocurrió en el prólogo del Tour de Francia 89, donde partía con el número 1 como vencedor de la edición anterior, es un buen ejemplo de ello.
Resulta que el bueno de Perico decidió salir a calentar por las calles e inmediaciones de Luxemburgo, con el fin de afrontar ese prólogo en las mejores condiciones posibles. Y no sabemos si por mala suerte o por ese despiste tan suyo, acabó presentándose en la rampa de salida con 2'40'' de retraso sobre la hora fijada, mientras un enfervorizado José Miguel Echávarri se desgañitaba a su paso. Al día siguiente, en la crono por equipos, perdería otros cinco...
El asalto al segundo Tour del segoviano se convertiría en misión imposible, debido al lastre de tiempo perdido acumulado, y a pesar de sus posteriores buenas actuaciones en montaña y contrarreloj, lo que le permitieron subir al cajón de París en 3ª posición.
Fignon... y 51 segundos
Y es que ese Tour de Francia 89 tuvo de todo, desde el inicio ya comentado y protagonizado por Perico, hasta un final de infarto, con el líder Laurent Fignon como víctima y un renacido Greg Lemond como héroe -bueno, y villano para los franceses-.
51 segundos de renta, los del francés frente al norteamericano, que se esfumaron en la última crono de París, gracias, en buena medida a la apuesta decidida que hizo por la tecnología el bueno de Lemond: acople de triatleta Scott y casco aerodinámico Giro, frente a una cabra convencional y doble rueda lenticular por parte de Fignon. Resultado: mediada la contrarreloj ya le había comido 30 segundos de ventaja. Una ventaja que se convirtió en tan solo 8 segundos a favor del ciclista norteamericano, convirtiéndose en la mínima diferencia con la que se ha ganado un Tour de Francia en la historia.
Pero ojo, muchos cronistas de la época también apuntan a que Fignon llevaba varias etapas sufriendo bastante con un forúnculo en salva sea la parte, y que le impedía pedalear con eficacia. Si eso no es mala suerte...
Beloki, al suelo... Armstrong, al sembrado
Pocos ciclistas pusieron tanto en apuros al invencible Lance Armstrong como Joseba Beloki. Y muy pocos nos hicieron soñar tanto como el vasco, por aquel entonces en el equipo ONCE. Protagonista de los Tour de los 2000, fue tercero en dos ocasiones y segundo en una. Pero si por algo es recordado, por desgracia, es por la caída de aquel fatídico 14 de julio de 2003, en el descenso del col de la Rochette.
Con Vinokourov escapado, Beloki se lanzó a su caza en el descenso con el líder Armstrong a rueda, poniéndole en apuros en algunos momentos. Pero el asfalto descarnado -y en algunas zonas, incluso, derretido por el calor reinante- y una curva traicionera se cobraron su víctima en forma de Joseba, que no pudo levantarse del suelo y se perdió el resto de la temporada, debido a las lesiones sufridas. Otras teorías hablan de que las altas temperaturas provocaron que el tubular de su rueda trasera acabara despegándose de la llanta en el momento menos oportuno...
El tejano, por cierto, antítesis de la mala suerte, logró esquivar a Beloki y atravesar como si nada un sembrado, en pronunciado descenso, para volver enlazar con la carrera en la siguiente recta.
Van der Poel... por los aires
Ya más cercano en el tiempo, concretamente hace un año, vivimos otra de esas situaciones donde la mala suerte y, porque no decirlo, la falta de previsión/organización, se cebó con un ciclista. Y nos referimos al gran Mathieu van der Poel y su -breve- participación en la prueba de XC de los JJOO de Tokio.
El neerlandés se había fijado la medalla de oro olímpica en esta disciplina como uno de sus grandes objetivos de la temporada. Incluso, decidió retirarse del Tour de Francia para centrarse en el MTB. Pero a las primeras de cambio, en el primer cortado importante del trazado, Van der Poel caía de forma estrepitosa al suelo, viéndose obligado a la retirada.
Un cortado que, según afirmó el ciclista del Alpecin-Fenix después, se encontraba cubierto con una rampa de madera en descenso durante las jornadas de reconocimiento... y pensaba encontrarselo así en carrera. Opinión que chocaba con la emitida por los jueces -que sí comunicaron la retirada de ese elemento- y con el resto de los participantes, que estaban al corriente del cambio.
¿Mala suerte? ¿Falta de organización? ¿Despiste? Se admiten todas las posibilidades... lo que está claro es que el ciclismo nos seguirá deparando momentos como éstos en los próximos años.
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