Test: Probamos la Cannondale Topstone Carbon 2L, con nueva geometría y sistema Kingpin renovado
Sí, se puede mejorar



Me consta que la primera Cannondale Topstone Carbon era una bici redonda, más que nada porque lo dijo mi compañero Antonio del Pino en el test que publicamos en aquel lejano y feliz 2019. Y si lo dice Antonio, yo me fio. Por aquel entonces, la Cannondale Topstone Carbon ya se posicionaba como una de las gravel más tecnológicas del segmento y nos presentaba el sistema Kingpin. Ahora, he podido probar la última versión y la conclusión ya os la adelanto en este primer párrafo: todo se puede mejorar.
El concepto Topstone tampoco me es ajeno. Y es que en 2020 probé la Cannondale Topstone Carbon Lefty 1. Como su nombre indica, con la Lefty Oliver y, por supuesto, el Kingpin.
En fin, que en una publicación como esta en la que el gravel ha estado desde el primer día que lo lanzamos la gama Topstone ha estado, está y estará presente. A fin de cuentas, es una de las gamas más potentes y variadas del mercado.
En todo caso, vamos a centrarnos en esta Topstone Carbon 2L. No voy a empezar con las diferencias respecto a la versión que probamos hace tres años, aunque alguna comentaremos, porque, a fin de cuentas, seguro que lo que os interesa es saber como es y cómo va el último modelo.
Te puede interesar...
¿Cómo funciona el sistema Kingpin de la Cannondale Topstone Carbon?


Una geometría para todo
Cannondale ha intentado desarrollar una geometría que haga de esta Cannondale Topstone Carbon 2L. No es una tarea fácil, porque en esto de las geometrías, tapar un agujero suele suponer dejar destapado otro.
Por ejemplo, en esta unidad de test, en talla M, tenemos unas vainas de apenas 420 mm de longitud que son de las más cortas que podemos encontrar en bicis de su categoría combinadas. Lo mismo ocurre con su tubo superior de poco más de 53 cm. Sin embargo, el “reach” se mantiene en unos razonables y casi estandarizados 38 cm y el ángulo de dirección se relaja hasta poco más de 71º que es una medida que también coloca esta Topstone Carbon 2L con las gravel más aventureras. A este ángulo, se suman 55 cm de “offset” con el que Cannondale intenta conseguir un equilibrio entre mantener un ángulo relajado de dirección y, a la vez, conseguir una dirección reactiva y que no resulte perezosa.
Esto se podría medir, más o menos, a través de lo que en las tablas de geometrías suele aparecer como “trail”. Es complicado decir si tener más o menos “trail” es mejor o peor. Es una medida condicionada por diversos factores y, dependiendo de la disciplina y objetivos de la bici puede ser mejor o peor. En todo caso, la Cannondale Topstone Carbon 2L tendía un “trail” de 62 mm que estarían lejos de los 70 mm de una Trek Checkpoint o los 68 mm de una Giant Revolt Advanced y, a la vez, cerca de los 64 mm de una Specialized Cruz o los 61 mm de la Diverge. En cualquier caso, es una medida de las que solo se puede probar su eficacia probando la bici, pero debe ser un buen equilibrio teniendo en cuenta que Cannondale incluso le ha dado un nombre a esta combinación de ángulo de dirección y “offset”: geometría de dirección “OutFront”.