Experiencia: Marcha 3Naciones con la Merida Scultura V Team

Aprovechamos el patrocinio de Merida en la marcha 3Naciones para poner a prueba la nueva Scultura V Team, y comprobar si sus mejoras aerodinámicas la convierten en una todo terreno.
Experiencia: Marcha 3Naciones con la Merida Scultura V Team
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Autor Maillot J. Daniel Hernández
Autor de la fotoSportograf/Merida Bikes SWE/DaniSpeedy

Fecha de la noticia 27/06/2022


No podíamos haber elegido un marco mejor para probar la nueva Merida Scultura V Team, la marcha 3Naciones que organiza el Club Ciclista Puigcerdà desde hace más de 40 años (desde 1979) y que, desde hace 3, está bajo la dirección de un mito del MTB nacional como José Antonio Hermida. Una marcha que nos descubre parte de la región de la Baja Cerdaña, para atravesar Andorra subiendo el Port d’Envalira, entrar en Francia por los Pirineos Orientales y volver a España casi al final en la misma entrada de Puigcerdà.

Seguramente, con este bagaje, la mayor parte de los aficionados conozcan esta marcha, así que no les voy a descubrir nada si les digo que son 140 km con 2.400 m de desnivel positivo acumulado y dos puertos de montaña. Dicho así, no parece que sea muy dura. Pero hay que tener en cuenta que desde La Seu d’Urgell hasta coronar el Port d’Envalira son 46 km de subida prácticamente constante, sin apenas descanso, con una pendiente media del 6%, pero rampas que superan el 11-12%.

El perfil de la marcha es muy curioso, es muy rápido en los 50 primeros kilómetros (claramente descendente, con tramos en los que se superan los 60 km/h con facilidad) hasta llegar a La Seu, a partir de ahí, como decía, 46 km de subida mantenida, pero con algunas rampas que “hacen daño”. Al final del puerto, cuando hemos salido de todas las poblaciones y sólo nos quedan los últimos 6 km, tenemos el tramo cronometrado Bryton en el que, los que lleguen con fuerzas suficientes, se pueden exprimir al máximo y medir contra el crono y contra todos.

El Port d’Envalira nos marca el final de la ascensión y el punto más alto del día (2.409 m, el paso más alto en carretera en los Pirineos), dando lugar al segundo tramo descendente (primer descenso de puerto puro y duro) del día. Pero antes voy a intentar detallaros los primeros 96 km.

Un inicio muy rápido

Como os decía, la primera parte del recorrido es muy rápida, en casi continuo descenso (de hecho, Puigcerdà está a 1.200 m y La Seu d’Urgell a 700 m), en este primer tramo los kilómetros pasan volando y la media es muy rápida. Además, la carretera es muy buena, está bastante controlada por las autoridades (cerrada al tráfico en el sentido de la marcha y con advertencias e incluso vehículos detenidos en algunas zonas en el contrario), por lo que se rueda con mucha seguridad y tranquilidad. Además, lo normal es que se formen grupos de bastantes unidades que te ayudan a mantener el ritmo elevado.

La llegada a La Seu marca el comienzo del tramo ascendente y en las primeras rampas las zonas de aparcamientos y zonas en las que pararse parecen avituallamientos “no oficiales” ya que los que hemos sido previsores y salido con chaqueta, manguitos o similar aprovechamos para quitárnosla, pues además en esta edición 2022 hemos tenido mucho calor.

 Marcha 3Naciones con la Merida Scultura V Team

Comienza la subida

Como digo, a partir de aquí nos esperan 46 km de subida… En su gran mayoría son tramos bastante llevaderos, con pendientes contenidas en torno al 6-8%, aunque, sobre todo a la hora de pasar poblaciones como Sant Julià, Andorra La Vella, Canillo, Soldeu... nos encontramos tramos del 11 y 12% (me llamó mucho la atención este dato, que en las poblaciones haya más pendiente que en los tramos de carretera o puerto, pero bueno).

Quizá lo más destacado es la calidad de los avituallamientos que nos encontramos. Particularmente los encontré muy bien dotados, en buena ubicación y bastante accesibles. Con la aglomeración lógica de una inscripción elevada (2.200 participantes inscritos), pero eso no se tradujo ni en excesiva masificación, ni en problemas o carencias. Un 10 para la organización. Además, en un momento dado en el que necesité asistencia (un retoque de la posición del sillín), allí estaba una furgoneta de la organización lista para ayudar.

El puerto, ascenso o como queramos llamarlo, se hace largo, pero no agónico (eso pese a que el estado de forma en el que llegué no era el óptimo). Es cierto que es duro y que no hay que confiarse, pero os aseguro que se puede hacer. También os digo que hay que disfrutarlo, desde detalles tontos como el cómo se hacen los pasos por la frontera, a los ánimos de algunos vecinos y acompañantes a el espectacular paisaje que nos encontramos a partir, sobre todo, de Canillo, y especialmente después de El Tarter.

Centrado en disfrutar del paisaje y la experiencia, llega el kilómetro 93, donde comienza el tramo Bryton cronometrado de 6 km hasta la cima del puerto. Es el momento de quien tenga fuerzas, libere a los caballos y suba todo lo rápido que pueda. También hay quien se lo sigue tomando “con calma”, parándose cuando el cuerpo se lo pide o cuando quiere reposar o tomar una foto. Yo, particularmente, no quise pararme porque prefería llegar hasta la cima de una tirada. No tenía claro que pasaría si me bajaba. En la cima del puerto nos espera un buen avituallamiento y mucha zona para tomarse un respiro, aunque particularmente no quise detenerme mucho tiempo. En estos casos prefiero seguir en movimiento.

Ojo con el primer tramo de descenso

Y es que, una vez coronamos, tenemos 10 km de divertido descenso en el que tenemos paellas en las que hay que medir muy bien la frenada y la inclinación (hay que recordar que la marcha se hace con mucha señalización y apoyo de coches y autoridades, pero la carretera está abierta al tráfico) y otros tramos muy rápidos en los que es una delicia dejar correr la bicicleta. Más aún una como la Scultura V Team en la que la aerodinámica ha cobrado un papel tan importante y que, como digo en las primeras pedaladas, es muy estable a altas velocidades. Pero el descenso tiene truco…

A mí ya me lo advirtieron algunos compañeros que la habían hecho: no hay que dejar de pedalear; yo, como particularmente me gustan mucho los descensos y la velocidad, son tramos en los que disfruto mucho, le metí bastante “caña” en la bajada, apurando las frenadas todo lo que podía y recuperando algo del tiempo que había perdido en la subida. Y es que hay que pedalear no por el hecho de querer ir más rápido, sino porque una vez pasamos Pas de la Casa y la frontera con Francia, a los pocos kilómetros llega el desvío del Porte Puymorens, y si no has mantenido las piernas en movimiento, después del esfuerzo de la subida, llegan los calambres.

Como digo, yo iba prevenido y además pedaleé con gusto para exprimir al máximo el 52-11 del Dura-Ace Di2 de la Scultura V Team, por lo que libré los calambres (pese a que tuve algún conato fruto de mi mal estado de forma). Pero sí que vi más de un caso y más de dos de ciclistas que, de repente, se quedaban rígidos y sin poder moverse porque las piernas se les habían quedado como “troncos de pino” y tenían que bajarse de la bicicleta (si es que podían) para estirar y esperar a que se les pasase. Y todo eso en una jornada de mucho calor, no me quiero imaginar si nos enfrentamos a ello en un día frío y/o de lluvia. Y es que la subida del Col de Puymorens es asequible, apenas 3 km al 6-8% sostenido que se hacen muy bien… si no tienes calambres. Ese es el mayor riesgo. El entorno es bastante bonito también y merece la pena disfrutarlo.

Después de la trampa del Col de Puymorens un rápido retorno

Una vez coronamos el Col de Puymorens volvemos a tener un perfil completamente descendente, desde los 1.915 hasta los 1.200 m de Puigcerdà, pero no hay que confiarse, son algo más de 30 km los que nos quedan, así que todavía tendremos que pedalear un buen rato.

En este tramo de la ruta es habitual que lo hagamos en solitario o en grupos reducidos ya que es fácil fragmentarse y separarse durante el descenso, por lo que mi consejo es, dado el cansancio acumulado, intentar formar un pequeño grupo en el que repartirnos la tarea de tirar y aprovechar los momentos de descanso que tengamos. Ojo, también, a algunas alcantarillas de las carreteras francesas, que parecen puestas por enemigos de los ciclistas (y motoristas… incluso de los coches).

Resumen de la experiencia

No he querido detenerme en exceso en los detalles porque creo que es mejor descubrirlos en primera persona. La organización de la marcha me ha parecido de primera categoría, con detalles muy cuidados y atención y presencia de voluntarios, personal y fuerzas del orden a lo largo de todo el recorrido, por lo que tienes la sensación de estar siempre acompañado y asistido en caso de necesitar ayuda.

La marcha es razonablemente asequible. Por circunstancias de la vida había podido entrenar poco tiempo sobre la bici en los últimos meses. Y aunque en ningún momento la he dejado de lado, no había hecho los kilómetros y el tiempo recomendable para afrontarla. No obstante, con un buen trabajo de base, acompañado por un entrenamiento de fuerza y potencia en el gimnasio estos meses, he podido terminarla y no morir en el intento.

Y es que el recorrido, sin ser fácil, no es un tormento, ya que en el interminable ascenso el truco es saber encontrar tu ritmo, no quemarte al principio y saber regular, pensando en los kilómetros que tienes por delante. También saber cuidar la alimentación y la hidratación (fundamental con el calor que hemos pasado este año) y aprovechar los avituallamientos para recuperar energías y fuelle.

Además, la primera parte es fácil y rápida, pero es que la última parte, el descenso desde Puymorens, es muy bonito y disfrutón. Tiene tramos en los que las piernas te van a pedir un respiro, pero aun así es muy llevadero y se hace muy bien, permitiéndonos disfrutar de la experiencia sobre la bici.

Particularmente recomiendo esta experiencia a todos los ciclistas por ser factible para casi todos los tipos de ciclistas, desde los que quieren medirse, ya que pueden hacerlo (incluso con grandes figuras que asisten cada año como el propio Hermida, Purito, Sandra Alonso, el piloto Aleix Espargaró…), hasta los que simplemente quieren disfrutar del recorrido como lo he hecho yo y no preocuparse de tiempos y demás. En la entrevista que le hice a José Antonio Hermida (y que tienes un poco más adelante) entenderás por qué el recorrido es la seña de identidad de esta marcha y es, y seguirá, así.

La experiencia con la Merida Scultura V Team

Sí, no me he olvidado del objetivo de este viaje, hablar de cómo se ha comportado la Merida Scultura V Team que tuve el placer de probar. En el artículo de las Primeras Pedaladas tenéis toda la información técnica y las sensaciones que me transmitió la bicicleta después de dos días de uso. Una pequeña toma de contacto y la sesión de fotos del viernes y en la marcha del sábado. No obstante, es justo hablar de cómo se ha comportado la bici específicamente dentro del recorrido de la 3Naciones.

En la primera parte, donde rodar con una bici de corte aero es una ventaja, se movió bastante bien. El trabajo en la mejora aerodinámica se nota. Y la configuración con las ruedas de 45 mm permitía mantener velocidades altas sin problema. A ello también contribuye el plato de 52 dientes, eso es verdad. Pero centrándonos en el cuadro y cockpit, es en las zonas de curvas suaves en las que apenas se pedalea donde se nota cómo es más sencillo mantener la velocidad sin necesidad de pedalear.

En la subida poco más puedo decir que mantiene intactas sus cualidades escaladoras. Es ligera, rígida y gracias a unas vainas de sólo 408 mm, con una reactividad sorprendente. Transmite muy bien la potencia de la pedalada, y ponerse de pie y bajar dos piñones es sinónimo de salir disparado hacia delante. De hecho, en una subida tan larga en la que hay que ponerse de pie a menudo para aliviar las posaderas y la zona perianal, tenía que bajar dos o tres coronas del casete porque la Scultura salía disparada y era la única forma de mantener la cadencia.

Por último, el descenso para mí fue clave, ya que a veces no es fácil enfrentarte a un descenso con curvas en herradura como la bajada a Pas de la Casa, o un descenso largo con firme cambiante como el del Col de Puymorens, con una bici que apenas conoces. La gestión de la frenada, cuánto puedes llegar a tumbar, cómo sale la bicicleta de la curva, si se retuerce o te escupe por ser demasiado rígida… hay demasiados factores que influyen en si esa primera toma de contacto es satisfactoria o te pasas buena parte de la bajada “peleándote” con la bicicleta.

Sin embargo, con la Scultura V tuve una gran sensación de seguridad y aplomo desde el primer momento. Es cierto que un día despejado y caluroso puede ayudar a tener confianza (mucho más que en lluvia, por ejemplo), pero también puede hacer que nos confiemos, o que incluso por agotamiento o deshidratación cometamos errores.

En los tramos rápidos y de pedaleo se repitió la situación del primer tercio de la marcha, un comportamiento satisfactorio y con un alto nivel de rendimiento; pero lo más importante es en las zonas reviradas y en las que entra en juego la técnica. Ahí la Scultura acompaña, es fácil de mover, responde a la perfección y tiene mucha estabilidad. Entrar en las horquillas era un placer, muy divertido, apurar la frenada sin miedo a salir despedido o besar el suelo… para luego salir disparado hacia delante a la primera insinuación de la pedalada. ¿El efecto Mohorič? Puede, pero entiendo lo que hizo en el Poggio de San Remo.

5 minutos con José Antonio Hermida

Después de finalizada la marcha tuve el placer de hablar un rato con José Antonio Hermida sobre la 3Naciones, la que desde hace 3 años es “su” marcha. En realidad, la 3Naciones es una marcha que se lleva celebrando desde 1979 por parte del Club Ciclista Puigcerdà, y mantiene el mismo recorrido, prácticamente inalterable, desde entonces.

Como miembro del club y una de sus figuras más relevantes, si no la que más, José Antonio Hermida se hizo cargo en 2019 de la organización de la marcha, aprovechando su tirón para captar más gente, patrocinadores e incluso repercusión (además de apoyo por parte de las autoridades ya que el paso por tantas localidades, fronteras, etc. requiere de bastante logística). Y lo ha logrado, poniendo además su sello… aunque él mismo reconoce el mérito y la autoría de quienes llevan desde 1979 trabajando en ella.

Él mismo no ha querido tocar el recorrido para mantener la esencia. Sabe que no es la marcha más dura, pero quien quiera dureza tiene la Quebrantahuesos o La Purito, que son mucho más duras y que se suelen celebrar en fechas cercanas. Es una marcha centrada en la experiencia, en SU experiencia y en la del Club. Además, hablando de mi caso particular, con un entrenamiento bastante justo, él mismo dijo que le alegraba saber que la había terminado, ya que era su objetivo. Que fuesen ciclistas de todos los tipos y que todos disfrutasen, desde el que quiere hacerla muy rápido y medirse en el tramo cronometrado a los que quieren disfrutar de cada parte del camino, de los cambios de paisaje y del hecho de pasar un día montando en bici.

Por eso, además, ponen especial atención en los avituallamientos y las asistencias, para que la experiencia sea inmejorable, ofreciendo siempre la sensación al ciclista de estar acompañado. Saber que la fórmula está funcionando, sobre todo después de “haberse comido los años de pandemia recién llegado” es un motivo de alegría. Y haber sumado 2.200 inscritos todo un éxito. ¿Ampliar mucho más la inscripción? Seguramente no, porque prefieren tener un entorno más controlado que contar con inscripciones masivas.

Como lo que me llevó a Puigcerdà fue la Merida Scultura V Team, también tuvimos un rato para charlar sobre la bici y su trabajo como embajador de Merida. Hermida también estrenó la bici el día anterior y durante la marcha, por lo que no tenía ideas preconcebidas sobre la misma. Coincidimos en el buen trabajo aerodinámico hecho y lo estable y manejable que nos pareció en las bajadas, él mismo me dijo “hacer una bici para subir es relativamente fácil, basta con hacerla muy ligera, lo difícil es que luego se comporte bien en el llano y sobre todo en las bajadas, pero creo que lo han logrado”. Además, como tiene una Reacto IV me dijo “no he tenido problemas para acoplarme a ella, la he sentido como mi bici desde el principio”.

Por último, aprovechamos para hablar de su trabajo como embajador de Merida, y es que su opinión como ex profesional es muy valorada dentro de la marca. Sobre todo, en el desarrollo de las MTB, pero también en bicicletas de CX, modalidad en la que Hermida estuvo compitiendo (y ganando) muchos años. Y es que Merida se apoya mucho en las opiniones de los profesionales del equipo, pero también en la de sus embajadores ya que tienen más tiempo y posibilidades para probar los prototipos. Es decir, en este caso Merida no se limita a mandarle material y que lo luzca en redes sociales, sino que hay un trabajo de desarrollo detrás.

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