Test: Probamos la MMR Beat 00: con Mahle X20 y una geometría para hacer muchos kilómetros
Una e-bike de carretera para disfrutar del ciclismo
Las e-bikes de carretera son un segmento bastante apasionante. No sólo por lo que pueden suponer para algunos usuarios, sino porque la industria está trabajando muy duro para ofrecer productos que rompan los clichés y las desventajas que pueden tener y que vienen, principalmente, del equilibrio necesario entre el peso, la autonomía y la gestión del corte de la asistencia cuando se superan los 25 km/h.
La MMR Beat 00 que pruebo en esta ocasión lo soluciona bastante bien y lo hace, además, con un cuadro de aluminio 6061, una geometría enfocada principalmente a la comodidad y el motor Mahle X20. Este cuadro destaca también por contar con varias roscas portabultos y un amplio paso de rueda. No en vano es el mismo cuadro que la versión gravel y bikepacking, la X-Beat, y aun así tenemos un peso global de sólo 13,25 kg, una cifra que nos permitirá moverla con bastante soltura aun sin asistencia.
Y algo que no es determinante pero para mucha gente puede ser importante. Estéticamente es muy difícil etiquetarla como e-bike, ya que el motor integrado en el buje trasero es complicado de ver a simple vista (tanto el casette como el disco lo tapan completamente por los lados) y el tubo diagonal no parece albergar ninguna batería. Sólo la unidad de control en el tubo superior puede resaltar.
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El cuadro y lo que le rodea
Como os podréis dar cuenta a lo largo de este test, la MMR Beat es una e-bike perfecta para disfrutar de un ciclismo más relajado, de viajes, de recorridos... más allá que de datos de vatios o de rendimiento. Su configuración, en aluminio 6061 y lleno de roscas para portabultos, y su geometría así lo atestiguan (luego, en el apartado de En acción doy más detalles sobre la geometría).
Pero también la selección de componentes, como la horquilla de fibra de carbono (que absorbe mejor las vibraciones que una de aluminio) o los neumáticos de 32 mm. De hecho, cuando recibí la bici pensé que, pese a ser una e-bike, le sobraban neumáticos, que con unos de 28 mm sería más que suficiente. Sin embargo, después de varias salidas cambié de opinión ya que, además del confort que se logra con el mayor balón, pude aventurarme por algún tramo de tierra rozando (y diría que casi sin rozar) el gravel con total seguridad. Eso sí, lo recalco, para entenderlo y gozarlo de verdad todo esto hay que alejarlo del concepto ciclismo-rendimiento y transformarlo en ciclismo-disfrute.
Otro interesante detalle es que, pese a ser un cuadro de aluminio, encontramos un cableado interno muy bien integrado, con los cables (de freno y de cambio) que van por la parte baja del manillar y se introducen por una pieza de soporte debajo de la potencia. Una solución discreta e inteligente que mejora la estética y aerodinámica de la bicicleta.