La llave dinamométrica, tu mejor amiga si tienes carbono en la bici
En Maillotmag ya hemos hablado de la llave dinamométrica como una de las herramientas imprescindibles para todo ciclista. Incluso en el artículo en el que te explicamos la diferencia entre tornillos con cabeza Allen y Torx te aconsejamos su uso, pero ¿qué es una llave dinamométrica y por qué es aconsejable?
¿Cómo son las llaves dinamométricas?
Las llaves dinamométricas son unas llaves que, por lo general, tienen la posibilidad de marcar un par de apriete máximo y saltan cuando llegamos a él. Es decir, un sistema que funciona igual que las fijaciones de las botas de esquí o de los pedales automáticos. Mantienen la tensión hasta un punto marcado y a partir de ahí saltan.
No obstante, aunque salten, la mayor parte de ellas nos permiten seguir apretando, por lo que hay que tener cuidado y dejar de hacerlo cuando salten para no exceder el par de apriete deseado.
¿Para qué son las llaves dinamométricas?
Pues como hemos visto, son para no excedernos del par de apriete recomendado. Atrás quedó la época en la que los tornillos de la bicicleta se apretaban ‘hasta que no se podía más’ para evitar que se desenroscasen (aunque en muchos casos se lograba el efecto contrario pasando la rosca o ‘redondeando’ las cabezas de apriete).
Con la llegada y generalización de la fibra de carbono en cuadros y componentes, respetar el par de apriete ha adquirido una importancia capital, ya que si no corremos el riesgo de, además, saltar las capas de carbono. También, si nos pasamos apretando, acabaremos redondeando la cabeza de los tornillos (que cada vez son más ligeros y, en muchos casos, menos resistentes).
Al usar una llave dinamométrica nos garantizamos, además, que no dejamos flojo el tornillo. Si sabemos que tenemos que apretarlo a 5 Nm y es la medida que ponemos en la llave, sabremos que no nos hemos quedado cortos. De esta forma tenemos la seguridad de que no se nos va a bajar la tija del sillín, por ejemplo, o que no se nos va a girar la potencia.
Tipos de llaves dinamométricas
Hay tres tipos de llaves dinamométricas comunes en ciclismo. Por un lado están las fijas, como la de Bontrager o Ritchey, que vienen con el par de apriete fijado a una cifra y no se puede mover. Su ventaja es que son pequeñas y es fácil llevarlas con nosotros para, por ejemplo, un viaje en el que tengamos que empaquetar y desempaquetar la bicicleta, o hacerle una pequeña revisión de vez en cuando. La Ritchey, en este caso, permite modificar la cabeza aunque no el par de apriete.
Otro modelo de llave dinamométrica, el más recomendable y habitual, es el de tipo llave de carraca, que permite apretar y aflojar los tornillos, y que se marca el par de apriete girando el mango (se muestra la fuerza que vamos poniendo en una ventana). Es el modelo más caro, pero el más completo, ya que suele venir en un estuche con las puntas más comunes (Allen, Torx, etc.). Dentro de este tipo de llaves encontramos las mecánicas o las digitales, en las que marcamos el Par de apriete en un display y nos avisan con un sonido cuando lo superemos, además de mostrarnos el Par que estamos ejerciendo.
Existe una tercera variante, como la que incluye Canyon en su kit de montaje, que no saltan al llegar a un par de apriete determinado, sino que mediante una aguja y una escala nos va diciendo cuánto par estamos ejerciendo, de forma que somos nosotros los que decidimos cuándo parar. Lo bueno de esta herramienta es que podemos revisar toda la bicicleta, cada tornillo con su par determinado, sin modificar nada (o cambiando sólo la cabeza si procede).
Últimos consejos al utilizar una llave dinamométrica
El uso de una llave dinamométrica no exime los riesgos de pasar la cabeza de un tornillo, así que lo mejor es extremar siempre la precaución. A la hora de revisar los tornillos, es mejor aflojarlos antes y apretarlos hasta que salte la llave que re-apretar un tornillo que ya ha sido apretado con llave dinamométrica, ya que posiblemente nos escedamos.
Al guardar una llave dinamométrica de tipo carraca, lo mejor es hacerlo con la presión al mínimo. En teoría no debería pasar nada si no lo hacemos así, pero es lo más recomendable para mantener intacta la presión del muelle interno que le hace saltar.
¿Y para la MTB?
En las MTB hay un punto más a considerar, los puntos de giro y rodamientos de la suspensión, que normalmente van a un par de apriete superior al de los tornillos más pequeños. En este caso, además, es fundamental respetar dicho par de apriete ya que si no podemos provocar que gire mal o que coja holgura por estar el tornillo demasiado suelto.
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