¿Es mejor, o más importante, el Tour de Flandes que la Paris-Roubaix?
Ronde van Vlaanderen (Tour de Flandes o Tour des Flandres) y Paris-Roubaix son, probablemente, los dos Monumentos, las dos clásicas de primavera, más icónicas e importantes. La Roubaix, el Infierno del Norte, quizá tenga un mayor aura, especialmente por las imágenes que nos deja si llueve, con los corredores llenos de barro o incluso si hace mucho calor, con los corredores cubiertos por una capa de polvo. De hecho, la Roubaix ha dado nombre a bicicletas y accesorios icónicos; pero la Ronde Van Vlaanderen no le va a la zaga en cuanto a dureza y épica, aunque las imágenes no sean tan impactantes.
¿Qué tiene el Tour de Flandes?
Tal y como dije en el artículo de por qué deberías pedalear en Flandes antes de morir, los muros de la Ronde van Vlaanderen son subidas razonablemente cortas (el más largo es el Oude Kwaremont con 2,2 km) pero con un desnivel muy interesante medias de 5-6% pero picos superiores al 20% en algunos casos (el Koppenberg tiene un pico máximo del 22%, el Paterberg del 20%).
Además, la mayoría de ellos con un suelo adoquinado (bastante uniforme si lo comparamos con el pavés de la Roubaix, pero más incómodo que cualquier asfalto) que si llueve se convierte en una pista de patinaje. Como os decía en el otro artículo, si por cualquier motivo pones el pie a tierra, y el firme está mojado, es muy complicado volver a subirse a la bicicleta y coger ritmo.
Precisamente por ese desnivel y esas dificultades para mantener la trazada buena se inicia una guerra por coger la mejor y más delantera posición posible cuando se avecina una de estas subidas, haciendo que el ritmo de la carrera sea muy trepidante. Esto hace muy interesante ver también cómo se mueven los profesionales en estas cuestas. Se han dado casos de corredores que comienzan muy atrás en el grupo, pero coronan en los primeros puestos gracias a una gran explosividad. Ahora bien, esto que parecería una buena noticia es, en realidad, una mala estrategia, ya que el desgaste que supone acaba pasando factura. Y no hay que olvidar que en esta edición 2024, a celebrar el domingo 31 de marzo, tienen 17 muros más 7 tramos llanos adoquinados. Y también lo contrario, corredores que comienzan muy delante pero el desnivel o errores en la tracción y trazada les retrasa y pierden hasta 30 o 50 posiciones en el pelotón.
La Ronde van Vlaanderen es, además, la culminación de la temporada de los muros y adoquines en las que los “pros” han estado corriendo la Omloop Het Nieuwsblad, E3 Saxo Bank Classic, GP Le Samyn, Gent-Wevelgem in Flanders Fields y la Dwars door Vlaanderen (A través de Flandes). Tradicionalmente, la semana siguiente, en esta ocasión, el 7 de abril, se celebra la Paris-Roubaix, culminando esta parte del año.
Datos del Tour de Flandes 2024
El recorrido de esta edición 2024 llevará a los ciclistas desde Amberes -tras la salida el año pasado desde Brujas- hasta Oudenaarde. Con un trazado de 270,8 km de longitud en el que se acumulan algo más de 2.000 m de desnivel positivo. Como he dicho antes, incluye 17 muros (muchos de ellos adoquinados) en los que se repite tres veces las subidas al Oude Kwaremont y dos al Paterberg; y 7 tramos llanos adoquinados, destacando especialmente el Mariaborrestraat de 2 km de longitud.
Datos de la Paris-Roubaix 2024
La Paris-Roubaix se disputa en 259,7 km, sin apenas desnivel positivo acumulado, pero con 55,7 km de pavés en 29 sectores. De ellos los más destacados (5 estrellas de dificultad) son Mons-en-Pévèle (3 km), Trourée d’Arenberg (2,4 km) y el Carrefour de l’Abre (2 km); los tramos más largos son el Quiévy – Saint-Python y el Hornaing – Wandignies de 3,7 km cada uno.
Como hemos tratado ya en otros artículos, el pavés de la Roubaix es especial. Estos tramos adoquinados se tratan, en realidad, de caminos agrícolas y vecinales que unen fincas o zonas de labor, por lo que apenas tienen tráfico, pero el que tienen es muy pesado. Son caminos estrechos con los laterales hundidos por el peso de los tractores y una característica “barriga” en el centro.
Además, el clásico adoquín cuadrado como el que encontramos en Flandes pasa a ser pavés o piedras (algunas de ellas las llaman “cabezas de bebé” por el tamaño que tienen y lo que sobresalen unas de otras), provocando que las ruedas pasen a veces más tiempo en el aire que en el suelo. El barro y la tierra acompañan a las piedras aumentando la dificultad de rodar por ellos. De ahí la épica y dificultad que entraña esta prueba.
Conclusión
Estos son los datos de estos dos Monumentos. Personalmente he de decir que rodar en estas dos zonas es un placer y algo que todo ciclista aficionado debería hacer al menos una vez en la vida. Y que para ello se pueden aprovechar los eventos cicloturistas que se organizan al hilo de las carreras.
Decir cuál de ellas es más importante es delicado y polémico. La Paris-Roubaix tiene 13 ediciones más celebradas, aunque se disputó por primera vez en 1896, mientras que la Ronde van Vlaanderen no comenzó hasta 1913. Históricamente y desde entonces ambas han marcado el calendario de la temporada de clásicas, siendo las dos pruebas referentes y preferidas por la mayor parte de los aficionados.
Lo que sí tengo claro es que no se debe descartar nunca la Ronde dejándola de lado frente a la Paris-Roubaix. Y que es igual de aconsejable seguir, y disfrutar, una que otra.
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