Del ciclismo virtual al pelotón: El “milagro” de Jay Vine

Jay Vine es un corredor australiano que saltó al ranking profesional gracias a sus logros en la Zwift Academy. ¿Se puede llegar a profesional solo montando en rodillo? ¿Es esta una nueva forma de darse a conocer?
El “milagro” de Jay Vine
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Autor Maillot Ivan Tomas Bayon
Autor de la fotoArchivo

Fecha de la noticia 28/08/2021


Con la pandemia mundial que hemos vivido este último año, muchos ciclistas han conocido lo que es el ciclismo virtual. Subirse al rodillo y hacer kilómetros junto a miles de usuarios mientras estás en una habitación encerrado y no te mueves ni un solo metro por el asfalto de la carretera.

Muchos ya conocían el cisimo virtual, ya que es una forma de entrenar en casa muy buena y realista. Otros, solo lo practican cuando hace mal tiempo o ocurren pandemias mundiales como la del coronavirus. Todos ellos con el fin de mover un poco las piernas.

Pero, qué objetivo tiene el ciclismo virtual. Depende de ti. Unos lo usan como entretenimiento, otros como entrenamiento, y en el caso de Jay Vine, de catapulta hacia el ciclismo profesional.

Jay Vine es un ciclista australiano que milita en las filas del equipo profesional Alpecin Fenix y que ya ha participado en grandes carreras como por ejemplo el Tour de Turquía, donde hizo segundo en la general, o La Vuelta. Este corredor se dio a conocer a través de la Zwift Academy, algo que no se había visto nunca. El corredor australiano ganó el programa organizado por Zwift, que le proporcionó el contrato con el equipo de Van der Poel.

Jay Vine tenía un pasado en el ciclismo, ya que competía en equipos continentales y perseguía el sueño de ser profesional de la forma cotidiana que hasta ahora conocíamos. No es casualidad que haya ganado el concurso y que tenga el potencial necesario para militar en un equipo profesional. Pero sin duda, ha sido el pionero en pasar de la realidad virtual al pelotón profesional.


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Zwift elige a las cinco mejores mujeres y hombres que hayan cursado la Zwift Academy. Entre ellos se juegan un contrato profesional en el equipo Canyon SRAM (femenino) y Alpecin Fenix (masculino). Como es lógico, Zwift ha puesto unas normas para poder optar al contrato, como ser mayor de edad, competir en un mínimo de pruebas de un nivel específico, no estar en un equipo profesional… También hay que pasar dos últimas pruebas físicas de entrenamiento y simulación de carrera.

Quizás a partir de ahora veamos a más corredores en el pelotón profesional que provengan de este tipo de herramientas a las que todo el mundo puede acceder. La duda es si el nivel de los corredores que salgan de este tipo de plataformas será el necesario para triunfar o serán corredores de relleno que tengan en los equipos por compromiso con las plataformas de ciclismo virtual.

El “milagro” de Jay Vine

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