Guía de Compra: ¿En qué debemos fijarnos al comprar una bici?
Cuando nos enfrentamos al hecho de comprar una bicicleta nueva, incluso una de segunda mano, valoramos muchos factores. El primero es, evidentemente, el precio que nos podemos gastar. Luego la preferencia por el tipo de bicicleta que queremos: Endurance, Gran Fondo, Aero, etc. También hay casos en los que se valoran las filias y fobias que se puedan tener hacia determinadas marcas… y así vamos seleccionando y descartando hasta dar con varios modelos que nos puedan interesar.
Este proceso, muy correcto y el que se debe seguir, tiene que ser completado con buenas dosis de observación y comparación. Hay dos factores más que debemos tener muy en cuenta. El primero es cómo nos encontramos sobre la bicicleta, puede haber detalles como el largo de la potencia, el tamaño del tubo superior o el ancho del manillar que no se terminan de adaptar a nuestras necesidades y o los cambiamos, o acabaremos comprando una bicicleta que nos generará dolores e incomodidad.
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El otro factor es algo que no depende de nosotros pero que puede marcar diferencias a la hora de elegir uno u otro modelo. Y es que algunas marcas aprovechan partes “ocultas” del montaje para conseguir rebajar el precio final de la bicicleta y ser más competitivos. Ni todas las marcas lo hacen, ni en todos los modelos ocurre, pero lo mejor es saber dónde fijarnos a la hora de comprar para no tener una pérdida de calidad y prestaciones. Vamos a verlos por apartados:
Transmisión y frenos
Es uno de los puntos habituales en los que nos encontramos piezas de diferentes gamas. Nos venden una bicicleta como “Transmisión Shimano Ultegra” pero nos encontramos con un cassette correspondiente a la gama 105. O, bajando de nivel, nos dicen que llevamos un grupo Shimano 105 pero las bielas son unas “Non-Series”. Con las otras marcas de transmisión también sucede, mezclando las gamas SRAM Force con Rival, o incluso con Apex.
Ocurre lo mismo con la cadena, una pieza que pasa desapercibida pero en la que hay diferencias cuantitativas de una gama a otra. Y no sólo hablamos de peso, sino de durabilidad y suavidad de salto entre las coronas del cassette. Las cadenas de Shimano tienen un tallado específico para trabajar con sus cassettes y roldanas, lo mismo con SRAM y, sin embargo, hay casos en los que se han llegado a mezclar estas dos marcas o se ha optado por otras.
Nuestro consejo es que es mejor llevar un grupo Shimano 105 al completo, por ejemplo, que llevar una mezcla de gamas ya que, por mucho que nuestro desviador trasero sea un Ultegra, si los mandos son del 105, tendremos el tacto de este último. Además, si todas las piezas pertenecen a la misma gama funcionarán mejor ya que han sido creadas para trabajar en conjunto. En este sentido la cadena no debería ser una causa fundamental de descarte, pero sí es algo a tener en cuenta para sustituir a la mínima oportunidad.
En los frenos ocurre una cosa similar, podemos pensar que hemos adquirido un grupo completo de una categoría, pero las pinzas corresponden a una inferior, o incluso a otra marca. En este último caso, si por funcionamiento y tecnología son equiparables, no pasa nada, pero a veces corresponden a un nivel menor. Es otro punto a fijarse bien y un posible motivo de descarte (cambiar un cassette al final es más económico, y antes o después tendremos que hacerlo, que los puentes de freno).
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Cables y fundas
Quizá sean aspectos a los que no les demos la importancia debida, pero de ellos depende la suavidad de frenado y de cambio. Quien ha probado los cables y fundas de Jagwire o Nokon bien sabe la diferencia, y en muchos montajes nos encontramos con componentes de gamas superiores a los que el cableado no hace justicia y acaba provocando roces y mal funcionamiento.
En este apartado aconsejamos revisarlo bien a fondo, asegurarnos que el cableado tiene un mínimo de calidad y, si no corresponde a la gama del resto del grupo, tratar de sustituirlos en alguna de las primeras revisiones completas que hagamos a la bicicleta.
Ruedas y neumáticos
Este es uno de los puntos que mayor controversia puede crear, aunque es más acusado en los modelos de gamas inferiores. Cuanto más subimos de gama, menos desequilibrio hay entre las ruedas montadas y el cuadro y resto de componentes. Pero es que a veces nos encontramos con cuadros de fibra de carbono con unas ruedas tan pesadas que echan a perder, incluso empeoran, los beneficios del cuadro. O diseños aero que van acompañados por unas ruedas mediocres y sin perfil.
En otras ocasiones sucede que los bujes utilizan sistemas de gamas más bajas como un doble trinquete o similar y perdemos buena parte de los vatios que aplicamos a los pedales ya que la fuerza no se transmite todo lo bien que debiera.
También puede darse un caso relativamente opuesto. Bicicletas de tallas grandes con unas ruedas bastante endebles que, con el peso del ciclista, acaban partiendo radios cada dos por tres. En la medida de lo posible habría que comparar las ruedas que llevan los diferentes modelos y los saltos que hay de una gama a otra.
Las ruedas sí que consideramos que es un elemento importante de elección, ya que su sustitución futura puede ser bastante cara. Es importante elegir unas que nos gusten e incluso negociar a la hora de la compra el montaje de unas que nos interesen más sin que suponga un aumento de precio equivalente a comprarlas luego como pieza “after market”.
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En el apartado de los neumáticos entran en juego las preferencias personales, pero sí es cierto que muchas veces, por rebajar el peso y el precio, algunas marcas montan unos neumáticos muy ligeros pero muy poco resistentes a los pinchazos, con unos flancos y una banda de rodadura que es casi “papel de fumar”.
Si no nos gustan los neumáticos que vienen montados de serie, o no nos inspiran mucha confianza, nuestro consejo es reservar una pequeña parte del presupuesto para cambiarlos por unos que nos gusten más; bien inmediatamente o bien en cuanto se desgasten un poco.
Otros componentes
La mayoría de los cuadros de fibra de carbono se rodean de periféricos de aluminio. No es un gran problema, muchos de ellos son casi más ligeros que el mismo componente de fibra de carbono. El problema viene cuando se aprovecha para montar componentes más genéricos y económicos que suben el peso final de la bicicleta. O que por diseño y medidas echan a perder la geometría del cuadro.
Incluso podemos encontrarnos con situaciones en las que el cuadro y la horquilla están diseñados para mitigar las vibraciones que nos llegan pero la tija del sillín, o la potencia, o el propio manillar, son tan rígidos que parece que vayamos montados sobre una tabla.
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No es algo en absoluto habitual, más bien se trata de casos aislados, pero podría darse el caso de que estos componentes puedan estropear el comportamiento del cuadro, la verdadera alma de la bicicleta. Como criterio para elegir uno u otro modelo no deberían ser determinantes, pero quizá nos interese reservar un poco del presupuesto que teníamos para la bicicleta completa para, en un futuro cercano, comprar algunas piezas que la mejoren.
El sillín merece un apartado aparte, ya que es una cuestión muy personal y que deberíamos elegir acertando con la medida adecuada para nuestras necesidades, y no conformándonos con el que viene de serie. No obstante, el sillín es otro punto habitual en el que se busca rebajar el precio final de la bicicleta, eligiendo modelos OEM muy económicos y dejando al usuario la posibilidad de cambiarlo por uno de mejores prestaciones: más ligero, con raíles de carbono o titanio, con hendidura anti prostática, etc.
La garantía
Seguramente sea el apartado en el que menos nos fijaremos. La mayoría no nos acordamos de ella hasta que la necesitamos, y muchos de los que se han comprado recientemente una bicicleta lo han pasado por alto, pero puede ser un factor a tener en cuenta.
La Ley obliga a los fabricantes a ofrecer un mínimo de 2 años contra defectos de fabricación y muchos fabricantes llegan a anunciar que sus cuadros están garantizados de por vida. Pero no viene mal leer y analizar bien las condiciones de cada marca.
En los cuadros de carretera no suele haber muchos problemas ya que no están sometidos a un uso tan agresivo como las de montaña, pero aun así preguntar en la tienda cuánto cubre la garantía de cada marca y cómo opera en caso de necesitar acudir a ella (incluso quién corre con los costes de enviar la bicicleta para su revisión a fábrica, etc.) es lo mejor que podemos hacer para evitar malos entendidos.
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Conclusión
Comprar una bicicleta es mucho más que pensar si nos gustan los colores y si es de nuestra talla. Lo importante es ceñirnos a un presupuesto (sea el que sea, desde menos de 1.000 € a más de 10.000 €) y buscar lo que mejor se adapte a nuestras necesidades reales.
A la hora de buscar y comparar modelos conviene fijarse en los detalles que hemos desarrollado para encontrar el mejor producto posible. Ver que hay elementos que serán de rápida sustitución o que, por el contrario, pueden durarnos toda una vida. Si estás indeciso entre dos bicicletas que se adaptan a tus necesidades y bolsillo, los pequeños detalles pueden marcar la diferencia.
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