5 normas UCI que (casi) seguro no conoces
Más allá de prohibiciones sonadas y polémicas como la postura del 'bicho bola' en los descensos, la de rodar 'acoplado' como en el triatlón o la de no poder arrojar los bidones vacíos en cualquier zona, el ciclismo de competición se rige por la extensa normativa de la Unión Ciclista Internacional, acertada en unos casos... y esperpéntica en otros.
Vivimos tiempos convulsos en el ciclismo profesional, sobre todo en lo que a relación UCI-corredores se refiere. Y es que, el organismo que rige los designios de las competiciones ciclistas en todo el mundo, y que debería velar también por la integridad de los deportistas, parece actuar, en ocasiones, de espaldas a la realidad que éstos viven en el día a día.
Valga como ejemplo las prohibiciones referentes a la postura del 'bicho bola', popularizada hace unos años por Chris Froome en el Tour de Francia, y donde el ciclista se adelanta para apoyar su peso en el tuvo horizonal, buscando una evidente ganancia aerodinámica. La UCI alegó motivos de peligrosidad, en busca de salvaguardar la seguridad del ciclista e, incluso, que no sirviera de ejemplo para las nuevas generaciones, para prohibir esta conducta. Cuando, por otro lado, la misma UCI permite y autoriza que se celebren carreras con auténticos finales 'suicidas', salpicados de rotondas imposibles y bolardos inoportunos, por no hablar de las vallas utilizadas en numerosas llegadas... ¿o hace falta recordar el accidente de Fabio Jakobsen en el Tour de Polonia 2020?
También es verdad que la postura del colectivo de ciclistas profesionales, en muchos de estos conflictos, no contribuye especialmente a su resolución. La actividad real de la Asociación de Ciclistas Profesionales, presidida internacionalmente por el ex Gianni Bugno, apenas se reduce a la emisión del oportuno comunicado cuando algo no resulta de su agrado... y poco más. De presión institucional, poca. Y en cuanto a los corredores, las situaciones de protesta vividas al inicio de algunas carreras o etapas que ellos consideraban peligrosas, pronto dejaban al descubierto más de una diferencia de criterio -o de intereses- entre unos ciclistas y otros.
Dicho esto, resulta curioso navegar por la extensísima e interminable normativa UCI para ciclismo de carretera y rescatar algunas de las reglas y condiciones que han de cumplir los equipos y profesionales del pelotón internacional:
- Forma y diseño de las bicicletas:
Tanto para carretera, pista o ciclocross, el diseño del cuadro debe seguir un patrón tradicional, construido en torno a un triángulo principal. "Esta regla procede de la llamada Carta de Lugano y tiene el objetivo de preservar la cultura y la imagen de la bicicleta como factor histórico. Entre otras cosas, evita el uso de cuadros y bicicletas con formas extravagantes que no representan bicicletas como las entiende la UCI y que cambiaría las disciplinas existentes", reza la normativa.
Una norma que ha impedido, por ejemplo, el desarrollo y evolución de muchos diseños lanzados -y probados- en competición, allá a finales de los 90 y principios de los 2000, sobre todo en disciplinas como la contrarreloj.
En este sentido, y junto a un buen número de medidas y restricciones obligatorias, que se controlan realizando mediciones con unas peculiares cajas rectangulares y alargadas de 8 cm de ancho, la UCI hace hincapié en que los tubos del cuadro han de ser eminentemente rectos de un extremo a otro, sin excesiva curvatura. Solo se permite una ligera curvatura, siempre y cuando de una punta a otra del tubo se pueda trazar una línea recta imaginaria sin salirnos del mismo. Diseños de cuadro tipo Corima Puma, por ejemplo, tendrían problemas para superar esta prueba.
Por otro lado, el sloping máximo permitido es de 16 cm, distancia a medir entre la parte inferior del tubo horizontal en su unión con el vertical, y la parte superior del tubo horizontal en su unión con el tubo de dirección.
- Medidas obligatorias:
Una bicicleta de competición no puede medir más de 185 cm de largo y 50 cm de ancho, un ancho de que determina ya, por tanto, la anchura máxima de manillar permitida.
De igual forma, entre la punta del sillín y la línea vertical imaginaria que asciende desde el centro del pedalier, debe haber un mínimo de 5 cm. Distancia que solo se podrá modificar, salvo autoricación expresa de la UCI, por problemas morfológicos del corredor o cuestiones médicas.
Otros detalles respecto al sillín: se permite un máximo 30 cm de longitud y un mínimo 24 cm, con un margen de tolerancia o error de 5 mm. En cuanto a su inclinación sobre la horizontal, se permite un margen de 9 grados, tanto positivos como negativos, para que el corredor encuentre el punto más cómodo. Más allá de eso, el ciclista y su equipo se juegan la sanción.
En cuanto a otras distancias curiosas, la del pedalier al suelo ha de estar entre 24 y 30 cm. Del pedalier al eje delantero, entre 54-65 cm. Y del pedalier al eje trasero: 35-50 cm. Todo ello se regula, en principio, para salvaguardar la estabilidad de la bici y la seguridad, por tanto, del ciclista.
Recordemos, además, la limitación del peso en los 6,800 kg sin 'accesorios' como bidones, computadores, que se retiran durante el pesaje, antes de la competición. Sí se mantienen en el mismo portabidones y pedales ya que se consideran parte de la bicicleta. Ni que decir tiene que muchas marcas se ven obligadas a lastrar sus bicis más ligeras para no inurrir en una infracción.
- Indumentaria ciclista:
Podríamos escribir un libro sobre la normativa UCI que rige la indumentaria del ciclismo profesional, pero vamos a centrarnos en algunos de sus aspectos más polémicos. Por ejemplo, el de los calcetines o cubrezapatillas.
Los corredores no pueden llevar ninguno de los citados elementos por encima del punto medio que se encuentra entre la rodilla y el tobillo. Esto es, por la mitad de la espinilla. Un criterio, sin duda, un tanto particular y que pretende evitar beneficios aerodinámicos significativos.
En este sentido, está prohibido utilizar sustancias o cremas sobre la piel para mejorar el rendimiento aerodinámico, no así las cremas o aceites contra el frío o la lluvia, que sí están autorizados.
Y hablando de frío, por cierto. Los chubasqueros han de ser transparentes o del mismo color de la equipación habitual del equipo, además de llevar el nombre del equipo tanto en el pecho como en la espalda. Ahora tirad de hemeroteca y comprobad cuántas veces ésto se cumple realmente en días de lluvia.
Por finalizar con el apartado de la ropa, recordar que están prohibidos los maillots sin mangas y el perfil máximo que debe sumar la tela sobre la piel, cuando hablamos de culottes y maillots, es de 1 mm.
- Prohibición de avituallamiento en los últimos 20 km de recorrido:
El reglamento de competición establece una norma que impide recibir avituallamiento en los últimos 20 kilómetros de la competición. Los ciclistas tienen que ser autosuficientes en el tramo final de carrera, evitando así que se puedan beneficiar de algún tipo de 'ayuda externa', ya sea en forma líquida, de empujón o rebufo desde el coche.
Además, con esta norma se intenta minimizar el riesgo de caída, evitando el trasiego de coches de equipo y ciclistas, de arriba a abajo del pelotón, en unos momentos donde, por ejemplo, en las etapas llanas, se rueda ya muy rápido. Se supone que la regla también afecta a los 30 primeros kilómetros de carrera, aunque si repasamos el inicio de muchas competiciones, no es extraño ver subir y bajar a corredores hasta sus coches de equipo para recibir instrucciones y, de paso, llevarse algún bidón. En estos casos, los jueces suelen ser más benevolentes, ya que se trata de situaciones donde la carrera, normalmente, rueda tranquila.
La indulgencia de los jueces también se suele dar cuando el agua se utiliza como 'refrigeración' -por ejemplo, cuando se coge una botella del público en el último puerto del día y se la echan por encima de la cabeza- y no como hidratación. Las sanciones, por cierto, varían en virtud del tipo y categoría de carrera, si es por etapas o de un día.
- Asistencia técnica a rivales:
Finalizamos, sin duda, con otra de esas normas polémicas y que dan para muchos debates. Y es que, según dicta la regulación UCI, ningún ciclista del pelotón puede recibir asistencia mecánica de otro equipo que no sea el suyo, ni tampoco puede ser ayudado por un rival.
Si no tiene su coche a mano, o algún compañero cerca, solo puede servirse de la asistencia externa que proporcionan los coches neutros -por ejemplo, los famosos coches azules de Shimano-.
Y ojo, que las sanciones por incumplimiento no son moco de pavo: en el Giro de 2015, Richie Porte (Sky) fue sancionado con 200 francos suizos y 2 minutos de penalización, cuando se encontraba luchando por el podio, al recibir la rueda delantera de su compatriota Simon Clarke (Orica-GreenEdge) tras sufrir un pinchazo en los kilómetros finales de la 10ª etapa. Clarke, por cierto, recibió idéntico castigo.
¿Es justa la norma? ¿No va en contra del fair play y el compañerismo? El debate, desde entonces, sigue abierto.
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