Operación Stupid
“9 días de cicloescalada por la sierra de Gredos”
Juanma León (Sputnik Climbing) y Txelu Balboa 
Dani Castillo y Juanma León 
13/10/2020
A veces, no hace falta irse muy lejos para vivir una buena aventura. Basta con un puñado de amigos, una idea un poco loca y mucha actitud. Así recorrimos en bici las zonas de escalada de Gredos después del confinamiento.
“Tengo una idea...” Cada vez que un amigo suelta algo así, a las 12 de la noche en La Cantina de Sputnik (nuestro rocódromo) me echo a temblar. Lo increíble, o no, es que al poco tiempo acaba pareciéndome una “buena idea”, incluso “buenísima”. Es más, con el tiempo, “esa idea” empieza a parecerle “buena” cada vez a más gente según la vamos contando.
Una buena idea
La extra motivación del momento, unas rondas cerveceras más tarde y esas tres palabras mágicas fueron más que suficiente para que cinco globeros incautos se convencieran de que dar la vuelta en bici a la Sierra de Gredos, escalando sus riscos más emblemáticos, de manera autónoma y en el mes de julio se convirtiera en ¡una buena idea!
Y así empezó la Operación Stupid: de Ávila a Ávila. No fue un viaje de bicicleta y mucho menos de escalada. No existían pretensiones culturales, ni sociales, ni mucho menos deportivas. Nos traía sin cuidado los kilómetros, el track, el desnivel acumulado o la dificultad de las vías de escalada. Se trataba de la experiencia, de un viaje de amigos con un solo propósito: salir de casa. Buscábamos volver a lo básico, sin demasiada planificación, sin móviles, sin reglas, sin orden… ¡anárquico y siempre a vista! Un viaje de improvisación, de dormir tirados en el suelo, de comer con las manos, de beber cerveza caliente y whisky del tiempo. Un viaje con la higiene condicionada a los ríos, pozas y pilones del camino.
Así se planteó desde el principio, antes de que sigas leyendo quedas avisado de antemano: si eres de pulsómetro y vatios, de bici de carbono y licra dos tallas menos, si te importa más el peso de tu bici que tu compañero de aventuras, definitivamente este no es tu viaje.
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Día 1 - sábado 4 de julio: Ávila - Puerto de Serranillos
Distancia: 57,1 km.
Desnivel positivo acumulado: 1.400 m.
Ya lo hemos dicho: no nos gusta la programación, pero en algún sitio teníamos que empezar, no recuerdo cuando ni dónde, pero alguien dijo Ávila y, la verdad, “De Ávila a Ávila” nos sonaba medio bien. Para demostrar nuestra poca planificación comenzamos a las tres de la tarde, más o menos a unos 35°C.
Después de los primeros 60 km cuesta arriba y de acabar de pedalear iluminados por la luna llena, dormimos fuera del refugio de cazadores que hay en el puerto de Serranillos. Es un sitio perfecto para pasar la noche, con una fuente de agua no tratada y con mucho espacio para dormir. El fin de semana es habitual coincidir con escaladores, y puede que por la noche pasen cosas...
Recorrido en Cycle-travel - https://cycle.travel/map/journey/166710
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166710.gpx
Día 2 - domingo 5 de julio: Puerto de Serranillos – Escalada en Villarejo – Fuente de la Lancha de la China
Distancia: 23,4 km.
Desnivel positivo acumulado: 500 m.
Un café con tostada country (directamente braseada sobre el fuego del hornillo) y chile habanero es siempre un buen desayuno. A partir de ese momento ya sabes que el día va a requerir “mucha actitud…”.
Como en el aparcamiento de Villarejo (un arcén en mitad del puerto) no podíamos esconder las bicis para ir a escalar, decidimos subir a la cumbre con ellas por una pista que unos escaladores locales nos aseguraron que era “cien por cien ciclable”. Nada que objetar. Cuatro curvas más tarde, alguna trialera, un rebaño de vacas, un kilómetro arrastrando las bicis entre zarzas y una hora después coronamos nuestro “parking”. Comprendimos que ciclable es un concepto abierto a muchas interpretaciones. Esta es la ubicación.
Hora de escalar. Mientras una cordada hace la vía Javier Avellanos al Risco Gordo, otra se esmera en el Espolón Gabriel Martín de la Punta Amparo. Verano y máximas de 36°C nos obligan a buscar sombra en las caras norte. Primer encuentro con las paredes y primer tortazo de calor del viaje. Atención, escaladores: en verano, mucho mejor las caras norte.
Concluida la jornada de escalada, ponemos rumbo al siguiente destino, el Torozo. Sobre el papel es cosa fácil, pocos kilómetros y ¡la mitad de bajada!, un momentazo difícil de olvidar con disfrute máximo en la carretera del puerto hacia las Cinco Villas. Ya sabes, brisa en la cara, camisa al viento, trazadas perfectas... Cómo mola bajar un puerto con la bici. Es justo ahí, en el fondo del valle, cuando te das cuenta de otra máxima, y es que a 36ºC es mucho mejor bajar un puerto que subir el siguiente.
Y entonces, subiendo, sudando y sufriendo, decides improvisar, casi las 10 de la noche. Encontramos un pilón de agua en el arcén, un camino/pista forestal “plano” apartado de la carretera. Está muy claro: este es un sitio perfecto para dormir. Y, además, el señor “de las buenas ideas” dice: “Estamos súper cerca del final del puerto”. No se hable más. Cuscús con verduras para cenar, más chile, un poquito de whisky y a dormir bajo el Torozo y la Albujea con la luna llena.
Recorrido en Cycle-travel: https://cycle.travel/map/journey/166717
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166717.gpx
Día 3 - lunes 6 de julio: Fuente de la Lancha de la China – Escalada en el Torozo – Merendero del Puente del Duque
Distancia: 27,4 km.
Desnivel positivo acumulado: 600 m.
Despertarse con la rueda de un Land Rover en tu nariz no es la mejor experiencia del mundo, pero te ayuda a darte de cuenta de muchas cosas. La primera es que la petaca de whisky no era tan pequeña. La segunda, que cuando tratas de recoger todos los cacharros que llevas en la bici, en calzoncillos, mientras unos tipos esperan en su coche, la mejor opción para el bikepacking son las alforjas. Y, la tercera es que el concepto “MUY CERCA” comienza a perder el significado originario a medida que subes el puerto casi sin desayunar. Y es que todo ciclista sabe que “muy cerca” también es un concepto abierto a interpretaciones.
Una vez arriba, toca logística. Rehacer la mochila para escalar, esconder bicis... Es un buen momento para hablar de una de las cosas fantásticas que tiene viajar en bici y que es la forma directa y cercana de relacionarte con la gente que te encuentras por el camino. Quizá porque sienten envidia o porque les das pena, pero lo cierto es que todo el mundo quiere ayudarte. El gerente del restaurante del Puerto del Pico se ofreció a guardarnos las bicis mientras escalábamos. Esta vez decidimos bien la vía: hicimos juntos el Gran Diedro al Torozo, y a la sombra. Todo salió perfecto. Recogimos las bicis del restaurante y (quizás) nos bebimos una cerveza o dos (o…) antes de salir hacia la Plataforma de Gredos.
El caso es que no llegamos. Al pasar por el merendero del puente del Duque, a última hora de la tarde, volvimos a improvisar, y es que es un lujo de sitio para dormir: fuente para beber, río para refrescarse, mesas... También hay camping y un par de restaurantes, por si alguien prefiere la comodidad de una ducha caliente y utilizar cubiertos para cenar.
Nota: nos recomendaron una pista/carretera vecinal que lleva al Puente del Duque. Nosotros la tomamos en Navalmoral y es muy muy recomendable, pero el mapa indica que se puede coger desde San Martín del Pimpollar. Sería interesante investigarlo para comer menos carretera.
Recorrido en Cycle-travel: https://cycle.travel/map/journey/166721
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166721.gpx
Día 4 - martes 7 de julio (¡San Fermín!): Merendero del Puente del Duque – Plataforma de Gredos – Escalada en el pico del Fraile- Merendero del Puente del Duque
Distancia: 20,5 km.
Desnivel positivo acumulado: 600 m.
Otro día que desayunamos cuestas, muchas cuestas. Y después de una noche complicada... Digamos que la suma de calor + litros de sudor + litros de agua de pilón + chile habanero inició esa noche una conversación interior con la flora intestinal. Y todo el mundo sabe que las conversaciones interiores terminan (de una manera u otra) en el exterior. Y todo el mundo sabe también que, después de horas de conversaciones de todo tipo, no te levantas precisamente “fuerte”, pero te encuentras bastante “seco”. Y de ahí el nombre de Fortasec, pero mejor cambiemos de tema.
El objetivo del día era visitar el Pico del Fraile, frente al Morezón, y probar la vía Variante GAPE. Son casi dos horas de caminata desde la Plataforma y, para demostrar nuestra eficacia, nadie había mirado la orientación del risco, así que volvimos a escalar al sol. En este caso nuestro oráculo del positivismo dijo: “No preocuparse, es un sitio muy alto, así que seguro que está fresquito”. Fail again: CA-LO-RA-CO.
Volvimos hasta el lugar de pernocta del día anterior para avanzar en el camino al siguiente destino. Y más cerveza y más picante para asentar el estómago.
Nota: el Fortasec es un medicamento muy útil para una aventura de estas; no ocupa y puede ser un gran aliado. A mí me salvó el viaje.
Otra nota: Esta etapa discurre en gran parte por la ribera del río Tormes. En ella tienes infinidad de pozas que, si decides hacer este viaje en plena ola de calor, te van a ayudar mucho a seguir adelante.
¡Ojo!: en la Plataforma de Gredos no hay una fuente de agua fiable. Recuerda llevar pastillas o filtros para potabilizar o llevar agua cogida en el Puente del Duque.
Recorrido en Cycle-travel: https://cycle.travel/map/journey/166729
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166729.gpx
Día 5 - miércoles 8 de julio: Merendero del Puente del Duque – Nogal del Barranco (Guisando)
Distancia: 57,5 km.
Desnivel positivo acumulado: 1.100 m.
Para nosotros era la etapa reina, con mucho desnivel. Recuerda que llevamos víveres, mudas (pocas), saco, infiernillo, material de escalada, que no es precisamente ligero... Pero nos sorprendió el día porque no fue para tanto. Sí es verdad que las fuerzas estaban justitas y las últimas cuestas hasta llegar a la cabra nos pusieron el cuerpo triste.
Además, no contábamos con los “puertos” intermedios con sus carreteritas orientadas al sur. No son nada del otro mundo, pero te pueden acabar de rematar si los acometes en las horas centrales del día. El Nogal del Barranco es un lugar de 10, con pilón y agua fresssssssca, refugio abierto para dormir (cuídalo, que es de todos) quiosco con cerveza fría y comida rica para darse un gustazo (si está abierto).
Recorrido en Cycle-travel: https://cycle.travel/map/journey/166738
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166738.gpx
Día 6 - jueves 9 de julio: Nogal del Barranco (Guisando) – Galayos – Nogal del Barranco (Guisando)
Distancia y desnivel: en bici, nada; andando... ¡mucho!
Si eres muy ciclista y poco escalador, seguramente esta etapa de nuestro viaje no te interese mucho, pero lo cierto es que si no conoces Los Galayos tienes algo pendiente que hacer en esta vida. Da igual que escales o no. Subir hasta el refugio Victory y echar un rato mirando las agujas de granito que tienes justo enfrente bien vale el pateo y te aseguro que no te dejará indiferente.
Uno de los componentes de nuestro variopinto equipo no había subido nunca a Galayos así que escalar el Torreón fue uno de los grandes momentos del viaje. Hicimos dos de sus vías: la Teógenes y la Sur. Pasamos el día entre calcetinadas de aproximación, disfrute de granito alpino y celebraciones de la vida. Sin duda, un gran día.
Nota: Las terrazas de los bares pueden salvarte de una noche de lluvia inesperada. Puede parecer obvio, pero si no eres muy escalador y no estás acostumbrado a dormir tirado en el suelo puede que no se te haya ocurrido.
Día 7 - viernes 10 de julio: Nogal del Barranco – Puente del Duque – Navalacruz
Distancia: 35,8 km (+ 20 km de la excursión).
Desnivel positivo acumulado: 600 m (+ 400 m de la excursión).
Ese día, con una “pequeña gran” trampa (nos acercaron en furgoneta hasta Hoyos del Espino y nos salvamos de subir de nuevo el Puerto del Pico), la etapa ciclista nos llevó hasta Navalacruz, de camino a Ávila, por unas carreteras secundarias que nos sacaron de los puertos de cuestas interminables de Gredos. Luz de atardecer, carreteras sin pintar, pueblos pequeños, paisaje de película… Éramos carne de catálogo de cicloturismo si no fuera por nuestras camisas agujereadas y nuestros cascos de escalada.
Paramos en Navalacruz para comprar algo de cena y coger agua para dormir, pasado el pueblo, en un pequeño promontorio que nos costó un poco encontrar, pero que resultó ser un verdadero lujo. A estas alturas del viaje ya llevábamos la petaca vacía y esa noche la echamos un poco de menos.
Recorrido en Cycle-travel: https://cycle.travel/map/journey/166743
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166743.gpx
Día 8 - sábado 11 de julio: Navalacruz - Ávila
Distancia: 74,2 km.
Desnivel positivo acumulado: 1.100 m.
La etapa más larga, con las cuestas más empinadas, y lo peor: no nos la esperábamos. El calor se hizo especialmente duro. El paisaje cambia y los pilones comienzan a escasear. Nos quedamos atrapados en el bar de San Bartolomé de Pinares, incapaces de pedalear bajo un sol de justicia castellano-leonés.
Salir de ese pueblo en dirección a Ávila te regala algunas cuestas que firman un final de viaje a la altura de las circunstancias. No te dejarán indiferente. Llegar a Ávila, después de ocho días dando pedales por las carreteras comarcales de Gredos fue como entrar en Nueva York en bici. Mucha gente, muchas calles, muchos coches, muchos bares y mucho ruido.
Recorrido en Cycle-travel: https://cycle.travel/map/journey/166743
Track (descarga directa): https://cycle.travel/gpx/166748.gpx
Y así, contra todo pronóstico, el plan salió a pedir de boca. Todos cumplimos nuestras premisas y superamos nuestras expectativas. Lo poco que habíamos planeado funcionó perfecto, todo lo que habíamos dejado a la improvisación salió redondo, y lo que había comenzado como una idea absolutamente absurda (conectar el plan ultraligero de la bici con el plan ultrapesado de la escalada) se convirtió en una gran aventura fuera de casa, pero a la vuelta de la esquina y, por supuesto, digno de ser contado y repetido. De hecho, en la última sobremesa alguien “tuvo otra idea”: conectar surf y bici. Y esa sí que es una “BUENA IDEA”.
Climb & Bikes “Cicloescalada en Gredos”: La Galería
Bajar un puerto es una sensación mucho más efímera que subirlo.
Un paisano de Navaredonda de Gredos nos contó donde se encontraba exactamente la mejor poza de río Tormes. Y sí, tenía razón.
Hay carreteras que parecen que se construyeron para ser rodadas en bici. Son cinematográficas, sin arcenes y sin coches. Hay carreteras que son la hostia.
Despertarse en el suelo, ponerse las lentillas o hacerte unas tostadas al estilo country son momentos muy especiales. Los disfrutas y recuerdas toda la vida.
¡Ouhh yeahhh! Camisa de flores al viento, curvas y gritar libertad son consecuencias directas de 3 meses de confinamiento.
Si vas a repetir esta ruta, te aseguramos MUY POCOS coches.
Hay lugares en los que no tenías previstos, pero que cuando los ves tienes claro que vas a dormir ahí.
Cuando una carretera está sin pintar, significa que estas en el lugar adecuado.
Sí, lo sabemos. Sabemos que, si estás leyendo esto, seguramente no seas escalador, pero subir al Torreón de Galayos debería ser “MUST” en tu vida.
A veces, en este tipo de viajes, hay que estar “abiertos de mente” a cualquier tipo de posibilidades, porque puede que los estándares habituales bajen un poquito.
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