Test: Probamos la Trek Checkpoint SL 7 AXS, confortable, aventurera… y rápida
La tercera generación de una apuesta segura.
Lejos de quedarse en una moda, tal y como algunos vaticinaban, el gravel llegó hace ya algunos años a nuestras vidas, y no solo nos ha traído una nueva forma de entender el ciclismo (o ha recuperado el ciclismo más primigenio…), sino que ha permitido a las marcas diversificar sus catálogos.
Una circunstancia de diversificación que, además, ya se está dando en los últimos años dentro de las propias familias de gravel, con bicicletas más enfocadas a la competición y otras concebidas para una práctica más apacible o aventurera de la disciplina. Lejos de entrar en el debate de si esta situación puede ser o no sostenible, lo cierto es que el usuario se ve beneficiado de esta forma de un amplio abanico de opciones entre las que elegir la bicicleta de gravel que mejor se adapte a sus necesidades.
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Y esa parece ser la idea que Trek ha querido aplicar en su catálogo de gravel, anteriormente compuesto solo por el modelo Checkpoint (en sus diferentes niveles, eso sí, de aluminio y carbono SL o SLR), y desde este pasado verano integrado por dos líneas de producto: Trek Checkmate, para el gravel más rácing, e integrado solo por montajes SLR enfocados al máximo rendimiento: y la nueva Trek Checkpoint, de carácter más aventurero, y disponible solo con montajes SL de carbono (aunque la generación anterior se mantiene en catálogo con los montajes SLR ‘antiguos’ y los de aluminio).
Una nueva generación de Checkpoint, la tercera para ser exactos, que ahonda en su carácter confortable y aventurero, pero sin descuidar el toque ‘picante’, divertido y ágil que siempre ha caracterizado a esta bicicleta. Pero antes de hablar de las sensaciones que nos ha dejado esta nueva Trek Checkpoint SL 7 AXS, vamos a repasar todos los cambios que la marca de Wisconsin ha introducido en esta bicicleta.
Cuadro rediseñado para ser más cómodo y capaz
Si la versión anterior de la Checkpoint SL, probada ya por nuestro compañero Iñaki Gavín hace algo más de dos años, ya era una bicicleta enfocada al gravel de aventura y, por tanto, la comodidad sobre la marcha, esta tercera generación profundiza en ese carácter.
Y para ello se ha rediseñado tanto el cuadro como la horquilla de carbono OCLV 500, incrementando el paso de rueda desde los 45 mm de la versión previa a los 50 mm actuales, y multiplicando su capacidad de almacenamiento. Encontraremos roscas (elegantemente ocultas con pequeños tapones de goma) prácticamente en todos los tubos y disposiciones: en la parte superior e inferior del tubo horizontal, en el tubo diagonal, en ambos lados de la horquilla, además de poder instalar guardabarros y portabultos en ambos ejes. Sin olvidar, como no, el ya habitual espacio de almacenamiento en el tubo diagonal.
Pero los cambios más importantes, posiblemente, son los que no se ven y atañen a la geometría de la nueva Checkpoint. La nueva geometría Gravel Endurance aplicada por la marca de Wisconsin apuesta por un reach más corto (391 mm en talla M) y un stack más elevado (579 mm), lo que se traduce claramente en una posición de conducción algo más erguida. Las vainas también se reducen un poco, de los 435 a los 430 mm actuales para todas las tallas, haciendo que la distancia entre ejes también se reduzca hasta los 1.034 mm.
¿Traducción? El resultado es una Checkpoint SL aún más cómoda, pero que su vez gana un puntito de reactividad cuando nos ponemos de pie sobre los pedales, sin perder estabilidad cuando rodamos a altas velocidades, gracias a una distancia entre ejes todavía generosa. Pero de todo ello hablaremos más adelante.
Para terminar con el cuadro, y aparte de los detalles que hemos dejado para el final del reportaje (como el IsoSpeed o el espacio de almacenamiento en el cuadro), destacar que la nueva Checkpoint SL admite tija telescópica y horquillas de suspensión de hasta 40 mm excepto para la talla XS. Sí, habéis leído bien, XS. Porque al igual que sucedió con la nueva Trek Madone de carretera, la marca norteamericana también pasa a utilizar la nomenclatura de letras para sus tallas de gravel, que ahora son XS, S, M, ML, L y XL.
Por cierto, el cableado interno sigue el mismo patrón que en la generación anterior, entrando por el cuadro a través de la parte superior de la pipa de la dirección. Probablemente haya soluciones más integradas o discretas, pero no tan sencillas a la hora de ‘manipular’ o ‘intervenir’ en esa zona.