Test: Probamos la Cannondale SuperSix EVO LAB71: arma de profesionales
Una bici que vale un oro olímpico
En año olímpico y después de la victoria de Kristen Faulkner en París lo fácil ha sido poner el subtítulo de este test: “una bici que vale un oro olímpico” y es que la Cannondale SuperSix EVO LAB71 que he probado es prácticamente calcada a la LAB71 Team que la corredora americana, y todos y todas las integrantes del equipo EF-Oatly-Cannondale femenino y EF Education – EasyPost masculino utilizan (de hecho, los elementos diferenciales, como el cuadro, la tija y el cockpit son los mismos, aunque difieren en transmisión y ruedas). Pero, volviendo al oro olímpico, en realidad es injusto reducirlo a sólo eso.
Ya tuve la suerte de probar esta nueva generación de la SuperSix EVO, la 4ª generación de la EVO y la 6ª en general de la SuperSix, cuando se presentó el año pasado en Girona. En esa ocasión probé la versión Hi-Mod cuyo cuadro tiene un peso declarado de 810 g, mientras que en esta ocasión he dado un salto de calidad al sello LAB71, al tope de gama del tope de gama, cuyo peso declarado del cuadro es de 770 g (peso declarado para el cuadro pintado y en talla 56). El carbono utilizado en este caso es el denominado Series 0 por la marca de Connecticut.
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Detalles del cuadro LAB71
Aerodinámicamente el Hi-Mod y el LAB71 no difieren (sí en el carbono utilizado y el tipo de construcción para lograr esa rebaja de 40 g). De hecho, aunque estéticamente no parece ser muy diferente a la generación anterior, cuando nos fijamos en los detalles sí que se aprecian diferencias (mucho más allá de la mayor y mejor integración de los cables en la parte delantera) que han llevado a unas cotas aerodinámicas impresionantes. Cannondale cifró en un ahorro de 12 w cuando rodamos a 45 km/h.
Como dije en aquel momento, Cannondale ha dejado de lado el clásico pedalier Press-Fit BB30 por un pedalier roscado BSA68, lo que para mí es todo un acierto. Y es que, independientemente de que sea más fácil hacer el mantenimiento y encontrar juegos de platos o bielas para un sistema u otro, los pedalieres roscados son más rígidos y flexan menos que los Press-Fit, y eso se traduce en una menor pérdida de energía y, por tanto, mayor eficacia.
Puede que sean más pesados (habría que ver la cantidad de carbono que exige un material Press-Fit para compensar esta menor rigidez) pero teniendo en cuenta la cifra de peso del cuadro, y el peso final de la bici (que con este montaje ha dejado nuestra báscula en 6,73 kg en talla 56), creo que compensa con creces.
La geometría, sin embargo, ha seguido las líneas marcadas por la anterior generación, con un ligero crecimiento para las vainas y la pipa de la dirección, pero manteniendo las líneas generales en cuanto a Reach y Stack y los ángulos principales. Precisamente el Reach y Stack son de 389 mm y 575 mm en talla 56 (384 y 555 mm en talla 54 respectivamente).
Otras medidas que merece la pena señalar son las vainas de 410 mm, el ángulo del sillín de 73,3º en talla 56 (73,7º en talla 54) y el de la dirección de 71,2 en las tallas pequeñas (de la 44 a la 54) y 73º en las grandes (56, 58 y 61). No hay que olvidar que Cannondale apuesta por su Proportional Response que adapta la geometría y algunas medidas en función de cada talla para lograr el mismo comportamiento y rigidez en todas ellas.
Para terminar con el cuadro, dos detalles. El primero son los bidones Gripper y portabidón ReGrip específicamente diseñados para mantener la aerodinámica del cuadro de la SuperSix EVO, con el mismo tamaño que el tubo diagonal y una forma cuadrada en la zona de depósito (no así el cabezal). El PVP de cada uno (conjunto de bidón y portabidón) es de 35 € y vienen de serie en este modelo.
El segundo es que el acabado de la pintura es el denominado “Burnt Pewter efecto nimbo” en varios tonos, que se extiende por la tija y que permite una perfecta mimetización de los componentes de carbono; una auténtica chulada, discreta y alejada de colores llamativos (salvo, quizás, los detalles en dorado) pero que llama mucho la atención por el tratamiento tan exquisito.
Otros puntos a destacar
Más allá de los componentes elegidos para el montaje, de altísimo nivel y la más alta gama que destacaré en la sección de detalles, quiero resaltar el manillar SystemBar R-One de MomoDesign para Cannondale, una obra de arte, visual y operativamente, que permite una ocultación total de los cables (en este caso de los frenos) por su interior para bajar por el tubo de la dirección.
Como os expliqué en el primeras pedaladas, para ello, dicho tubo (llamado Delta Steerer) pasa a tener una forma triangular con las aristas y la cara trasera redondeadas que permite el mismo agarre que un sistema convencional pero también el paso de los cables eliminando los roces y limitaciones de la anterior SuperSix. Esta forma permite también que la pipa de la dirección sea aún más perfilada y aerodinámica. El SystemBar ha sido diseñado específicamente para el Delta Steerer, pero el sistema es completamente compatible con rodamientos de la dirección y sistemas de potencia estándar (siempre que permitan el paso de los cables) e incluso con grupos de transmisión mecánicos.
En las fotos puedes ver que la SuperSix EVO LAB71 que he probado incluye el soporte opcional SystemBar R-One para ciclocomputadores que tiene un diseño aerodinámico y es bastante ligero: su PVP es de 55 € (y es compatible con dispositivos Wahoo o Garmin, por ejemplo).