Test: Probamos el sillín Bontrager Aeolus RSL, sólo 152 gr
Precio:
264€
| Distribuye:
Trek España
Siempre que probamos un sillín hacemos la misma advertencia, aunque tratamos de dar una información objetiva, un sillín es un aspecto totalmente subjetivo y lo que a un ciclista le puede funcionar, a otro con una estructura parecida (tamaño, peso, etc.) puede que no. No obstante, cuando te encuentras un producto de tan alto nivel como el sillín Bontrager Aeolus RSL que he probado es difícil no hacerte rápidamente a él y que se convierta en una de tus opciones de referencia.
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El sello RSL que acompaña a este Bontrager Aeolus significa Race Shop Limited, lo que ya nos indica claramente que estamos ante un sillín (o cualquier producto al que acompañen estas siglas) orientado principalmente a la competición, por lo que hablamos de productos ligeros, aerodinámicos y/o orientados al máximo rendimiento. Y esto se refleja también en este sillín.
Y es que la ligereza es uno de los aspectos definitorios del Aeolus RSL, con 152 g en nuestra báscula en la versión de 145 mm. Pero también el diseño deportivo, con nariz corta, pero más ancha, que busca una posición más aerodinámica sobre la bicicleta, para lo que se han basado en numerosos estudios biomécanicos y han aplicado su tecnología inForm. Para los ciclistas que vienen de un sillín convencional es recomendable colocar este tipo de sillines ligeramente más inclinados (Trek, en su página web, recomienda -2 grados, en mi caso lo dejé a -1,5 grados) y también más retrasados (10 mm si lo medimos desde la punta hasta la potencia), para habituarse a las diferentes dimensiones y forma.
Respecto a los otros detalles técnicos, decir que la estructura y los raíles ovalados son de fibra de carbono OCLV, tiene una hendidura antiprostática bastante sobredimensionada que ayuda a que el peso se mantenga bajo y a liberar mucho la presión de esta zona sin perder, por otro lado sensación de apoyo.
Y es que, durante el tiempo que lo he estado usando, me ha sorprendido la comodidad que transmite, pero sobre todo el hecho de que pese a que la hendidura anti-prostática es de dimensiones muy generosas, el sillín ni flexa ni tenemos la sensación de pérdida de apoyo. Una de las diferencias entre el RSL y sus hermanos Comp, Elite y Pro es, precisamente, que en el RSL la carcasa es íntegra de fibra de carbono, mientras que en las gamas inferiores encontramos otros materiales.
Por último, la funda o cubierta microperforada es de material F-24 de tacto suave y que nos ofrece el compromiso perfecto entre agarre y capacidad de deslizamiento para facilitar nuestros movimientos sobre el sillín sin tener la sensación de estar resbalando sobre él constantemente.
A pesar de que el confort es bueno; por diseño, peso y precio el Bontrager Aeolus RSL está pensado para ciclistas deportivos, a los que les gusta adoptar una posición aerodinámica y con cierto espíritu competitivo, reservando los Comp, Elite o Pro para los ciclistas más recreacionales, menos agresivos o que busquen un punto extra de confort.
El Bontrager Aeolus RSL está disponible en dos medidas, 250x145 mm y 250x150 mm (largo x ancho); particularmente he probado la versión de 145 mm y me he encontrado muy cómodo, pero hay que tener en cuenta que soy un ciclista tirando a “estrecho” (no es sólo una cuestión de delgadez/peso). Por eso, ante la mínima duda para elegir cuál de los dos tamaños nos interesa, mi consejo es hacernos algún tipo de estudio biomecánico que nos diga la distancia entre nos huesos isquiones y que nos indique qué talla de sillín nos conviene. Y para los amantes de los accesorios de Bontrager, cabe destacar que el Aeolus RSL está preparado para integrar de forma efectiva y estética las luces traseras Bontrager Flare y en la caja se encuentra el soporte de la luz incluido.
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