Primeras pedaladas: nueva Specialized Turbo Creo SL 2020

El cuadro está fabricado con fibras FACT 11r en todas sus versiones (S-Works y Turbo Creo SL Expert de carretera y Turbo Creo SL EVO de Gravel), con el Future Shock 2.0 y transmisiones electrónicas en todos los acabados. El peso conseguido en la S-Works Turbo Creo SL con ruedas Roval CLX 50 Disc es de 12,2 kg.

Las diferencias entre la versión Gravel y las versiones de carretera están en el desarrollo elegido para la transmisión; neumáticos (38 mm con tacos o 28 mm lisos); el manillar, que en el caso de la S-Works y Expert es un Hover (de fibra de carbono y aluminio respectivamente) y un Adventure Gear Hover, una versión para gravel con las puntas hacia fuera, en la EVO. Y en el montaje de una tija telescópica X-Fusion Manic de 50 mm en la versión de Gravel (una S-Works FACT de carbono en el resto de versiones).

Como parte fundamental de una e-bike, el motor recibe buena parte del tiempo invertido en I+D. Pese a tener una buena base con la que trabajar, Specialized ha querido desarrollar completamente este motor SL 1.1 para mejorar las prestaciones de cualquier otro sistema, buscando un funcionamiento mucho más natural y cercano a la experiencia de pedalear con una bicicleta convencional.

Ofrece una potencia de 240 w, pero lo realmente importante es que la curva de potencia se ha diseñado para mantener una cadencia natural. Es decir, a mayor cadencia nuestra, mayor entrega de potencia, logrando la máxima potencia de forma sostenida entre 70 y 100 rpm. Igualmente importante, si no más cuando hablamos de una bicicleta de carretera, es la reducción hasta hacerlo desaparecer de cualquier fricción interna cuando la asistencia no está activada (llevamos el sistema apagado, la asistencia apagada -son cosas diferentes- o rodamos a más de 25 km/h).

Ambos factores son fundamentales no sólo cuando rodamos sin asistencia, sino también en el momento en el que superamos los 25 km/h y entra en juego el corte de la asistencia, esa transición ha de ser suave para que no se note ni aparezca la sensación de lastre que tenemos con otros sistemas. Es el verdadero reto de las e-bikes de carretera, eliminar el DRAG (arrastre) del motor sin asistencia, y en Specialized lo han superado. Gracias a su fabricación en magnesio, el peso del motor SL 1.1 es de 1,95 kg.

El motor viene acompañado de una batería SL1-320 que, con una capacidad de 320Wh y 1,8 kg de peso, ofrece una autonomía de hasta 130 km en modo ECO. Pero la novedad más destacable al respecto es la el “Range Extender” o batería extra con forma de bidón que se puede enganchar en un portabidón convencional (aunque desde Specialized recomiendan el específico para un ajuste perfecto y evitar que salte con las vibraciones) y que ofrece 160 Wh (unos 65 km) de autonomía extra. Su peso es de 1 kg, es decir, prácticamente lo mismo que un bidón de agua cargado.

El cuadro está preparado para enganchar el cable que sale del Range Extender y disponer de la total capacidad de batería desde el principio. Para evitar equivocaciones, tanto la App Mission Control como en el Display aparece una capacidad de carga del 100% con la batería interna y del 150% si instalamos el Range Extender. Este accesorio viene de serie en la S-Works y está disponible como opción “aftermarket” para el resto de los acabados.

Uno de los motivos de preocupación en las e-bikes es su vida útil en ciclos de carga. Entendiendo como ciclo de carga completo (de 0 a 100%), en Specialized garantizan un mínimo de 500 ciclos manteniendo la máxima potencia. Si hacemos unas cargas, uso y mantenimiento responsable esta cifra se multiplica. El tiempo de carga estimado para un ciclo completo es de 2 horas y media y se puede cargar a la vez la batería interna y el Range Extender. Aproximadamente en una hora se alcanza un 40-45% de carga.

Otro aspecto importante de las baterías es el reciclado y sustitución de las mismas. Specialized ha optado por una batería integrada en el cuadro y no extraíble por el usuario (en los centros autorizados tienen la documentación y conocimientos para hacerlo en una maniobra que no lleva más de 15 minutos tal y como pudimos comprobar en sus instalaciones). Estas baterías se pueden reciclar, incluso depositar en un contenedor convencional de reciclaje de pilas y baterías, aunque desde la marca prefieren centralizarlo a través de sus distribuidores lo máximo posible.

Como siempre ocurre, después de tanta teoría llega el momento de llevarlo todo a la práctica; el momento más divertido de cualquier presentación. Para la ocasión Specialized nos separó en dos grupos diferentes para poder probar la configuración de carretera y la de gravel en dos días separados y con dos recorridos muy atractivos que pusieron a prueba la entereza de la nueva Turbo Creo SL.

A mí me toco comenzar con el recorrido de gravel, con casi 60 km y 900 m de desnivel positivo (896 m exactamente) con un terreno variado que incluía, prácticamente, cualquier tipo de suelo que podríamos pensar para una bicicleta gravel: desde tramos asfaltados, pistas de tierra, de grava e incluso algún sendero que otro con raíces.

Precisamente es en esos senderos en los que mejor vemos el potencial de una bicicleta como la Turbo Creo SL. No sólo por lo que supone la asistencia en los tramos de ascenso (tanto por pistas forestales como por asfalto), sino porque la ayuda del motor para superar obstáculos es un extra increíble. Sólo tenemos que preocuparnos de seguir pedaleando, ya que ese empuje extra hace que movimiento en la rueda trasera no nos va a faltar. Esto nos permitirá, además de hacerlas más largas, aumentar un escalón el nivel de dificultad técnica de nuestras rutas gravel.

Pero si pensamos que bajando puede ser un problema debido al mayor peso estamos equivocados. La Specialized Turbo Creo SL Expert (denominación para la gravel) es muy manejable. Es ligera para tratarse de una e-bike, pero lo importante es la gran maniobrabilidad que ofrece; es muy sencilla de llevar y de manejar en terrenos complicados.

El Future Shock 2.0 nos pone otro extra de ayuda y confort que se traduce en una mayor seguridad a la hora de enfrentarnos a rocas y raíces (o a pistas forestales con el suelo roto) y aunque puedan parecer pocos, los 50 mm de la tija telescópica también contribuyen enormemente a facilitarnos la situación cuando el terreno se pone delicado. Otro de los factores que contribuye a que la Turbo Creo SL transmita confianza son los neumáticos elegidos, unos Pathfinder Pro 2Bliss Ready de 38 mm.

Al día siguiente me tocó probar la configuración de carretera y, evidentemente, Suiza es el hábitat natural de una bicicleta así. Vaya por delante que el trabajo realizado en el motor SL 1.1 ha sido espectacular y ha desaparecido cualquier rastro de rozamiento una vez pasamos de los 25 km/h (o cuando no llevamos la asistencia conectada). Gracias a ello, y a su ligereza, la Turbo Creo SL es una bicicleta de carretera con todas las letras. Es decir, podríamos rodar con ella sin conectar la asistencia y, aunque siempre tendremos que superar el mayor peso respecto a una bicicleta convencional, no tendríamos muchas más diferencias.

El recorrido preparado para la versión de carretera sumó casi 80 km con 1.716 m de desnivel positivo. Pero para buscar los ascensos que nos dejaron este desnivel, comenzamos por tramos relativamente llanos en los que poco a poco fuimos aumentando la velocidad y nos dimos cuenta, desde el principio, de lo que te comentaba en párrafos anteriores.

La curva de potencia hace que, para sacar el máximo partido al motor, haga falta tener mucha cadencia (igual que sucedería en una bicicleta convencional), pero en el punto en el que se logra esto el corte de asistencia está tan logrado que no es brusco, de hecho es inapreciable, ni hace que cambie la sensación del pedaleo. Evidentemente, y debido al mayor peso de la bicicleta, no rodaremos tan rápido como con una convencional en los tramos llanos o de falso llano en los que se superan con creces los 25 km/h, pero tampoco tendremos la sensación de lastre que se experimentaba hasta ahora con otros sistemas.

Cuando llegan las cuestas arriba la experiencia cambia completamente lo vivido hasta ahora. Si buscamos sufrimiento, lo obtendremos. Basta con apagar la asistencia o dejarla en modo ECO y buscar nuestro límite. Es una cuestión, simplemente, de velocidad. Salvo con el modo Turbo, tendremos las mismas sensaciones que con una bicicleta convencional, solo que más rápido, mucho más rápido. La clave sigue estando en la cadencia que apliquemos (para lo que tenemos un rango muy amplio de piñones) y la fuerza de nuestras piernas.

La suma de todos estos factores nos permite, una vez cogido el truco y aprendidas las sensaciones, gestionar mucho mejor la vida de la batería, por muy larga que sea la ruta. Además, si por cualquier cuestión necesitamos modificar el nivel de asistencia del motor en cada modo podremos hacerlo con la App Mission Control con un efecto inmediato en nuestra bicicleta.

Pero volviendo a la acción, una e-bike tiene que subir ¡y bajar! En estos casos y teniendo en cuenta que las cubiertas son de 28 mm (una medida para nada descabellada), la Turbo Creo SL se muestra muy ágil y manejable. Es sencillo trazar con ella, sin apenas notar el extra de peso que llevamos. Haber recurrido a frenos Shimano Dura-Ace en la versión S-Works y Ultegra R8070 en la versión Expert es toda una garantía. En ningún momento nos quedaremos cortos ni necesitaremos más potencia de frenado. Haber podido rodar por carreteras alpinas, con desniveles considerables de subida y de bajada, me sirvió para comprobarlo.