La Vuelta. Revolución en Movimiento (II)

La Vuelta es una auténtica revolución que lo cambia todo allí por donde pasa, incluso la vida de todos los que la viven durante tres semanas al año.

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Autor Maillot Luis Miguel del Cerro
Autor de la fotoLuis Miguel del Cerro

Fecha de la noticia 29/11/2016


Cuatro etapas dentro de La Vuelta con el equipo de los Coches Azules no es suficiente para saber todo lo que se cuece, pero sí lo es para darte cuenta de que La Vuelta es una auténtica revolución en movimiento que lo cambia todo allí por donde pasa.

La Vuelta. Revolución en Movimiento (II)

Último día. Día importante. Hoy llegamos al Mirador de Ézaro, un puerto duro y corto: made in La Vuelta. Cuando llegamos a la zona del puerto de Marín el ambiente es más impresionante que el de Ourense. Al estar todo en una explanada la “revoluciónes mucho más patente.

La gente puede pasar de ver al Equipo Sky al Movistar en apenas unos segundos. En el control de firmas las manos de los niños extendidas busca un palmetazo de sus ídolos. A ellos les da igual quien sea… hasta que aparecen Contador, Quintana o Froome. Pasan cerca, muy cerca. Solo Valverde para y firma en el pasillo. Solo llevo tres días aquí pero da la sensación de que Valverde se mueve en esta Vuelta con la alegría y soltura que te da la sensación del deber cumplido.

Hoy me toca con Julio, con el jefe. Iremos junto al pelotón. Además, tengo un regalo inesperado. Nuestro coche pasará junto al pelotón por dentro de la Escuela Naval de Marín. Los cadetes nos esperan haciendo ejercicios mientras otros miembros de la Marina nos saludan. Apenas dura unos minutos el trayecto pero es una muestra más de lo que significa La Vuelta. No se le resiste ni la Armada.

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Salida neutralizada. Pronto empieza la acción. Tenemos escapada desde los primeros kilómetros pero no esperamos batalla hasta el kilómetro cien. Suena el teléfono en la parte trasera, es el móvil de Sergio, nuestro mecánico. Pronto reconozco la conversación de un padre hablando con sus hijos. Son tres semanas fuera de casa.

Le pregunto sobre ello. Es duro pero compensa y coincide en algo que se repite en este tipo de conversaciones: “Siempre he estado en esto”. Por otro lado, a sus hijos les hace ilusión que su padre esté en La Vuelta. Eso sí, me confiesa que les hace menos gracia ver el Tour. A fin de cuentas allí no hay nadie de la familia.

Aprovecho para que Julio me cuente cómo distribuyen los coches, como trabajan… Un coche siempre con la escapada, siempre detrás del comisario, delante de los coches de equipo.

El segundo coche con el pelotón, en una situación parecida. En nuestro caso, se intercalan coches de equipo pero en cuanto la cosa se tensa el comisario nos pide que “pasemos”. La segunda vez que hacemos la maniobra se hace en plena ascensión del puerto. Vamos rápido y veo que tan importante es la habilidad con el volante como el manejo del claxon. Ya estamos en nuestro sitio y mis pulsaciones vuelven al umbral.

A la vez, las motos se mueven siempre cerca de los grupos donde hay acción. Son fundamentales, ya que su intervención es la más rápida y frecuente. Son maestros del cambio de rueda y echan una buena mano en los pequeños percances mecánicos. De vez en cuando, pasan a nuestro lado, cruzamos unas palabras con Roberto y Coki, unas pocas instrucciones y vuelven a su puesto.

Julio está atento a la emisora pero hay pocas instrucciones, no es una torre de control. “Aquí ya sabe cada uno lo que tiene que hacer”. Esa sensación me queda con todo. El comisario y el “controlador” ruedan cerca pero en toda la etapa solo nos piden que nos movamos en un par de ocasiones. Esto es un reloj suizo. Que Julio lleve en esto desde la comunión creo que también puede que tenga algo que ver

No hay un Mont Ventoux en La Vuelta

Las bicis neutras proyectan su sombra sobre el asfalto. Son para todos. Da igual el equipo que sea, el patrocinador que tenga. El día anterior me contaban orgullosos que algo como lo del Mont Ventoux era difícil que pasara en La Vuelta.

Llevan todo tipo de pedales en las bicis y algunas de ellas con las medidas y pedales de los primeros de la general. No se usan con frecuencia pero cuando lo hacen el corredor lo agradece porque puede ser la diferencia entre un resultado digno o una catástrofe sin paliativos. En la segunda semana de La Vuelta, Losada, de Katusha disfrutó de una de ellas durante casi cuarenta kilómetros.

Radio Vuelta empieza a convertirse en Maxima FM a medida que nos acercamos a Ézaro. La carrera se anima. El paisaje es una belleza, el trazado haría las delicias de cualquier cicloturista. Muchos pueblos nos esperan como si fuera una auténtica fiesta. Si lo piensas bien la llegada de La Vuelta a algunas de esas poblaciones es probablemente lo más importante que ha pasado en el municipio desde su fundación. Desde el sillón no te das cuenta, desde el coche lo ves claro. 

Cuando parece que llega la tranquilidad, frenazo de los coches, maniobras un poco raras. Algo ha pasado. “Caída” dice Julio. Efectívamente, un corredor de Astana está tirado en el suelo, en el centro de la calzada. Guantes ensangrentados y un compañero intentando ayudarle. Malas caras en el coche. Julio coge la emisora: “Charro, creo que ha sido López”. Javier y Miguel Ángel López son buenos amigos.

Llega el momento decisivo. Los jueces nos piden que “subamos”. Toca colocarse y estar atentos. El primer coche ya está detrás de los primeros. El francés Alexandre Geniez ya se retuerce en las rampas de Ézaro.

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La Vuelta. Revolución en Movimiento (II)
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Encaramos las primera rampas y quedo sobrecogido con la cantidad de público que hay. He estado al otro lado, en el arcén, pero este punto de vista es distinto.

No soy protagonista de nada pero soy parte de la carrera. Los gritos de ánimo, las banderas… la afición. No paro de hacer fotos: no es fácil con el coche en movimiento y tampoco conviene andar con medio cuerpo fuera a un kilómetro de terminar la etapa. Esta vez sí, esta vez paso por el arco de llegada. Paramos casi debajo, un poco más adelante.

Es la segunda imagen sobrecogedora del día. La extenuación. Varios corredores sentados, apoyados en las vallas. Sus caras son de absoluto agotamiento. Unos metros delante Contador y Valverde atienden a los periodistas mientras que los fotógrafos forman una cúpula. Julio me llama: “Rápido, nos vamos”. Nosotros, los Coches Azules, no somos los protagonistas. Es momento de reagruparnos un poco más adelante, tomar unos refrescos y volver al hotel

Será el día, será que esto se acaba. Pero todo está un poco más gris. Al llegar, otra vez, abajo las bicis, el material,... el ritual. Cherro habla por teléfono, parece que está hablando con “Super López”. Javier le da ánimos, le transmite tranquilidad… al otro lado el ciclista le cuenta que tiene la boca destrozada.

Mañana saldrá otra vez. Javier cuelga y, mientras agrupa unas ruedas, no puede evitar poner mala cara mientras dice  “Esto es el ciclismo, así es el ciclismo…”. Un deporte en el que el dolor y la sangre no te impiden continuar. Unos días más tarde su cuerpo dirá basta y tendrá que abandonar su “primera grande”.

De camino al aeropuerto, otro de los culpables de que esté aquí, Cristóbal Pérez (Dtor de Marketing de Macario Llorente) me pregunta “¿Todo bien?, ¿Tienes material?”. No estoy seguro. Tengo muchas fotos, muchas sensaciones. Todavía no se que va a salir de esto.

Dos semanas en el sofá, te dan otra perspectiva. Ahora La Vuelta, me parece un espectáculo en dos dimensiones. La tele no es lo mismo. La siguiente cita es en Madrid.

Madrid. Capital de Colombia

Llego pronto. No hace falta buscar mucho. Los Coches Azules se ven bien. A esa hora, la carrera sale de Las Rozas. Una buena oportunidad para charlar y dar una vuelta por la llegada y ver el ambiente más festivo. Hoy los protagonistas son los colombianos que agolpan todas las vallas alrededor de Cibeles.

Gritan, cantan… disfrutan. Se preparan para celebrar la gesta de sus compatriotas. En especial, para rendir homenaje a Quintana. Cuando apunto mi objetivo rompen a gritar y cantar. Quedan horas para la llegada, para el podio ¿mantendrán el ritmo?

A mi lado, muchos de los que en Galicia iban con uniforme “rojo vuelta” hoy lo han cambiado por el traje. Hoy es un día de celebración y de marketing. Hoy los coches de la organización no solo controlan la carrera también sirven para que los “VIP” conozcan la carrera. Para que vean de primera mano aquello que patrocinan. No es lo más bonito pero sin ellos no habría Vuelta. Es parte del espectáculo.

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Cristóbal me llama: - “Al coche” - No lo tenía previsto pero acabo haciendo unas vueltas del recorrido en uno de los Coches Azules. Nos cruzamos con el pelotón en varios tramos, la tarde es espectacular y Madrid tiene uno de esos días con los que intenta engañarte para que te vayas a vivir en pleno centro. Luego te acuerdas del parking y los precios.

El show continúa hasta que llega la última vuelta. Campanada, último arreón y victoria de Magnus Cort Nielsen. Y, por supuesto, de Quintana que se abraza con los compañeros sin perder ese gesto de hombre de acero. Pequeño, pero de acero.

Luego el podio. Quintana da un discurso presidencial (yo le votaría) y suena el himno. El público canta hasta después de acabarse la música. Hoy Madrid es capital de Colombia. Y me alegro.

La Vuelta es un Patrimonio

El coche siempre es un lugar de recogimiento. Un buen sitio para pensar. En la vuelta a casa te das cuenta de lo que significa La Vuelta.  Cuándo Cristóbal y Julio me propusieron embarcarme en esta aventura me dijeron que era “para que mostrara lo que es La Vuelta por dentro” pero es imposible.

La Vuelta no tiene secretos. Se muestra a todos. Los corredores descansan, pedalean y sufren cerca de nosotros. Podemos ver sus bicis, a sus mecánicos trabajando en la puerta del hotel. Podemos caminar junto a ellos al final de la etapa

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La Vuelta es conjunto de células, de organismos, de entidades, que tienen su propia vida. Para contar lo que hay “dentro de La Vuelta” habría que estar con cada uno de los equipos, con los radio enlaces, con la Guardia Civil, con las azafatas, con los que van recogiendo el tenderete y, por supuesto, convertirnos en la sombra de Guillén y mientras perseguimos a Escartín, Lezaun y a todo su equipo. La Vuelta es la historia de muchas historias. Y todo funciona.

La Vuelta es tan grande que no podemos abordarla en un solo reportaje, en un puñado de fotos. No es un evento, no es una carrera: es un patrimonio.

Y lo es porque cambia la historia y la vida de los pueblos por donde pasa, porque comparte lo que es con todo el mundo y porque La Vuelta cambia la vida de todos los que la viven durante tres semanas al año.

La Vuelta. Revolución en Movimiento (1ª parte)

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