Alejandro Valverde, el juego del ciclismo

Cuando la bicicleta es un fin y no un medio, el ciclismo se convierte en un juego y esto en clave de éxito. Eso es Alejandro Valverde cuyo “hobby” le ha brindado 95 victorias en 14 años de ciclismo profesional y, sin aspiración alguna, hacer historia
Entrevista a Alejandro Valverde
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Autor Maillot Laura Meseguer
Autor de la fotoMariano Herranz

Fecha de la noticia 21/10/2016


Alejandro Valverde es uno de los ciclistas más respetados y admirados por rivales y compañeros dentro del pelotón ciclista. No es ambicioso aunque le guste ganar, disfruta con el “pique” con los rivales en los kilómetros finales hacia la meta, igual que le gusta apretar a los amigos cicloturistas, que entrenan cada día con él en tierras murcianas. De no haber sido ciclista, sería camionero como su padre pero montaría en bicicleta cada día

Alejandro es el número uno del ciclismo español”, se muestra rotundo el seleccionador nacional Javier Mínguez. “Es buenísimo. Y la clave está en que se monta en la bicicleta y disfruta. No tiene pena ni dolores. La bicicleta es su juguete”. Mikel Zabala, su entrenador en el equipo Movistar añade: “La clave es su cabeza, no sólo porque se exprime al 100% sino porque se divierte montando en bicicleta. Siempre quiere salir con gente a entrenar, a jugar”.

Alejandro Valverde toma su móvil para mostrar las fotos que le envían sus últimas “víctimas” del entrenamiento matutino de 130 kilómetros “muy fuertes”. “Uno con las piernas en alto, otro con el termómetro puesto... Los dejo eliminados”, cuenta entre risas.

En la “grupeta” de Valverde, como se conoce en España al grupo de ciclistas que entrenan juntos, apenas quedan ya profesionales, después de que José Joaquín Rojas y Luis León Sánchez se hayan trasladado a Andorra. Pero él sigue disfrutando exprimiendo cada día a los valientes que intentan seguir su rueda.

“Hay quien necesita ser muy metódico con los entrenamientos. Yo soy de hacer tres o cuatro horas todos los días. Una buena base pero sin castigarme y sin llegar a exprimir el cuerpo. Para sufrir ya están las carreras cuando llueve y hace frío”. Lo cierto es que consigue mantener la forma y ser competitivo todo el año y tras el mes parado en invierno, vuelve a estar en forma rápidamente, envidiable a sus 36 años

El eterno debate

En España, el debate sobre Alejandro Valverde gira siempre en torno a lo mismo: siendo su Talón de Aquiles el Tour de Francia, ¿podría haber estrujado mejor su talento dedicándose exclusivamente a las Clásicas? “Todo el mundo me pregunta lo mismo. ¡No he olvidado las clásicas!

Tengo dos clásicas de San Sebastián y dos o tres podios, tres Fleche Wallone y otros dos podios, tres Liege – Bastogne–Liege, podios en Amstel y en el Giro de Lombardia… Entonces… ¿qué otras clásicas? Porque en París-Roubaix con mis 63 kilos no me veo capaz de hacer nada”. En total suma 10 victorias y 38 podios en las grandes pruebas de un día, lo que le convierte en el mejor ciclista que ha tenido España en las clásicas

Alejandro Valverde, irrepetible. 

El hecho de que Valverde sea un ciclista único, con un talento natural, “tocado por la varita mágica”, como reconoce Zabala, y que rinda y gane durante todo el año en todos los terrenos y todo tipo de carreras, no se valora tanto en España como al que consigue vestirse de amarillo en julio. Y ese precisamente ha sido el sueño al que Valverde no ha querido renunciar; el Tour.

Aún así, no por casualidad ha sido rival de corredores tan diversos como los escaladores Alberto Contador o Chris Froome, explosivos como Paolo Bettini o Philippe Gilbert y sprinters como Alessandro Petacchi u  Óscar Freire.  Su preparador en el equipo Movistar, añade: “El perfil que se ha hecho es el que le representa y el que le llena. Si sólo se dedicase a grandes vueltas o a clásicas le faltaría algo”.

Foto de Iri Greco (BrakeThrough Media)

España, un país con escaso conocimiento en las carreras de un día para el público generalista, el Tour de Francia tiene un gran protagonismo sobre todo tras los logros de Pedro Delgado, Miguel Induráin y Alberto Contador. Para Javier Minguez está claro, si Alejandro Valverde hubiese nacido belga, tendría un monumento. “Valverde es español compitiendo en un equipo español y por tanto no tiene la mentalidad de los belgas para las Clásicas.

Aún así, ¿cuántos hay que ganen desde la Challenge de Mallorca en febrero hasta el Giro de Lombardia en octubre?”. Valverde se encoje de hombros: “en España siempre queremos más”.

“Es el ciclista más rentable de todos los que hay”, afirma su rival de tantos años y compañero en la selección, Óscar Freire, en su visita a la Vuelta a España. Apoyado en uno de los coches de carrera, el cántabro retirado en 2012, observa al murciano durante el control de firmas. “Y pensar que yo me retiré hace cuatro años y él sigue aquí...¡y de qué manera!”, sonríe llevándose las manos a la cara.

El murciano es el corredor más regular del pelotón. Un dato: desde 2012 ha corrido 105 etapas en la Vuelta a España, de las cuales sólo en nueve ha estado fuera del top diez de la clasificación general. Ocho de esas ocasiones han tenido lugar en la presente Vuelta, en la que su papel de gregario, le permitió reservarse en la etapa con final en Col d' Aubisque, después de pasar una mala noche y afrontar la subida “vacío”.

Con su última victoria en el Giro de Italia en mayo de 2016, sumaba un total de 96 victorias desde que llegó al profesionalismo en 2002. “He ganado la Vuelta a España, tengo seis podios en grandes vueltas...En el Tour y en el Giro, podio; en las vueltas por etapas, dos Criterium du Dauphiné, Vueltas a Andalucía, Vueltas a Murcia, victorias de etapa en la Volta a Catalunya, Tour de Romandía...de todo. Entonces, si me hubiese dedicado sólo a las clásicas no tendría el palmarés que tengo”.

Rozando casi la centena de victorias, no fue hasta el año pasado cuando alcanzó su sueño. A 1850 metros de altitud, en la penúltima meta del Tour de Francia en Alpe d'Huez, Valverde cruzó la meta gritando “¡Podio, podio, podio!” antes de abrazarse con su masajista, confidente y amigo Juan Carlos Escámez.  Se derrumbó ante la prensa en un emocionado llanto y apenas pudo decir: “Este podio lo he buscado toda la vida”. Han pasado diez meses desde su podio en los Campos Elíseos y aún se emociona al recordarlo.

Su carrera profesional ha estado dirigida siempre a intentar ganar el Tour de Francia. “El Tour para todos los ciclistas, directores, equipos y sponsors es lo máximo. Cualquier cosa que hagas en el Tour tiene una repercusión mucho mayor que lo que hagas en cualquier otra carrera. A veces te obsesionas tanto con él que te salen las cosas peor”, explica.

La de 2015 era su octava participación en el gran tour francés, su quinto top 10 y su primer podio, en una carrera a la que había acudido por vez primera sin la presión del liderato y para ayudar a su compañero Nairo Quintana que acabó segundo detrás del victorioso Chris Froome. Junto a este momento, recuerda su victoria sobre el entonces dominador Lance Armstrong en 2005 como un logro más especial que sus otras tres victorias de etapa y los dos días que lució el prestigioso maillot amarillo al comienzo del Tour de 2008 ganando en Plumelec.

Sus 36 años llegaron con nuevos desafíos: debutar en el Giro de Italia y correr las tres grandes vueltas en un sólo año. En abril se apretaba los puños con ansia por competir, sobre todo viendo desde el salón de casa la Volta a Catalunya sintiéndose en plena forma. El nuevo escenario, con el Giro en mayo, no le permitió lucirse tanto como le gusta hacer en el primer cuatrimestre de la temporada.

Sirvió aquello que le dijo Eusebio Unzúe en aquellos días: “Tranquilo, guarda todas esas ganas para mayo”. En la carrera italiana logró una victoria de etapa en la décimosexta etapa con final en Andalo y un tercer puesto en el podio peleado hasta el último metro en la penúltima etapa con final en Sant´Anna di Vinadio. Como ocurre siempre con todos los ciclistas, la carrera italiana le encantó y el desafío se convirtió en una oportunidad.

Líder y gregario

Consciente, según él mismo afirma, de que ya no será capaz de ganar el Tour y cumplido su sueño de ver los Campos Elíseos desde el podio, Valverde acepta con naturalidad el relevo en el liderazgo del equipo con Nairo Quintana. Se entregó en el Tour de Francia, dónde sacó de más de un apuro al colombiano que finalmente logró un tercer puesto, y de nuevo en la Vuelta a España que ganó Quintana y en la que disfrutó sobremanera con la encerrona que se preparó al equipo Sky en la etapa con final en Formigal.

Valverde se dispone estos días a renovar su contrato con Movistar Team. A falta de confirmación por parte del equipo, firmaría dos años más de contrato, que se añadirían al vigente, por lo que continuaría en el equipo hasta 2019.

El murciano y Eusebio Unzue se conocen desde hace once años. No les hacen falta palabras para entenderse, les basta con una sola mirada. Es tal la confianza y la fe que el mánager navarro ha depositado siempre en él, que le esperó los dos años de sanción dictada en 2010 por el TAS por su vinculación con la Operación Puerto de 2006, en una investigación instigada por el Comité Olímpico Nacional Italiano en 2009.

“Sus mejores días en el Tour están por llegar”, declaraba Unzue aquel enero de 2012, el día de la presentación del equipo Movistar en Madrid y del regreso de Alejandro Valverde a la competición. “Sabemos que puede pelear por las clásicas y carreras de una semana, pero también por las grandes vueltas”.

Durante aquellos dos años de ostracismo Valverde no dejó un solo día de entrenar y de cuidarse como si continuase compitiendo. “Y cuando me retire seguiré haciendo lo mismo. ¿Qué otra cosa voy a hacer si no?”. Tras su sanción regresó al que considera su segundo hogar, el equipo Movistar, por el que fichó en 2005 bajo el nombre de Illes Balears-Caisse d'Epargne y donde pretende jubilarse.

No le han faltado atractivas ofertas económicas de diversos equipos extranjeros, como el extinto Telekom, que ha declinado en pos del equipo español. “El hacerme famoso o más conocido en el extranjero nunca ha sido un aliciente para irme de este equipo. Aquí -en Movistar- es donde más a gusto estoy y así es como mejor rindo. No veo razón para cambiar. Por el mismo motivo que no dejo Murcia por Andorra. Aquí está mi familia, mi grupo de entrenamiento, el mejor clima...Necesito estar en mi ambiente”.

En 2013, 2014 y 2015 el equipo Movistar ha sido el número uno del ranking UCI World Tour a final de temporada. Se dice de Unzue que tiene un instinto único a la hora de fichar corredores y que su equipo es el referente en el que se fija el equipo Sky por su tradición ciclista y su lectura de las carreras. “Eusebio entiende muchísimo y sabe hacer un buen grupo de corredores y hacerles todavía mejores. Mucha gente dice que tiene mucha suerte, pero no es suerte, es que sabe muy bien el corredor que ficha”.

Ha sido la casa de los grandes gregarios con Pablo Lastras, Ivan Gutiérrez y Txente García Acosta, entre otros; en un momento en el que el método Sky y el ciclismo innovador, “el de los números” no había llegado aún. “Cuando llegó Sky puso el listón muy alto a todos y eso exigió a los equipos que diesen un paso adelante en la profesionalización de los equipos.

En las concentraciones de equipo de hace años salíamos a entrenar por la mañana y listo. Ahora tenemos la agenda cargada con visitas al osteopata, nutricionista, biomecánico, etc. Se visualiza todo mucho más”, afirma Valverde. “Todos hemos aprendido de Sky pero ellos también han aprendido de nosotros”.

A propósito del nuevo ciclismo, el murciano reconoce no ser muy amigo de los números, prefiere continuar con su entrenamiento por sensaciones. Su entrenador Mikel Zabala afirma que respeta el descanso y la recuperación como ninguno y se cuida en casa.  En los últimos Tour de Francia y Vuelta a España en contraste con la tendencia reinante, Valverde no llevaba potenciómetro en su bicicleta. Para el murciano esos números en competición frenan la espontaneidad.

“A veces en carrera miro el potenciómetro y pienso que no debo ir más rápido porque he alcanzado mi límite de vatios cuando en realidad físicamente podría haberlo hecho y al final no he logrado una diferencia que me podría haber venido muy bien de cara al final”. Y se muestra rotundo: “Prefiero el ciclismo de sensaciones y ojalá no llegue a estar controlado por los números”.

Pasan las horas y la melancolía se adueña de la conversación para recordar su momento más especial en el ciclismo con aquel segundo puesto en el Mundial de Canadá por detrás de Igor Astarloa. Era 2003, su segundo año de profesional. Trece años más tarde recuerda con una sonrisa a tantos rivales que ha encontrado en todos estos años, muchos de ellos ya retirados.

Describe a Alberto Contador como el mejor estratega del pelotón. “Nadie como él sabe leer la carrera. Acuérdate de lo que hizo en Fuente Dé, durante la Vuelta a España 2012”. Revive por enésima vez los metros finales del Mundial de Florencia en el que Rui Costa le arrebató la victoria a Joaquím “Purito” Rodríguez sin que el murciano reaccionase a tiempo para evitarlo. “¡Si es que juro que pensé que había ganado!”, afirma rotundo, para después añadir: “¡Pues claro que somos muy amigos!”

Y quien conoce a Alejandro Valverde sabe que dice la verdad. No esconde malicia, es humilde, sencillo y sincero. Quizás el gran desconocido para el público y la prensa internacional, con los que aún arrastra el lastre de la sanción de hace unos años, aunque el murciano cuenta que en las carreras italianas de inicio de temporada ha sentido un calor del público como nunca antes y sus logros del último año le están valiendo para ganar por fin su reconocimiento.

En la recepción que ofreció Telefónica en Madrid al día siguiente del final de La Vuelta a España, me confiesa que aún no sabe en qué carrera va a terminar su temporada y sonríe divertido. “Total, voy a seguir montando en bici compita o no”. Lo mismo que dice que hará el día que decida retirarse.

El “Bala”, el “Imbatible”, es el ciclista que no busca marcar récords, que conoce el número de sus victorias por Twitter, que tampoco se lamenta por no haber logrado ganar un Tour o un Mundial sino que celebra sus seis medallas mundialistas y su podio francés porque sobre todo lo que hace es disfrutar de la bicicleta.

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