El auge de los kits de conversión a e-bike ¿merecen la pena?
El auge de las e-bikes, especialmente las orientadas al ciclismo urbano y un uso más recreativo no se queda sólo en los modelos concretos que nacen con un cuadro específico adaptado a un sistema de asistencia, sino que también han proliferado los kits de conversión como el Skarper del que ya te hablamos (y funciona a través del disco de freno trasero) o el Swytch Bike, que consiste en un motor de buje delantero (el kit viene en una rueda compatible con tu bicicleta) y cuya batería se ancla en el manillar, de forma que se puede retirar y facilitar la conversión de bicicleta eléctrica a convencional. E incluso cargar en el puesto de trabajo sin necesidad de cargar con la bicicleta o desmontar nada del cuadro.
Pero estos no dejan de ser dos ejemplos de una industria alternativa en la que han surgido muchos nombres en los últimos años (Bafang, Promovec, etc.) y que, por otro lado, lleva muchos años ofreciendo este tipo de soluciones. Desde hace muchos años, especialmente en Centroeuropa, se usan kits de todo tipo para convertir una bici convencional en una e-bike, generalmente mediante sistemas de motor al buje (delantero o trasero, lo que siempre te obligaba a cambiar una rueda) y con la batería anclada de forma externa en los portabultos. Hace muchos años nosotros te hablamos de Copenhagen Wheel, que incluía todo el sistema en la rueda trasera.
Aunque estos sistemas cumplían su función (dado que no se les requería mucho por el uso al que están destinadas las bicicletas), además de posibles problemas de homologación, tenían muchos problemas por la calidad de las baterías y por encontrarse, generalmente, expuestas a los elementos, por lo que las nuevas opciones que han ido surgiendo mejoran estos aspectos gracias a un mayor cuidado de las baterías y las coberturas que las protegen. Y, de hecho, si saltamos a Estados Unidos, han proliferado muchas tiendas y distribuidores que se dedican a la instalación de estos kits en bicicletas convencionales.
Ventajas de estos kits de conversión a e-bikes
La primera, y obvia, ventaja es el menor precio respecto a una e-bike “pura”; y es que siempre es mucha menos la inversión si ya tenemos en casa la mayor parte de lo que necesitamos en casa. Como dijimos en la noticia sobre Skarter, su precio rondará las 1.000 libras, más o menos lo mismo que cuesta Swytch (en este caso el precio varía en función de la rueda que necesitemos). En Estados Unidos los precios más habituales están entre 1.200 y 2.100 $.
También el peso es inferior. Por lo general los sistemas de asistencia con el motor en el buje son más ligeros que los sistemas al eje del pedalier, también menos naturales (aunque eso lo veremos en el apartado de inconvenientes). La batería, que generalmente tiene menos capacidad y se puede desmontar muy fácilmente, también contribuye a esa mayor ligereza.
Precisamente en línea con el poder desmontar fácilmente la batería tenemos la ventaja de que se pueden cargar en cualquier punto. Sí, es cierto que hoy en día casi todas las baterías de e-bikes son extraíbles, pero hay excepciones y en otros casos bicicletas no es una operación sencilla. Por lo general, y como ejemplo, con estos kits podemos dejar la bicicleta en el parking de nuestro domicilio, trabajo, etc. y cargar la batería en nuestro puesto de trabajo.
Hay otros puntos a favor de este tipo de kits, como el hecho de contribuir a “reciclar” elementos que tenemos en casa en lugar de tener que cambiarlos por algo nuevo. También el hecho de que estos sistemas se adaptan, más o menos de forma sencilla, a cualquier tipo de ciclo (como triciclos, bicis de carga, etc.).
Desventajas de los kits de conversión
Las desventajas de estos sistemas también son obvias, aunque en algunos casos quedan minimizadas por el uso al que van destinadas las bicicletas. La primera es que estos sistemas no son ni tan potentes ni tan naturales como las e-bikes con el motor en el pedalier.
Tampoco son tan manejables, ya que tenemos el grueso del peso localizado en alguna de las ruedas. Está claro que con estas bicicletas no vamos a saltar ni hacer caballitos o trucos, pero es un punto interesante para conocer, ya que las inercias no son tan naturales como en una e-bike convencional, ni mucho menos como en una bicicleta “al uso”. Además, la autonomía suele ser mucho menor; suficiente para el día a día, pero debemos vigilar mejor la carga de la batería y no podemos exigirles grandes rutas.
Otra desventaja es que, aunque son sistemas ligeros, hay que pensar que en algunos casos estamos añadiendo un peso extra y tenemos que asegurarnos de que lo hacemos en una zona apropiada para ello. Al menos fijarnos bien en que dicho peso está bien sujeto y no genere vibraciones indeseadas o que se pueda llegar a soltar. En esa línea también hay que asegurarse de que la instalación de alguno de estos kits no afecte a la garantía de la bicicleta en la que lo instalemos.
Conclusión
¿Son mala idea este tipo de kits de conversión? En absoluto, al contrario, son buena idea si queremos reciclar alguna bicicleta que usamos poco (o nada) para darle una nueva vida como vehículo urbano o del día a día. También son buena idea para quienes no quieren hacer un gran desembolso, pero quieren dar el paso a las e-bikes. Eso sí, debemos asegurarnos de que estos sistemas cumplen la normativa de homologación y que están acordes a la legislación española/europea.
Por otro lado, debemos ser conscientes que, por prestaciones, estos kits no son como una e-bike convencional, y que sus baterías suelen tener menos autonomía, por lo que están bien para un uso del día a día, pero no son la mejor opción para grandes excursiones o para exigirles grandes rutas.
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