En acción con la Addict eRIDE
Llega el momento de echarse a la carretera con la Addict eRIDE y surgen las dudas. Para probar esta bici, para saber encontrar realmente su terreno, hice un ejercicio de honestidad (conmigo mismo) antes de salir a pedalear. Evidentemente estoy en forma, al menos no estoy en mala forma, pero tampoco en una forma tan buena como me gustaría. De hecho, no me apetece batirme el cobre con las grupetas de pseudo pros y campeones del mundo que inundan las carreteras los fines de semana. Así que analizando dónde se moverá mejor (está claro, en las subidas) y dónde peor (en el llano y las bajadas) empiezo por lo complicado.
Rodando en llano o con muy poca inclinación (tanto positiva como negativa) la velocidad instantánea y la media de los tramos baja ligeramente. Se nota el peso extra que arrastramos, las leves fricciones que transmite el buje trasero (eso sí, bastante menores que otros sistemas al pedalier) y el mayor balón de los neumáticos. Es la sensación de rodar con algo de viento de frente. Poco, muy poco, apenas una leve brisa, pero lo suficiente como para que vayamos 2-3 km/h más lentos de lo que nos gustaría.
Está claro que por el concepto de bicicleta con asistencia y por la base utilizada (una laureada escaladora), el terreno de la Addict eRIDE son los ascensos. Y es aquí donde le sacamos el máximo partido. Como he dicho, el Mahle ebikemotion X35 ofrece un par motor de 40 Nm nada más, lejos de otros sistemas más habituales en las eMTB, por ejemplo. Sin embargo, hay que tomarse este sistema como lo que es, una ayuda, un impulso extra (y constante) en las subidas que nos permite bajar sensiblemente la cifra de nuestras pulsaciones mientras mantenemos la velocidad.

Este sistema, ni siquiera en su modo de máxima asistencia, genera el “efecto moto” de otros sistemas, sino que nos obliga a dar pedales con una cadencia alta para sacarle el máximo partido. Como decía antes, es una forma de bajar nuestras pulsaciones manteniendo la misma velocidad o subir nuestra velocidad manteniendo unas pulsaciones altas. Por poner otro ejemplo, los ciclistas que están en forma y a los que les gusta exprimirse podrán subir “a plato” cuestas que con una bici convencional hacen en plato pequeño. O, si somos capaces de mantener una cadencia alta de pedaleo, simplemente podremos bajar dos o tres coronas menos del cassette para avanzar más rápido. Eso sí, si no nos esforzamos, en ningún momento la bicicleta va a subir por nosotros.
La comparación, posiblemente, sea un poco manida, pero es bastante representativa. Con la asistencia “apagada” (sin funcionar porque superamos los 25 km/h, porque la llevamos apagada, etc.) la sensación es la de rodar con un pequeño lastre, como un viento de cara muy ligero; sin embargo, la sensación con el primer nivel de asistencia es la contraria, rodamos con un viento muy ligero a favor, parece que las ascensiones suaves se hacen con un poco más de alegría. Hay quien dice que “compensa” el peso extra del motor y demás, particularmente creo que añade un poco más, apenas apreciable; en el segundo nivel de asistencia el viento es muy a favor, como rodar arropados dentro de un pelotón, pero cuesta arriba; en el tercer nivel de asistencia es como si tenemos a un compañero al lado empujándonos… la sensación es increíble, de llevar un ritmo completamente fuera de nuestras posibilidades, aunque siempre con la sensación de que nuestras piernas soportan gran parte de ese esfuerzo.
Como último apunte, en las bajadas, si venimos de una bicicleta de carretera muy ligera podremos notar cierta “pereza” en la rueda trasera a la hora de hacer algunas maniobras debido al peso del motor. Realmente nada que nos influya en exceso ni a lo que no nos acostumbremos en dos salidas. La distancia de frenado, al menos con este acabado Premium, es exquisita y la manejabilidad también. Si acaso, en los primeros descensos y de forma completamente intuitiva, seguramente pongamos un poco más de peso en la rueda delantera para compensar, logrando un equilibrio muy bueno.

Conclusión: ¿Para quién es una e-bike como la Addict eRIDE?
Posiblemente alguien que venga de una e-bike con motor al pedalier note que a este sistema le falta “chicha”, pero esa es la clave, es un sistema mucho menos intrusivo, mucho más cercano al uso de una bicicleta convencional, un sistema mucho más agradable para los que piensan que todavía no les ha llegado su momento de dar el salto a las e-bikes. Entonces ¿para quién es?
Si sales en grupo y sufres mucho en las subidas, una e-bike como esta SCOTT Addict eRIDE te puede ayudar mucho, en el llano no sufrirás en exceso, más aún si rodáis a un ritmo más distendido y sin llevar el cuchillo entre los dientes. Y en las subidas podrás gozar de ese impulso extra que evitará que el resto de la grupeta te tenga que esperar en lo alto del puerto.
También es para ciclistas que, por edad, lesiones, etc. hayan perdido la forma, vivan en zonas de montaña y sean reticentes a volver a salir por miedo a las pájaras o a la sensación de ahogo en las subidas. O para ciclistas que salen solos, que no les preocupa la media de velocidad que marca el dispositivo de turno al final de la ruta, pero que los puertos de montaña cada vez les generan más respeto. Con una bici como esta es más fácil gestionar las fuerzas. Sí, en estos casos hay otros sistemas que también te ayudan, posiblemente mucho más, pero también es cierto que en el ciclismo de carretera hay cierto gusto por el sufrimiento en las subidas que parece perderse con la asistencia. Y en este caso no es así. Un sistema como el ebikemotion X35 de la SCOTT Addict eRIDE nos ofrece el justo término medio que las e-bikes de carretera estaban demandando.

Cosas de familia SCOTT Addict eRIDE
La familia Addict eRIDE de SCOTT está formada por 3 modelos (uno de ellos, la Addict eRIDE 10, en versión mixta o en versión Contessa). Su PVP parte de 4.549 € hasta los 9.499 € de la versión Premium que hemos probado. Todos ellos con el mismo cuadro de fibra de carbono HMX Addict RC. El modelo más económico cuenta con transmisión mecánica, y a pesar de no montar el conjunto Syncros Creston iC, el cableado se mantiene completamente oculto incluso desde el manillar. Sin duda un acierto estético.