Test: Ritchey Outback
Amor de Verano
A veces, la marca condiciona. No es fácil abstraerse a una bici que lleva un apellido como Ritchey en el cuadro. Sobre todo, si tu adolescencia fue sobre una bici de montaña. Tom Ritchey fue uno de los precursores del Ciclismo de Montaña. Fue de aquel grupo de pioneros que inventaron el Mountain Bike en la misma zona en la que unas décadas después aparecerán Apple o Facebook. Pero al igual que otros de esos pioneros, Tom Ritchey empezó en la carretera corriendo y ganando sobre algunas bicis que él mismo diseñó y fabricó.
Décadas después, Ritchey se convirtió en una de las firmas de componentes más prestigiosas del mundo. Pero Tom nunca olvidó los cuadros, las bicicletas, y hoy podemos seguir disfrutando de sus creaciones. Y es que en el catálogo de Ritchey encontramos cuadros de carretera, montaña, ciclocross y gravel. Durante años el acero ha sido su material preferido en la fabricación de cuadros, pero ahora también ha incluido diseños en carbono.
Con todo este, resumidísimo, contexto mental recibo la invitación a probar una Ritchey Outback. Paremos un momento: leyenda, acero y Gravel. Imposible decir que no. Y, sobre todo, complicado hacerlo después de ver la bici. Color verde “aquamarina”, esas soldaduras perfectas, ese cableado por fuera pero perfectamente alineado, esos racores (incluyendo el que fija los tubos superior y de sillín y a la vez se encarga de presionar la tija) y unos tubos que en 2018 parecen extremadamente delgados. Una bici perfecta y seductora en mi imaginario noventero. Una bici para gente que gusta de leer e informarse si empezaron a pedalear después de esas fechas.
Para rematar, la bici monta un grupo Shimano Ultegra y se completa con algunos de los mejores componentes de Ritchey, incluyendo en esta categoría la horquilla de carbono. Las buenas noticias continúan: puedo usarla durante gran parte del verano. Tengo tiempo y kilómetros por delante.
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La reina del silencio
Poner la Ritchey Outback sobre el asfalto es hacerlo sobre raíles. Vuelvo a tener las sensaciones y recuerdos del acero. Subirse en una bici como la Outback es como hacerlo en ese coche que todo padre tuvo en algún momento de tu infancia y del que solo guardamos buenos recuerdos: ese vehículo que nos llevaba de casa a la felicidad cada fin de semana o cada verano. Y es que la combinación de este cuadro de acero y los componentes Ritchey de aluminio y carbono tiene como resultado un índice bajo de ruido y cero de ‘crujidos’. Es suavidad y calidad de rodadura.
Pero esta bici no es solo para esto. Esta bici es para esto y mucho más. Porque es una Gravel. Por eso, pasamos pronto a rodar en pistas suaves y las sensaciones siguen en la misma línea. La Ritchey Outback empieza a contarnos cosas: soy cómoda, soy estable y estaré contigo siempre. Lo hace con sensaciones, pero también con geometría. Y es que la Outback es una bici con una distancia entre ejes tirando a larga. Su longitud de vainas también está por encima de la media. Para que te hagas una idea, dos centímetros más larga que su compañera de catálogo de carretera y poco más de una para su “prima” de Ciclocross. El objetivo de Tom y su equipo es crear una bicicleta aventurera. No les importa la aceleración y no tienen previsto que la vayamos a poner en apuros bajando.
En pleno mes de Julio decido buscar horas frescas para pedalear así que la Ritchey Outback se convierte en mi compañera de atardeceres. Durante las primeras dos semanas combino tramos iniciales de carretera con kilometradas de pista. Me cuesta salir de este territorio porque es donde veo que la Outback funciona a la perfección: está hecha para esto. La geometría nos ‘agacha’ en comparación a otras Gravel pero ayuda a transmitir potencia y la horquilla y la tija de carbono son más que suficientes para filtrar las vibraciones de la pista. Las ruedas de 35 con las que viene montada son perfectas. Vamos rápido, vamos ‘fuerte’, vamos cómodos. El caso es que nuestra relación funciona: compartimos gustos, atardeceres y recuerdos. ¿Por qué forzar la relación? ¿Por qué poner a prueba el amor? Porque es mi trabajo.