Test: Probamos la Trek Checkpoint ALR 4, puerta perfecta de entrada al gravel
Aluminio con argumentos
Comentábamos no hace mucho en nuestras habituales tertulias de redacción lo difícil que es darle forma a una bicicleta tope de gama… y lo extraordinariamente complicado que es diseñar bicicletas de gama media o de acceso al ciclismo realmente competitivas a nivel comercial y apetecibles para el cliente.
El precio medio de las bicicletas de carretera vendidas en España en 2024 se situó en torno a los 1.700 euros, según datos oficiales de AMBE. De ahí que para los grandes fabricantes, la franja de público que cuenta con un presupuesto aproximado de 1.500-2.500 euros sea de vital importancia, pues supone en gran medida el grueso de sus ventas.
Por tanto, tan importante es contar con un deslumbrante tope de gama que demuestre el nivel de refinamiento tecnológico de la marca, como diseñar un catálogo acorde con la realidad económica del usuario, aunque los ‘grandes titulares’ se los suele llevar el primero.
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Pues bien, esta Trek Checkpoint ALR 4 es un buen ejemplo de ello. Una bicicleta de gravel moderna, polivalente y adaptada a las necesidades actuales de la disciplina, y montada con componentes sencillos pero asequibles y duraderos, perfectos para que las primeras incursiones del usuario por las pistas se traduzcan en una sonrisa.
El gravel, 2ª oportunidad para el aluminio
La irrupción del gravel en el mercado ha supuesto, además de una opción para la llegada de nuevos ciclistas y la posibilidad de probar una nueva disciplina para los ya existentes, una segunda oportunidad para los cuadros de aluminio. Y es que, cuando el segmento de la carretera casi se había olvidado de este material, relegándolo a montajes de primer precio, y priorizando la fabricación en carbono, el gravel ha recuperado el aluminio como material no solo para realizar montajes coherentes y asequibles, sino como una opción tan válida como el carbono, sobre todo en la modalidad de aventura.

Marcas como Trek lo han entendido así, y prueba de ello es la tercera generación de la Trek Checkpoint ALR, presentada el pasado mes de junio, y que incorpora muchas de las innovaciones adelantadas en la versión Checkpoint SL de carbono, como el cableado interno, la geometría ‘endurance gravel’ que veremos más adelante, o la gran capacidad de carga, además de ser compatible con la instalación de tijas telescópicas y horquillas de suspensión (salvo en talla XS), y contar con un generoso paso de rueda de 50 mm.

Todo ello, recurriendo al aluminio Alpha 300 propio de la marca, ensamblado por robustas y visibles soldaduras, y complementado con la misma horquilla de carbono que utilizan las Checkpoint SL, necesaria para minimizar las vibraciones en el tren delantero. Un cuadro plagado de puntos de anclaje para guardabarros, bolsas, portabultos y portabidones, que hacen de esta plataforma una propuesta ideal para los amantes del ‘bikepacking’ y el cicloturismo.

En cuanto a la geometría, como decíamos, el concepto ‘endurance gravel’ de Trek prioriza un stack más elevado y un reach más corto que en el caso de las Checkmate SLR de ‘race gravel’, con el objetivo de lograr una bicicleta eminentemente cómoda y estable bajo cualquier circunstancia, gracias también a unas vainas generosas (435 mm) y una distancia entre ejes de 1.041 mm en talla M.

La Trek Checkpoint ALR Gen 3 está disponible en un amplio rango de seis tallas (de la XS a la XL), con un peso comunicado para el ‘frameset’ de 2,6 kg en talla ML y un límite de peso máximo de 125 kg, una cifra a tener en cuenta a la hora de cargar la bicicleta para cualquier aventura.
Víctor Marcos
David Agüero
18/12/2025











