Test: Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10, comodidad, rendimiento e integración.

Entra por los ojos

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Autor Maillot Luis Miguel Del Cerro
Autor de la fotoNacho Trueba (acción: Leticia Arroyo)

Fecha de la noticia 25/07/2023


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Scott sabe cómo convencer a un ciclista de cualquier disciplina. Y es capaz de afrontar el diseño de cualquier nueva bici con la visión de quien tiene claro lo que nos gusta, aunque no lo sepamos. La Scott Solace Gravel eRide es un buen ejemplo.
Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
El equilibrio entre rendimiento y deportividad, y la máxima integración a nivel de diseño y funcionalidad.
El tener que soltar las manos para accionar la unidad de control del TQ no es lo ideal.

Cuando imaginamos una bicicleta de gravel, y, sobre todo, cuando imaginamos una bici de gravel eléctrico, es probable que no nos venga a la cabeza una bicicleta como la Scott Solace Gravel eRide. Y es que la Solace Gravel tiene mucho más que ver con una Scott Addict que con lo que muchos consideramos el prototipo de una bici aventurera.

¿Quiero decir que la Scott Solace Gravel eRide es una bici que entra por los ojos? Sí, y a las fotos me remito. Soy el primero al que le gusta una gravel “pura” con tubos redondos y cables por fuera si me apuras. Pero hay algo en la mente de casi todo ciclista que hace que una bici con este nivel de detalle, líneas suaves, un toque aero gravel, vainas perfectamente talladas, cableado interno y ruedas Zipp con perfil sea irresistible. Y todo ello con un motor que ni afea ni molesta. Sobre esto último, cabe decir que el mérito es compartido entre los diseñadores de la marca suiza y los de la marca alemana TQ.

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Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Pero antes de que me acuses de superficial, vamos a ir a las cuestiones más técnicas. Y es que la Scott Solace Gravel eRide trata de colocarse en una categoría compleja como son las e-gravel ligeras. Y digo compleja porque si las ebikes ligeras de montaña son ahora mismo el campo de batalla de algunas de las bicis más refinadas del mercado, las e-gravel y las e-road también tienen mucho que aportar. Y es que conseguir el equilibrio perfecto entre rendimiento, ligereza, autonomía, “feeling” de bici y precio no es nada fácil.

Para luchar por el hueco, las bazas de la Solace Gravel son su comodidad, su polivalencia, su diseño y el motor TQ. Empecemos por el final.

La integración empieza en el motor

Scott siempre ha apostado por la máxima integración: Líneas limpias, cables dentro. En montaña hasta ha apostado por esconder el amortiguador. En el mundo e-gravel el TQ HPR50 es el motor central con un mayor nivel de discreción. Por eso, no es de extrañar que haya sido Scott una de las marcas que ha apostado por él desde sus inicios.

Pero la integración no es solo estética. Este motor es uno de los más silenciosos que he probado y la sensación de pedaleo es muy suave y natural en todos los modos. Ambas cosas pueden venir dadas por ser un sistema de transmisión de engranaje armónico. Un sistema que prescinde de muchos de los sistemas dentados que tienen otros motores. Tiene sentido.

Los 50 Nm que ofrece son perfectos para este motor y para esta bici. Y, como os decía antes, el motor los entrega con “cariño” y nunca tienes esa sensación un poco desagradable de “empujones” en la biela en algunas zonas más o menos onduladas. El corte y la entrada son mantequilla pura.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Por lo tanto, tenemos un motor que hace que la ebike parezca una bici normal para los que la ven y para los que la disfrutan.

Respecto a la batería, el TQ se alimenta con una batería interna de 360 Wh a la que se puede añadir una externa de 160 Wh que se montaría como un segundo portabidón. En nuestro caso, la unidad de test solo tenía la batería interna, pero las eRide 10 vienen con la batería externa de serie.

El accionamiento del TQ se hace desde la unidad de control situada en el tubo horizontal de la bici. La pantalla se ve bien, el mando se acciona regular y, sobre todo, queda lejos del manillar. En una pista infinita no tiene mayor importancia, pero en una zona más o menos complicada te obliga a ser cauteloso.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

El TQ HPR50 de la Solace Gravel viene configurado con tres modos con especificaciones personalizadas y especialmente pensadas por Scott para una bici como ésta. Puedes realizar personalizaciones a través de la app para smartphones del fabricante alemán, pero en mi caso opté por la opción “no toques” y confié en lo dispuesto por los diseñadores de la bici.

En mi caso, he ido prácticamente todo el tiempo en los dos modos más bajos de asistencia y solo he usado el tercero porque mi profesión me obliga. También he apostado en algunas ocasiones por el cuarto modo, es decir, por llevarlo apagado. Y es que el peso de las e-Gravel hace que su autonomía sea mucho más de la que su batería nos aporta. Ya lo demostró mi compañero Víctor Marcos con la Specialized Turbo Creo SL en la Madland Gravel.

Comodidad, polivalencia y deportividad

La Solace Gravel tiene un espíritu claramente deportivo. Y es que llevar un sistema de asistencia al pedaleo no significa que una bici no pueda o deba tener un toque racing. Y la Solace Gravel lo tiene.

El manillar integrado aero Syncros Creston iC SL X, las ruedas ZIPP 303 Firecrest y el diseño del cuadro con ese perfil tan Addict contribuyen a su estética y a su comportamiento deportivo.

Sin embargo, su geometría juega a buscar el equilibrio. Aunque los números de la Solace Gravel recuerden a la Scott Addict Gravel, hay algún detalle interesante. Por ejemplo, el hecho de que las vainas crecen unos 10mm. Y dudo que sea por la posición del motor. Después de probarla y ver lo rápida que puede ir esta bici en algunas situaciones, creo que el diseñador de la Solace Gravel pensó que era buena idea buscar un poco más de longitud entre ejes y estabilidad. A fin de cuentas, en una eléctrica sí que podemos delegar un poco la reactividad en los primeros Nm que ofrezca el motor.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

El ángulo de dirección de 71º (talla 54), el del tubo de sillín de 73,5º junto con un “reach” de 387 mm me hicieron sentir que todo estaba bajo control en todo tipo de situaciones. En las zonas un poco más “jugonas” de camino o sendero tienes seguridad y control. Y cuando llegas al llano, puedes acoplarte y disfrutar pedaleando todo lo que quieras y puedas. Incluso cuando corta el motor.

Y es que, como ya os decía antes, el corte es suave y el peso de poco más de 12 kg de la bici hace que, con cierta inercia, podamos ir por encima de los 25 km/h sin agonías. En esa situación puede que el plato de 42 (combinado con el cassette 10-44 de SRAM) te parezca escaso, pero no lo es en absoluto. A fin de cuentas, cuando lleguen terrenos accidentados nos ofrecerá un buen equilibrio para subir repechos sin necesidad de acudir a los modos superiores del motor a las primeras de cambio.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Siguiendo con el comportamiento y los llaneos, no podemos olvidar que esta bici va montada con neumáticos de 50C. Algo que a priori no encaja nada con el resto de la bici. Y puede que así sea. Puede que sea una forma de decirnos “puedes hacer esto y luego ya decides tú que quieres hacer en el próximo cambio de neumáticos”. La sorpresa viene cuando sientes como ruedan los G-One Overland de Schwalbe en cualquier llano. No parecen de 50… salvo por la comodidad que te brindan. En todo caso, me quedo con las ganas de probar esta bici con unos neumáticos de 40 o 45C.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Scott sabe lo que nos gusta

Scott sabe que nos gusta el toque deportivo, que nos gustan las bicis integradas y bonitas y, por supuesto, que cuando estamos pensando en invertir 10.000 € en una bici buscamos un funcionamiento exquisito con unos componentes a la altura. Todo eso nos lo da la Scott Solace Gravel eRide 10.

Pero sin llegar al “tope de gama” que he podido probar, toda la gama Solace eRide (incluida su versión “road”) nos brinda una bici con un equilibrio perfecto entre rendimiento y deportividad. Una bici que dará jornadas eternas de diversión a los aventureros y todo el sabor a sangre en la boca que necesiten los que intenten volver a casa con la batería del TQ casi sin tocar.

Cosas de familia

La familia Solace Gravel eRide tiene 4 modelos que arrancan en 5.999 € y llegan hasta los 9.999 € de la unidad que hemos probado. También hay una versión Contessa, con componentes específicos para mujeres.

Scott Solace Gravel eRide 10: 9.999 €

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Scott Solace Gravel eRide 20: 7.599 €

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Scott Solace Gravel eRide 30: 5.999 €

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Scott Contessa Solace Gravel eRide 15: 5.999 €

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10

Detalles de la bici

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Cuadro

El cuadro de la Scott Solace Gravel eRide está realizado en carbono HMX que es el segundo escalón en tipos de fibras que utiliza la marca suiza y tendría un peso aproximado de 1.2 Kg. El diseño se inspira claramente en la Addict Gravel y es muy complicado ponerle cualquier pega a nivel de acabados.

Un detalle llamativo es que tiene anclajes pensados para la instalación de elementos como una pata de cabra o guardabarros, algo que seguramente los aficionados al bikepacking agradecerán.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Paso de rueda

La Solace Gravel eRide puede montar neumáticos de hasta 50 mm de ancho. Esto añade un punto de versatilidad y comodidad a una bici con una estética deportiva.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Manillar y potencia integrados

El Syncros Creston iC SL X le da un toque racing absoluto a la bici. Además, es muy cómodo cuando toca colocar las manos en la cruceta y tiene la rigidez que se espera de un cockpit como éste.

Probamos la Scott Solace Gravel eRide 10
Transmisión

SRAM es la encargada de la transmisión con su Force XPLR eTap AXS. En este caso, con una pequeña peculiaridad y es que el cambio trasero va conectado mediante un adaptador a la batería del TQ. Y con 360 Wh disponibles dentro del cuadro difícil será que te quedes sin batería en tu AXS.

La elección de desarrollos es bastante óptima con 42 dientes delante y un cassette de 10-44 detrás.

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Precio

9.999 euros


Peso

12,5 kg (talla M)

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