Test: Fischer Cita 2.0
Justa y necesaria
No es nada fácil conseguir lo que consigue Fischer. Esta marca alemana tiene como objetivo ofrecer bicis de calidad a un precio asequible. Al leer esto pensarás “una marca de bicis baratas”. En realidad, no. Fischer lo que hace es fijar un estándar de calidad mínimo y necesario y estudiar qué componentes aplicar para conseguir modelos con precios asequibles. No es lo mismo que coger el componente más barato disponible en cada momento y montarlo alrededor de cualquier cuadro que haya disponible en el mercado. Es una diferencia nada sutil.
Otra de las claves de Fischer es que vende allí donde la gente quiere comprar. Y, sobre todo, donde su público objetivo puede estar. Las Fischer están en las tiendas de bicis, en los comercios online e incluso en redes de talleres y tiendas especializadas en el automóvil. No puedo evitar imaginarlas mirando a los coches mientras les cambian el aceite diciendo “por lo bajini”: - “Soy el futuro de la movilidad” - Es lo que tiene tener hijos que ven “Cars” a todas horas.
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Una urbana de manual
Ahora que ya conocemos, más o menos, la marca vamos con el modelo concreto. La Fischer Cita 2.0 es una bicicleta urbana de manual en geometría, concepto y estética. Además, es una e-bike urbana que disimula bastante bien su “e” a pesar de que han apostado por un motor con la batería instalada en el transportín. Evidentemente, no hay nada de lo que avergonzarse cuando llevamos una batería, pero en este tipo de bicis hemos visto algunos diseños que rozan la categoría de “apaño”. Aquí no, aquí tenemos una bici con un diseño limpio en el que la batería se integra perfectamente con el transportín trasero.
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Como buena “urbana de manual” la Fischer Cita 2.0 es una bici grande. A sus 1,1 metros de distancia entre ejes se suma su altura. Es lo mismo que les pasa a todas las bicis de su categoría: nos son para andarlas subiendo por la escalera, ascensores pequeños o aparcarla en el “recibidor” de un piso pequeño. A esto se suman sus 28 kilogramos. Este peso se sale de la media (por arriba) de otras bicis eléctricas que hemos probado por aquí, pero hay que tener en cuenta que peso y precio van de la mano en el mundo de la bici. En resumen, la Fischer Cita 2.0 se queda en el portal, en el patio o en el parking de bicis del trabajo.
Ahora vamos con las buenas noticias. El sistema FISCHER Silent-Drive apuesta por una batería integrada (ojo que no digo “puesta”) en el transportín que se extrae con una tremenda facilidad. Y esto en una e-bike es fundamental. Primero y fundamental, porque nos permite cargar la batería en casa y en la oficina cómodamente. Basta con accionar la llave y tirar de ella para que salga suavemente por el rail. Además, es una batería muy plana que se puede llevar en la mano o meter en la mochila. La segunda ventaja de esto es que si nos llevamos la batería se lo ponemos un poco más complicado a los ladrones.