Aquellos tiempos heroicos del ciclismo: las Penny Farthing

Hubo un tiempo en el que grandes ruedas dominaban el mundo del ciclismo de carretera. Tiempos de gestas heróicas en las que las todopoderosas ruedas de 29" parecerían triciclos al lado de estas bicis que para muchos son un simple icono, las Penny Farthing
Aquellos tiempos heroicos del ciclismo: Penny Farthing
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Autor Maillot Luis Miguel del Cerro
Autor de la fotoUniversity of Queensland/ Evandale Village Fair/ Pennyfarthing.info

Fecha de la noticia 17/04/2017


Existe cierta controversia en torno a los orígenes de la «grande-bi», nombre francés que se daba a las Penny Farthing. Estas bicicletas sucesoras de los velocípedos, nacidas en París de la mano de Eugène Meyer en torno a 1869. Otros atribuyen su invención al ingeniero inglés James Starley, que comenzará a producir el modelo Ariel bajo la firma Starley&Smith en 1870.

En Inglaterra se las conocía como las «penny-farthing», o «penique-centavo», porque el tamaño de ambas monedas representaba muy bien las proporciones entre las ruedas delantera y trasera de esta bicicleta.

Eran tiempos heroicos para los que empezaban a dar pedales. Entre otras cosas echaban en falta algunos elementos que ahora nos parecen básicos en una bici. Un buen ejemplo son la transmisión por cadena o los neumáticos con cámara... Esto último hasta que a un tal John Dunlop se le ocurrió inventar los neumáticos con cámara de aire, pero eso no fue hasta 1888.

La única forma de amortiguar los golpes del duro pavés de las carreteras europeas era atacarlo con una rueda lo más grande posible (seguro que eso te suena). Precisamente uno de los argumentos de venta de las «Penny Farthing» era su comodidad en los trayectos rurales.

Por otro lado, la falta de transmisión por cadena obligaba a poner bielas ancladas directamente al eje de la rueda delantera. Por muy largas que quisieran poner las bielas no quedaba más remedio que situar al ciclista a una altura poco prudente y que hacía que subirse a la bicicleta fuera una maniobra solo apta para personas con una mínima agilidad.

Los riesgos evidentes de las Penny Farthing

En todo caso, las Penny Farthing se extendieron por Europa y eran apreciadas en los entornos más acomodados. Eran una forma muy cómoda de viajar y además resultaban especialmente rápidas para la época, y aún más en comparación con los primeros velocípedos. A esto contribuía su rueda gigante que, con la inercia adecuada y un cuadro relativamente ligero, hacía que la bicicleta alcanzara velocidades de más de 40 km/h.

Eso sí, había riesgos evidentes. Seguramente hayas salido alguna vez «por las orejas» de tu bici. Ese tipo de caída, que en las actuales bicis ya entraña riesgos evidentes, en el caso de las Penny Farthing podía ser sinónimo de muerte. La posición del sillín, la altura a la que estaba situado el ciclista y un manillar a la altura de la cadera eran un cóctel peligroso.

30 años después de su creación, las Penny Farthing dejaron de construirse pero fueron suficientes para la creación de un mito y de un icono dentro de la historia del ciclismo. En casi cualquier relato, película o documental en el que se quiera evocar los «tiempos primigenios» del ciclismo o el ingenio inventor en general aparecerá una Penny Farthing.

Tal es su importancia como icono que ahora, en estos tiempos en los que está tan de moda lo vintage, han aparecido incluso nuevos fabricantes de Penny Farthing. Y no creas que son unidades con objetivo decorativo. Puedes subirte y pedalear sin problemas. Es difícil que veas a un ciclista vintage subido a uno de estos ingenios por la ciudad pero sí que es probable que lo veas en algún «Tweed Ride» donde los nostálgicos y románticos a pedales lucen sus mejores galas.

Si te animas, por unos 1.000 euros puedes tener la bici con la que seguro llamarás la atención y además puedes elegir en 3 medidas de rueda: 38", 48" y 52". Seguro que después de probar una bici con una rueda de 52" el reso te parecerán una broma.

Incluso en EEUU, en Evandale (Tasmania), hay una carrera de Penny Farthing que se ha convertido en todo un evento de referencia. Entre exposiciones, conciertos y otras actividades, podemos ver a los ciclistas jugársela en cada curva. Eso sí, ellos llevan ventaja respecto a sus predecesores de hace casi 150 años: lo hacen por pavimento liso.

Es probable que a finales del s. XIX, cuando la última Penny Farthing se fabricó, muchos pensaran que caerían en el olvido. Sin embargo, siguen vivas en la cultura ciclista popular y en el garaje de unos cuantos y afortunados nostálgicos.

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