Entrevista a Vincenzo Nibali

El debutante

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Autor Maillot Laura Meseguer
Autor de la fotoKare Dehlie Thorstad / BettiniPhoto

Fecha de la noticia 20/04/2018


El italiano Vincenzo Nibali ha corrido en 2018 el Tour de Flandes con muy buenas sensaciones, el mismo año en el que ha logrado la victoria en otro monumento ciclista, la Milán-San Remo. ¿Quién dijo que estas clásicas no son lugar para los vueltómanos?

Entrevista a Vincenzo Nibali

No es lo habitual en el ciclismo de las últimas décadas que un vueltómano como Vincenzo Nibali (1984, Sicilia) figure en la lista de inscritos de monumentos ciclistas como la Milán-San Remo o el que será su esperado debut este año en el Tour de Flandes. Lejos quedan ya las victorias de corredores que no temían abandonar su zona de confort para probar suerte en las clásicas como el francés Laurent Fignon, ganador de “La Classicissima” en 1988 y 1989, además de dos Tour de Francia y un Giro de Italia. El versátil Gianni Bugno hizo lo mismo en el Tour de Flandes de 1994, así como en la Milán-San Remo en 1990, meses antes de su victoria en el Giro de Italia y además fue dos veces campeón del mundo. Por no hablar del ciclismo de los años 70 y 80 con Francesco Moser, Sean Kelly y el “Caníbal”, Eddy Merckx, entre otros.

 

La decisión de Vincenzo Nibali, ganador de un Tour de Francia, una Vuelta a España y dos Giro de Italia, es rara avis en la era del ciclismo programado y de especialización extrema. Un ciclismo que  evoluciona en sentido contrario al estilo del italiano: valiente y espontáneo. Su reciente victoria en la última Milán-San Remo añadió un tercer monumento a su palmarés, después de sus victorias en el Giro de Lombardía de 2015 y 2017 e hizo soñar con tiempos remotos.

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La Classicissima

Entrevista a Vincenzo Nibali

Sin embargo, en la entrevista durante el Tour de Omán, unas semanas antes, ni siquiera daba relevancia a su participación en la Classicissima. Se trataba de un paso tras su participación en la Tirreno-Adriático para completar su preparación y camino hacia el Tour, después de no haber podido competir en enero en el Tour de San Juan, por problemas intestinales. La baza del equipo Bahrain-Merida era su compatriota Sonny Colbrelli. La subida sin ataques a la Cipressa hizo pensar en un final al sprint, sin embargo el ataque de Vincenzo Nibali en el Poggio, su cuarto intento desde 2011, permitió soñar.

 

Los conocedores de esta carrera saben que si el corredor al ataque corona el Poggio con 10 segundos, salvo contadas excepciones, tiene la carrera ganada. Y así fue. “CannNibali” titulaba el diario Tuttosport; “Un uomo solo a Sanremo”, recogía la Gazzetta en portada y elevaba al siciliano a la categoría de mito, en su comparación con Fausto Coppi y el “un uomo solo al comando” de la radio crónica de Mario Ferreti retransmitiendo la victoria de Coppi en Pinerolo que le valió su victoria en el Giro de Italia. Con su victoria en la Milán-San Remo, estandarte del ciclismo en Italia, Nibali ya puede decir que su palmarés está completo.

El adoquín en el Tour

El Tour de Francia en 2018 regresará al pavé, similar escenario al de la etapa 5 del Tour de Francia de 2014, con 155 kilómetros entre Ypres y Arenberg, que le aseguró al italiano la victoria en la clasificación general. Cuenta Vincenzo Nibali que el día anterior a la etapa no hacía otra cosa que mirar la predicción del tiempo esperando que la lluvia les diese una tregua en algún momento del día. Gesto contrario a los corredores del selecto club de la París-Roubaix que ansían una carrera pasada por agua que impregne aún más de dureza la conocida como Infierno del Norte. “En un día seco, 25 corredores podían tener la aspiración de ganar la carrera. Bajo la lluvia podías reducir ese número a una docena y de ellos un buen puñado se caería o tendría un pinchazo en un mal momento”, contaba Sean Kelly, ganador de dos París-Roubaix, dos Milán-San Remo, dos Lieja-Bastoña-Lieja y tres Giro de Lombardía, además de numerosas carreras por etapas y una Vuelta a España. “Según veía llover a través de mi ventana el día anterior, más oportunidades sabía que tendría al día siguiente”.

El Tour buscaba un ganador polivalente, un gran campeón como los de tiempos inmemoriales. Reclamaba un poco de épica para una de las carreras más controladas del calendario; un día de ciclismo clásico, una carrera sin control en un escenario legendario. Vueltómanos y finísimos gregarios se encontraron en la salida de etapa en Ypres presos por el ansiado maillot amarillo y los anhelados Campos Elíseos. Estaban muertos de miedo. “Recuerdo que Paolini me dijo ‘que te diviertas’ en la salida de etapa y nos reímos nerviosos”, cuenta Nibali. La lluvia no cesó en las casi tres horas y media que duró la etapa y la velocidad media fue de 47 km/h.

 

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Entrevista a Vincenzo Nibali
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Fue un día del que se podrían contar cien historias y quizá la menos patente en el imaginario colectivo sea la victoria en solitario del holandés, múltiple campeón del mundo de ciclocross, Lars Boom. A una veintena de segundos entró el líder de la carrera, Vincenzo Nibali, protegido por el siempre presente Jakob Fuglsang. Chris Froome abandonó la carrera por sendas caídas antes incluso del primer sector de pavé y Alberto Contador perdió casi tres minutos respecto a Nibali, sin sufrir caídas. Como sucede en la París-Roubaix o el Tour de Flandes, en aquella etapa no existió el “fair-play”, sino la pura supervivencia.

Nibali sólo se había testado en el adoquín en entrenamiento por lo que no sabía a lo que se enfrentaba a ritmo de carrera y sobre todo luciendo ya el maillot amarillo desde la segunda etapa de la carrera. “La táctica de la carrera fue perfecta”, recuerda el siciliano. “Fue en fuga Westra y yo tuve conmigo a Fugslang todo el día y conseguimos entrar segundo y tercero. Tenías que ir muy concentrado todo el tiempo. Recuerdo cómo las ruedas se llenaban de barro en el pavé y deslizaba en los tramos de asfalto, haciéndose todavía más peligroso con la entrada en las curvas”. Salió reforzado de aquella jornada.

El debut

La novena etapa del Tour de Francia de 2018 entre Arras y Roubaix contará con 15 tramos de pavé con 21,7 kilómetros del total de 154, pasando de los 500 metros hasta los 2,4 kilómetros. Nibali ha procurado llegar con los deberes hechos, tal y como han hecho Mikel Landa en la pasada E3 Harelbeke, en el que también fue su debut sobre el pavé, y Nairo Quintana, Alejandro Valverde y Romain Bardet en la A través de Flandes.

Al contrario que el resto, Nibali no participó en el Tour de Flandes únicamente para prepararse para el Tour, sino que ha encontrado la excusa perfecta para por fin poder conocer una carrera que siempre le ha gustado. “Llevaba un tiempo diciéndonos que quería correr el Tour de Flandes y no nos oponemos a su voluntad”, cuenta su preparador Paolo Slongo. Corrió sin presión y “con los pies en la tierra”. Además, fue una oportunidad de probar nuevo material de cara a la etapa del Tour.

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Entrevista a Vincenzo Nibali
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“No conozco nada del Tour de Flandes salvo por lo que he visto en televisión”, se sinceraba Nibali antes de la carrera. Sin conocer el recorrido y, por respeto a los mejores intérpretes de este monumento ciclista como Sagan, Van Avermaet o Gilbert, reconoce que no corrió con la presión de ganarlo, aunque la ambición siempre viaje con él, sino más bien de ver hasta dónde es capaz de llegar. “¿Quién sabe si me enamoraré de la carrera como le ocurrió a Bradley Wiggins con la París-Roubaix?”.

Hubo un tiempo en el que las carreteras del Tour de Francia no eran muy diferentes a las del Tour de Flandes. Mientras que las del gran tour francés han ido evolucionando, en Flandes el adoquín se mantiene impasible al paso del tiempo, lo que le confiere esos tintes de épica y carrera histórica, anhelo de soñadores y aspirantes a leyenda. El Muur, el Paterberg, el Koppenberg..., aquellos muros belgas adoquinados en los que los corredores trepan a golpe de riñón despiertan amor y odio a partes iguales. Ya lo decía Sean Kelly: “el Tour de Flandes era una de las carreras más terribles para disputar, pero una de las más grandes para ganar”.

Por lo pronto, Vincenzo Nibali aspira a no ser solamente “un corredor de grandes vueltas”. Al día siguiente del Tour de Flandes corrió la Vuelta al País Vasco con la ambición de llegar en plenas condiciones al que será su primer gran objetivo del año, la Lieja-Bastoña-Lieja. “Pero antes, tengo que deshacerme de Valverde”, concluye sonriendo.

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