Del trastero de casa a camiones de 12 metros: la evolución de los robos de bicicletas

Actualmente, tiendas especializadas, equipos profesionales, distribuidoras e, incluso, las propias marcas son objeto de robos planificados, a gran escala y a manos de bandas organizadas. Analizamos este fenómeno e intentamos esclarecer sus causas.
Del trastero de casa a camiones de 12 metros: la evolución de los robos de bicicletas
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Autor Maillot Víctor Marcos
Autor de la fotoArchivo

Fecha de la noticia 10/02/2022


La noticia saltaba hace unos días. El mayor fabricante de bicicletas de la República Checa comunicaba que a finales de enero uno de sus camiones, cargado de componentes Shimano para sus bicicletas, había sido objeto de un asalto y robo en un área de descanso de una autopista alemana, por valor de 10 millones de euros, según la empresa. Los delincuentes, que llevaban siguiendo al camión desde el inicio del viaje, esperaron a que el conductor estacionara para descansar y procedieron a gasear la cabina para que se despertara mucho más tarde.

Los ladrones vaciaron el remolque casi por completo, dejando únicamente las cajas de componentes de gama básica de la firma nipona. Y a continuación, vaciaron un extintor en su interior para ocultar todo tipo de huellas. Un claro ejemplo, sin duda, del nivel de profesionalización que están adquiriendo los robos a gran escala en el sector de la bicicleta y en un momento, además, con problemas constantes en la cadena de suministros de las fábricas de componentes a las marcas, y de éstas al cliente final.

Hace unos años los robos de bicicletas -ojo, que siempre han existido- eran de carácter más particular: la dejabas mal asegurada en la calle y te la robaban, entrabas en una tienda o una cafetería a tomar algo, la aparcabas en la puerta... y en un descuido se esfumaba, o entraban en los trasteros de tu edificio y arrasaban con todo lo que pillaban.

Poco después, los hurtos comenzaron a incrementarse en tiendas especializadas o almacenes de distribuidores... y los ladrones comenzaron también a especializarse. El objetivo ya no era el mayor número de bicicletas... si no las bicicletas más caras. Ya había un proceso previo de organización e información. Un claro ejemplo lo encontramos en el robo sufrido hace un par de años en la tienda de LTM Racing, donde se llevaron hasta 80 bicicletas de gama alta de las marcas Ibis, Yeti y Santa Cruz.

De hecho, rara es la semana que una tienda no comunica a través de sus redes sociales el hecho de haber sido víctima de un robo en nuestro país. En ocasiones, incluso, con varios asaltos en períodos relativamente cortos de tiempo, lo que puede llegar a hacer mucho daño a la maltrecha situación financiera que poseen algunas de ellas, a pesar de que los seguros cubran parte de las pérdidas.

Los equipos profesionales de carretera, tanto masculinos como femeninos, tampoco se han librado en los últimos tiempos de sufrir el asalto nocturno de sus camiones, aparcados a las puertas de hoteles o parques cerrados de carreras, supuestamente seguros, y despertarse con la desagradable sorpresa de que sus corredores/as no tienen bicicletas para competir. Uno de los últimos casos tuvo lugar el mes de septiembre pasado, en el Tour de l'Ardèche, donde las ciclistas del Bike Exchange tuvieron que hacer la 5ª etapa con bicicletas prestadas por otros equipos, porque las suyas habían desaparecido.

Incluso, importantes marcas del sector han sufrido auténticos saqueos en algunas de sus instalaciones, circunstancia que no ha trascendido en muchas ocasiones por la política de empresa que siguen la mayoría de ellas de no difundir este tipo de noticias.

Y es que, la bicicleta ha pasado de ser practicamente un juguete, una herramienta cotidiana para moverse y hacer deporte, a convertirse -en el caso de las gamas altas- en productos de lujo a ojos de los amantes de lo ajeno. Productos, además, relativamente fáciles de transportar -al menos, más sencillo que un coche o una moto- y con una baja trazabilidad. Es decir, una vez en el mercado negro, resulta complicado recuperar una bicicleta, además de que frecuentemente se venden cuadro y componentes por separado, precisamente por la relativa facilidad que ofrece a la hora de ser desmontada.

Si a todo ello le sumamos la situación actual de la industria, con problemas de stock, tanto de bicicletas como de componentes, y el hartazgo de un buen número de usuarios que tienen que esperar meses hasta acceder al modelo deseado, el caldo de cultivo para las bandas organizadas de ladrones está servido.

Por ello, desde MaillotMag y MTBpro instamos a todos nuestros lectores a que si en algún momento van a comprar una bicicleta, componente o accesorio de segunda mano, y encuentran la más mínima duda sobre la procedencia y origen del mismo, aparquen la compra y, si es posible, comuniquen la situación a las autoridades competentes. No olvidemos que comprar productos robados nos convierte en complices indirectos de este tipo de actividades.

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