Así es el taller donde Decathlon repara miles de bicis cada año

La circularidad no es un concepto nuevo en Decathlon. Desde sus inicios en los años 70, la empresa ofrecía servicios de reparación en sus primeras tiendas, particularmente en el área de ciclismo. Sin embargo, en los últimos años esta filosofía se ha convertido en una prioridad estratégica. A través del ecodiseño, la reparación, el alquiler, la segunda mano y la recuperación de materiales, la compañía busca “cerrar el círculo” y reducir su huella ambiental. La reparación no solo se considera una obligación posventa o una medida de fidelización, sino también una vía para alargar la vida útil de los productos y democratizar el acceso al deporte. En palabras de Adrián Hervella, Chief Sustainability Officer de Decathlon España, los talleres son la “piedra angular” de este enfoque.
Durante una visita organizada para medios, accedimos al Taller de Circularidad de Barcelona, ubicado en Sant Esteve Sesrovires, muy cerca de Martorell. Allí trabajan casi una veintena de técnicos, muchos de ellos dedicados a las bicicletas, capaces de revisar decenas de bicis al día. Y lo hacen a través de un proceso que poco tiene que ver con el concepto tradicional de taller de tienda.

La impresión al entrar en el taller es clara: se trata de unas instalaciones modernas y bien organizadas. Cada zona de trabajo está bien definida, hay herramientas especializadas de todo tipo y se aprecia un ambiente de orden y profesionalidad. Todo parece pensado para que los mecánicos puedan realizar su trabajo de forma eficiente y segura.
Uno de los elementos más llamativos del recorrido fue el sistema de soportes específicos diseñados internamente por Decathlon. Estas estructuras permiten mover bicicletas con facilidad dentro del taller sin necesidad de desmontarlas y, en muchos casos, incluso realizar la reparación directamente sobre el propio soporte. Aunque su función principal es facilitar la carga y transporte en los camiones que las llevan hasta las instalaciones de Sant Esteve Sesrovires.
Y es que este centro regional da servicio a 55 tiendas de la zona y forma parte de una red más amplia compuesta por talleres de tienda, lo que llaman “talleres ciudad” y otros dos centros regionales o “talleres país” (Madrid y León), además de dos específicos en Valencia y Sevilla. A diferencia de los talleres integrados en los puntos de venta, los “talleres país” están pensados para absorber trabajos que requieren maquinaria o herramientas muy específicas, más tiempo o más especialización.
Dentro del propio complejo de Sant Esteve Sesrovires, Decathlon ha habilitado una zona específica para que también ejerza como “taller ciudad”. Aunque físicamente comparte techo con el taller regional, opera con una lógica distinta. Está orientado a dar respuesta ágil a la demanda de la ciudad de Barcelona, especialmente para bicicletas urbanas y otros vehículos de movilidad personal. Su objetivo es ofrecer plazos de reparación inferiores a las 48 horas y atender la movilidad diaria con la rapidez que exige un entorno urbano. Allí vimos, además de ebikes, varios patinetes eléctricos en pleno proceso de diagnóstico y reparación.
La movilidad entre tiendas, talleres regionales y esta zona de taller urbano se organiza aprovechando las rutas logísticas ya existentes, lo que permite mantener una operativa eficiente y reducir emisiones. Cada día, los transportes recogen productos en las tiendas, los trasladan al taller correspondiente y los devuelven reparados en un flujo que busca tener el menor impacto ambiental posible.
Durante el recorrido, también pudimos presenciar —de forma casi casual— una de las formaciones que se imparten a los mecánicos. En una sala aledaña, un grupo de técnicos seguía una sesión teórica relacionada con el mantenimiento de horquillas de suspensión. Este tipo de formación continua es clave: 16 monitores se encargan de capacitar a más de 700 técnicos “multideporte” en todo el país, una estructura que permite mantener el nivel técnico al día y adaptarse a las innovaciones de cada sector.
Esa formación no es únicamente interna. Decathlon trabaja de manera constante y directa con los principales fabricantes y distribuidores de componentes ciclistas en España no solo para garantizar la disponibilidad de repuestos, sino también para mantenerse actualizados en protocolos de mantenimiento y nuevas tecnologías y productos. Una colaboración que convierte estos centros en talleres técnicos muy especializados.
No solo fuimos observadores: en uno de los boxes, los técnicos nos invitaron a conectarnos con sus ordenadores a una ebike para conocer cómo realizan diagnósticos y actualizaciones de software. A través del ordenador, pudimos ver los parámetros internos del sistema de asistencia al pedaleo y entender cómo se detectan fallos, se ajustan configuraciones o se actualizan firmwares.
Aunque buena parte del trabajo se centra en productos de las marcas propias de Decathlon, también se da soporte a bicicletas y artículos de terceros, siempre que la reparación garantice unas condiciones mínimas de seguridad. No todas las reparaciones están motivadas por garantía: cada vez son más los clientes que acuden simplemente para alargar la vida de su material deportivo.
Aunque siempre nos gusta estrenar, lo cierto es que vimos ejemplos de reparación de bicicletas, tiendas de campaña o tablas de paddle surf que con un buen arreglo pueden rendir aún a un alto nivel unos años más. Y sí, habéis leído bien, en estos talleres no solo reparan bicicletas. A día de hoy, una buena parte de su catálogo está incluido dentro de estos procesos de “circularidad”.
La compañía quiere integrar los diferentes modelos circulares (segunda mano, alquiler, reparación) dentro de una misma experiencia de cliente, para que sean opciones intuitivas y atractivas. En 2023, Decathlon reparó más de 2,7 millones de productos a nivel global, una cifra que ilustra el peso creciente de este enfoque dentro del negocio. Según datos internos, el 79% de los clientes europeos ya han utilizado al menos una opción de economía circular en el último año. Prueba de este compromiso es que pocos días después de la visita a estas instalaciones situadas cerca de Barcelona, Decathlon inauguró su nueva “Pro shop” de ciclismo “de segunda vida” en Rivas-Vaciamadrid (Madrid).
En Decathlon fueron sinceros desde el primer momento. Esta estrategia tiene una parte de “misión” a largo plazo para conseguir una actividad deportiva más sostenible. Y también de negocio. A fin de cuentas, estos servicios fidelizan al cliente y permiten abrir una nueva vía de ingresos. Pero también es un reto organizativo y un riesgo que otras muchas empresas no están dispuestas a afrontar. Sinceramente, son el tipo de riesgos que, tal y como están las cosas, se deben valorar. Bien por Decathlon.
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