Test: Lapierre Crosshill 5.0
El concepto francés de gravel: sencillo, elegante y multiusos



Lapierre actualiza su catálogo de gravel con la nueva Crosshill, una bici polivalente, pensada para el gravel más aventurero y viajero, un gravel de alforjas, guardabarros, portaequipajes… y es que detalles como la configuración de sus ruedas invita a ello, una bici que nos da un abanico de usos muy amplio para una sola bicicleta, desde el que busca hacer un gravel ligero y divertido, hasta el que busca la gran carga para jornadas de viaje en modo autosuficiencia. Pero no empecemos la casa por el tejado o, al menos, desvelemos todas las sensaciones del test en el primer párrafo.
Hace unos meses os anunciábamos la presentación de este nuevo modelo que ahora podemos probar en vivo por las pistas y senderos. Para dotarle del espíritu viajero y con capacidad de portabilidad, Lapierre ha mantenido el cuadro de aluminio, lo que además permite mantener un precio muy competitivo. Y es que, sin pasar de la barrera de los 2.000 €, podemos salir de la tienda listos para gravelear con una bicicleta que va más allá del rendimiento.
Una renovación completa
Visualmente y desde un primer momento, la actualización del modelo Crosshill se nota en el nuevo guiado interno de los cables, también en el diseño cónico de la pipa de la dirección (evidentemente la dirección también es cónica de 1 ¼ y 1 1/8), lo que da un aspecto más integrado a esta zona, y, estéticamente, por una selección de colores más “gravel” que deja atrás los colores vivos de su predecesora. El resultado es una bicicleta con mucho estilo y marcado acento francés. Con sus logos del gallo, “Performance in France” y su banderita tricolor en la parte trasera.Como decía, partimos de un cuadro de aluminio Supreme 5 con horquilla de fibra de carbono y acabado de soldadura mixta, que te puede gustar más o menos, pero que junto al color blanco grisáceo le dan un toque “retro” muy atractivo. Realmente, volviendo al aspecto estético del color, tanto el acabado blanco de la versión 5.0 (la que probamos) como la de las dos versiones restantes: marrón en la 3.0 y verde en la 2.0; van muy en consonancia con el espíritu aventurero y relajado de la Crosshill.
Otros detalles de este cuadro, más importantes realmente que el color, es la caja del pedalier tipo roscado BSA de una pieza mecanizada en aluminio y que permite un gran paso de rueda en la trasera. También la horquilla, admitiendo la Crosshill neumáticos de hasta 45 mm de balón. Tanto en el cuadro como en la horquilla encontramos múltiples opciones de anclajes para portabultos y guardabarros, lo que nos ofrece muchas posibilidades de configurar la bicicleta a nuestro uso particular. Desde el que quiere ir rápido y ligero. O el que quiere hacer un viaje cargado de material.
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Equipamiento de la Lapierre Crosshill 5.0
El modelo 5.0 que probamos es el superior de la familia Crosshill, aunque su precio se queda en, tan sólo, 1.999 €. Viene montada con un grupo Shimano GRX RX600 con un doble plato de 46/30 y un cassette de 11 velocidades 11-34, por supuesto con frenos de disco hidráulicos con discos de 160 mm.
Las ruedas son un montaje personalizado por Lapierre con un buje propio centerlock con eje pasante de 12 mm, aro Mavic XC621 y 32 radios, unas ruedas sencillas pero robustas y efectivas. Las cubiertas elegidas para este modelo son unas WTB Riddler de 37 mm listas para tubelizar… son unos buenos neumáticos para cogerle el punto a la bicicleta y decidir más adelante si buscamos más balón para un mayor confort o buscamos medidas algo más estrechas para un rendimiento superior en pistas y carreteras. Otro detalle divertido de estas ruedas, la palanca del eje de la trasera es un abrebotellas para la hidratación necesaria al final de la ruta.El resto de los componentes “periféricos” también los firma Lapierre, con una potencia de aluminio 6061 y 100 mm, o un manillar ancho (44 cm en talla M y 46 cm en L y XL) con las puntas abiertas hacia el exterior 16º para dar un mayor control en las bajadas fuera del asfalto.