Test: BH Gravel X Ultegra
BH Gravel X Ultegra
Llega a la redacción una caja de BH Bikes en la que, me dicen, está dentro la Gravel X, el modelo de la marca vitoriana para Gravel y aventura. Apenas la saco de la caja me quedo prendido de ella: un color llamativo, una estética rompedora, un marcado slooping que me hacer recordar aquellos primeros cuadros de los años noventa con los que comparte material, la famosa aleación 7005 de aluminio…
Eso sí, la horquilla es de fibra de carbono para aumentar su rigidez frontal, pero también la capacidad de absorción. Además, observo que se pueden montar soportes para portabultos en el cuadro y la horquilla, lo que les vendrá muy bien a los amantes de los largos viajes.
Sitúo el cuadro en el caballete y le monto las ruedas, eje pasante de 12mm Thru Axle para las dos, plus de rigidez de los ejes que se suma a los ya duros aros Shimano RX31. Ajuste de periféricos que corren a cuenta de la propia casa, potencia, dirección, manillar, tija y cierre, donde BH pone su firma y consigue ajustar el conjunto dejando una buena relación calidad-precio.
Shimano también pone su sello en la transmisión, con una mezcla entre el grupo 105 (manetas, desviador delantero, cassette y frenos) y el Ultegra (cambio trasero), del conjunto bielas+platos y el eje del pedalier se encarga FSA, mientras que los neumáticos son unos Hutchinson Overide de 38 mm con un dibujo que, “a ojo de buen cubero”, tiene muy buena pinta. El cableado interno es guiado, lo que mejora la estética, le protege de suciedad y roces y facilita su manipulación.

Una vez montada entera y ajustada me separo unos metros del banco de trabajo para poder admirarla. Me parece espectacular, una sensación a la que contribuyen el color y el slooping del tubo superior, que para mí ha sido todo un acierto ya que dota a la Gravel X de personalidad propia y le proporciona una estética rompedora.
Una vez realizados los pertinentes ajustes no tardo nada en acoplarme a la perfección en la BH. La posición que adopto es cómoda y facilita un manejo con total dominio de su parte delantera. La distancia entre ejes es algo más larga que en otros modelos anteriores de estilo Gran Fondo-CX, lo que nos dará mayor estabilidad a medida que vayamos ganando velocidad, no sin ello renunciar a una notable comodidad gracias a una pipa de dirección más alta.
Sin duda alguna se nota que la gente de BH ha decidido que su Gravel X destaque sobre todo por su comodidad, del mismo modo que no te hará falta hacer muchos kilómetros para darte cuenta de que no ha sido diseñada para la competición pura. Con estas primeras impresiones la sensación que tengo es que la firma alavesa ha puesto en circulación una autentica devoradora de kilómetros por cualquier terreno.
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BH Gravel X: Todoterreno
Para ponerla a prueba elijo una ruta que tiene de todo. Como no estaba seguro de empezar con asfalto-pista por separado o hacer un mix he decido seguir un track de Gravel que aseguran que tiene de todo y además pone que es “100% Fun”, ya sabes lo que está de moda poner adjetivos en inglés, en fin...
Tengo todo preparado para recorrer los 66 km con 1.420 m de desnivel acumulado que marca el GPS que tiene la ruta. Se espera mañana soleada y con temperatura agradable, así que más no puedo pedir para disfrutar de un día de Gravel junto a “naranjita”. ¡Sí!, le pongo nombre a las bicis, me une más a ellas. Bromas aparte, sé de buena tinta que no soy el único “friki” que hace eso.
Los primeros kilómetros discurren por asfalto hasta la entrada a pista, a través de un sendero según he podido ver en el track. Como previamente he calentado un poco, decido apretarle las tuercas en estos primeros metros ya que son llanos. Bajo al once y meto la paellera, toda pedalada es transmitida sin rechistar en forma de avance, la Gravel X se muestra dócil y aun sin ser una “flaca pura”, la velocidad de crucero y manejabilidad es muy buena. Me sorprende el neumático que monta de 38 mm por lo silencioso que se muestra al rodar por asfalto.
Doblo el lomo y ejerzo un poco más de potencia sobre los pedales, noble y activa, responde a mis movimientos y cambios de dirección sobre el manillar. Una vez más se hace eco de esa marcada comodidad que me brinda la Gravel X. Regreso a mi zona de confort y vuelvo a pedalear en posición erguida mientras noto como desciende la congestión en mis cuádriceps después del apretón. Me ha quedado demostrado que vale para ir rápido y estable en asfalto.

El GPS me avisa con un pitido que en breve el “track” sigue a la derecha, giro y entro en la pista. Voy algo pasado después de la velocidad adquirida en el asfalto, aunque los frenos me hacen reducir rápidamente la velocidad, entro algo subido de vueltas a la tierra, saco un pie como si hiciese “dirt track” mientras pienso “al agua patos”… pero las gomas cumplen con su cometido y me salvan del cuchillo demostrando tener un buen grip a pesar del escaso dibujo.
El día que monté la bici, al ver el neumático, y a pesar de que me gusto su ancho de 38 mm para esta Gravel, pensé si agarraría bien en tierra ya que me parecía que tiene un dibujo algo escaso. Quizá para los que sólo hacen carretera les pasa lo contrario, pero los que también hacemos un MTB algo agresivo estamos acostumbrados a ver nuestras ruedas con unos buenos tacos, lo que nos da seguridad. Después de unos cuantos kilómetros recorridos con los Hutchinson he de decir que la firma alavesa ha acertado de pleno en la elección de las gomas, algo primordial para mi gusto en este tipo de disciplina.
Una vez he recuperado el control, bajo al plato pequeño para ponerme acorde con el terreno y desnivel, ya que este empieza a picar hacia arriba. La BH Gravel X se muestra viva en todo momento y su conducción eficiente me hace poder llevarla en pista a velocidades por encima de los 20 km/h sin necesidad de ir con la aguja al rojo y llevar mi cuerpo a la reserva.
La suavidad del cambio es palpable al accionar la maneta y subir unos piñones para afrontar las pequeñas rampas que me esperan hasta coronar. Su piñón más grande, un 28, me obliga pedalear de pie en varios tramos donde el porcentaje de inclinación pasa del 12%. Nuevamente me vuelven a sorprender las gomas, permaneciendo pegadas al suelo de la pista mientras permanezco de pie.
Un nuevo tramo de enlace con asfalto me invita a retomar de nuevo la posición sobre el sillín y endurecer la marcha, la posición de pedaleo es potente a la par que confortable, la sensación de comodidad no me abandona en lo que llevo de ruta, parece que es un factor inherente solapado a la Gravel X.
José Aranda
Javier Martínez
11/06/2018 
