Por qué el gravel no es una moda
El gravel es una modalidad nueva que muchos de nosotros no conocíamos hasta hace unos pocos años. Otros sí la conocían, pero eran pocos los que se atrevían a salir de la carretera o carril bici y adentrarse en las pistas de grava y senderos con una bicicleta que no fuese una MTB.
Durante estos últimos años la industria ha sufrido un “boom” con la llegada de una nueva generación de bicis de gravel. Es como si los influencers de instagram estuviesen subiendo fotos todo el día encima de su bici de gravel para que todos los ciclistas nos interesemos por esa disciplina infravalorada y nos compremos una bici de una nueva modalidad. Ahora, bromas aparte, el gravel no es ninguna moda de instagram, es una disciplina más dentro del ciclismo.
Te puede interesar: Test: Megamo Jakar 20
(Sigue el artículo ↓)
¿Qué nos ofrece una bici de gravel?
Todo ciclista busca diversión encima de la bicicleta. Pero además de pasarlo bien, también hay momentos de sufrimiento, angustia, dolor… Y la unión de todos estos factores hace que nos esforcemos cada vez más y consigamos lograr nuestros objetivos. Por lo tanto cada ciclista busca una modalidad que se adapte a sus necesidades.
¿Y qué me puede aportar el gravel? Muchos ciclistas buscan la desconexión del ruido, de los problemas, de la polución. El gravel te permitirá todo eso gracias a las numerosas poco concurridos que existen por todo el mundo. Gravel es un sinónimo de aventura. Con las bicicletas de gravel podrás practicar cicloturismo de forma más cómoda y polivalente, gracias a que van preparadas con soportes especiales para bolsas y accesorios además de ser unas bicis todoterreno.
El gravel te permitirá hacer grandes “kilometradas” por pistas a mayor ritmo que con una bici de MTB, lo que llama la atención de los ciclistas de carretera que quieren huir de las carreteras, pero seguir haciendo kilómetros. También a ciclistas de MTB que quieren empezar a recorrer mayores distancias sin tener que ponerse una licra ajustada, depilarse las piernas y/o arriesgarse en carreteras abiertas al tráfico.
Echemos la vista atrás con el gravel
Parece que el gravel surgió ayer, dicho metafóricamente, pero no. Si nos paramos a pensar ¿cómo creeis que empezaron los ciclistas cuando sólo había un 10% de carreteras asfaltadas en los países? Pues efectivamente, por las pistas de tierra y grava. Las primeras bicis estaban pensadas para ir por pistas y caminos rurales, incluso por los pueblos con calles sin asfaltar, por lo que las primeras bicicletas se pueden considerar de gravel y por lo tanto, estamos hablando de una disciplina que lleva mucho con nosotros, pero que realmente no la hemos conocido en profundidad hasta hace unos pocos años.
¿Detractores del gravel?
Hay mucha gente que el gravel no vale para nada. La mayoría de ellos ni siquiera lo han probado, por lo tanto no tienen criterio para decir que “no mola” o que no merece la pena. Te recomendamos que lo pruebes y que no te fíes de lo que te dicen los demás. Una vez lo pruebes es probable que no te guste, pero por lo menos no juzgues antes de probarlo.
El gravel no es una moda estacional, ya que en invierno puedes hacer rutas por terrenos embarrados y pensar que eres Van der Poel en una carrera de ciclocross, en primavera y otoño podrás disfrutar de los paisajes y buenas temperaturas y por último en verano podrás practicar cicloturismo y hacer rutas como el Camino Santiago o del estilo, ya que las bicis de gravel se están postulando como la mejor opción para hacer bikepacking y aventura.
Una disciplina polivalente que sin duda va a seguir creciendo y enganchando a nuevos ciclistas.
¿Quieres estar al tanto de todas las novedades de Maillot Mag?
Suscribete a nuestro newsletter para no perderte el mejor contenido relevante, novedades, opinión, podcast, etc.
Relacionados