Frenos de disco mecánicos... ¿Tienen sentido?
Antes de meternos en faena y analizar la presencia de los frenos de disco mecánicos en el mercado de las bicicletas, así como sus diferencias con los sistemas hidráulicos, merece la pena refrescar la memoria y recordar los conceptos de donde parten cada uno de ellos.
Un freno de disco, en general, es un sistema de frenado en el que las pastillas colocadas una la pinza son empujadas sobre el disco anclado a la rueda para que ésta se frene al rozar. A partir de ahí, encontramos tipos principales de frenos de disco:
- Mecánicos: la presión ejercida sobre la maneta de freno actúa mediante un cable de acero que tira de las pastillas y las aproxima hacia el disco. Es decir, un sistema de cable como el empleado habitualmente en los frenos tradicionales a la llanta de carretera o los primitivos cantilever o V-Brake de MTB.
- Hidráulicos: en este caso, cambiamos los cables por latiguillos por donde circula el líquido de frenos (aceite mineral o DOT, en función de la marca) que se deposita en una bomba. Al accionar la maneta, el líquido circula rápidamente por el latiguillo hasta llegar a la pinza para ejercer la presión necesaria sobre las pastillas y acercarlas al disco.
Cualquiera que haya probado ambos sistemas podrá captar rápidamente las diferencias: el sistema mecánico precisa de un mayor 'esfuerzo' a la hora de aplicar la potencia sobre la maneta de freno, mientras que el sistema hidráulico requiere una menor fuerza de nuestras manos... para una potencia efectiva de frenado mucho mayor.
Los frenos de disco mecánicos ofrecen, además, un tacto más seco y brusco, mientras que los sistemas hidráulicos permiten actuar con una mayor progresividad y modulación de la misma. Por no hablar de que con lluvia, el sistema hidráulico no sufre afectación, ya que es completamente estanco, mientras que los sistemas mecánicos si pueden verse afetados por agua, por ejemplo, en la zona donde el cable se conecta con la pinza.
Uno de los pocos puntos a favor de los sistemas mecánicos podría ser un relativo menor mantenimiento -o mejor dicho, mayor sencilliez-, basado principalmente en la sustitución de pastillas, cables y fundas cada cierto tiempo, aunque las pastillas de los frenos mecánicos tienden a durar menos. Mientras que el sistema hidráulico requiere, además de controlar el desgaste de pastillas y discos, del purgado del circuito al menos una vez al año (dependiendo también del tipo de uso que le demos a la bicicleta).
Sin embargo, la evolución de los sistemas de frenado hidráulicos a lo largo de los últimos tiempos ha hecho que su mantenimiento sea cada vez más sencillo -y espaciado-. De igual forma, hace años los sistemas mecánicos eran algo más ligeros que los hidráulicos, pero actualmente las cifras en la báscula no solo se han igualado mucho, sino que en algunos casos pueden ser más ligeros los hidráulicos. Ésto hace que nos lleguemos a plantear una sencilla pregunta ¿Tienen sentido entonces los sistema de frenos de disco mecánicos?
En primer lugar, el coste del sistema es un aspecto primordial. De media, un sistema completo de frenos mecánicos puede suponer la mitad de un sistema hidráulico. De ahí que algunas marcas aún recurran a sistemas mecánicos para sus montajes de primer precio, así como las grandes superficies o hipermercados en sus bicicletas básicas.
¿Es 'mala' una bici por llevar frenos de disco mecánicos? Por definición, no. En el mercado también se pueden encontrar sistema mecánicos muy decentes y competitivos, siempre que se encuadren en un rango de uso adecuado. Es decir, que la exigencia del ciclista sea acorde a lo que esos frenos pueden dar de sí. En la inmensa mayoría de los casos, los fabricantes de bicicletas recurren a los sistemas de freno de disco mecánicos para equipar algunos modelos destinados a un uso 'suave', ya sea en MTB, gravel, urban, carretera o infantil, y con precios muy ajustados. En ese tipo de bicicletas, todavía pueden tener algún sentido. Pero el comprador ha de ser consciente siempre de esas limitaciones.
En MTB, de hecho, están prácticamente en desuso, salvando los citados modelos de iniciación. También podemos encontrarlos en algunas bicis de BMX, Freestyle y modalidades similares, donde los giros en 360 grados del manillar son habituales y los latiguillos corren el riego de partir antes que los cables.
Superado ese primer escalón, está claro que los sistemas hidráulicos son casi obligados, y más si tenemos en cuenta cómo las tecnologías que antes eran exclusivas de grupos de gama alta, se van extendiendo hacia los 'hermanos pequeños'. Y los frenos de disco hidráulicos no han sido una excepción, siendo cada vez más habituales en grupos o montajes donde antes había zapatas o discos mecánicos, gracias a un mercado que ofrece opciones cada vez más baratas de sistemas hidráulicos.
La progresiva 'democratización' de la tecnología, por tanto, podría desembocar en la práctica desaparición de los frenos de disco mecánicos en pocos años. Se admiten apuestas...
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