Discos de freno para bicicletas: cuándo hay que cambiarlos
Los discos han llegado a la carretera y el gravel para quedarse y en el MTB son ya una tecnología “estándar” que puedes encontrar en cualquier bici independientemente de su precio.
Gracias a los discos, no desgastarás la llanta al frenar, sino que será el propio disco el que se desgaste. Por lo tanto, aunque suelen tener una vida bastante larga, tendrás que cambiarlos de vez en cuando. No suelen ser muy caros y no hace falta ser el mejor mecánico del mundo para poder cambiarlos en casa. Lo importante es ser conscientes de que hay que hacerlo y cuándo.
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¿Cuándo sabemos que tenemos que cambiar los discos de freno de una bicicleta?
Quizás, a simple vista, no veas el desgaste. Por ello es necesario que prestes más atención y compruebes un par de medidas. Un disco en malas condiciones puede ser un riesgo de accidente claro, ya que la frenada pierde potencia y el resto de componentes que actúan en el sistema de frenado sufren más de la cuenta.
Grosor del disco insuficiente
Lo habitual es pensar que el desgaste se produce en las pastillas de freno. Esto es correcto, pero también existe desgaste en el disco, que se vuelve cada vez más fino. Las marcas recomiendan un mínimo al que puede llegar el disco. Normalmente, lo ponen en el propio disco grabado detrás de las letras: Min. TH.
Dependiendo de la marca del disco, la medida mínima varía. Necesitarás un medidor de precisión como por ejemplo un calibre para poder ver la medida sin fallo.
¿Puedo montar con los discos por debajo de la medida mínima? La bici no tiene porqué dejar de frenar, pero su rendimiento será mucho peor en circunstancias normales y mínimo o insuficiente en situaciones en las que exijamos mucho a los frenos (una bajada prolongada podría ser muy peligrosa). Conviene siempre seguir las recomendaciones de seguridad dadas por cada marca: no te la juegues.
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Discos doblados
Uno de los clásicos problemas con los frenos de disco. El mítico ruidito que proviene de una de las pinzas de freno que nos va torturando en cada vuelta de la rueda. Un disco doblado puede ser tu peor enemigo.
Existen formas y herramientas para enderezarlo, pero hay casos en los que es casi imposible conseguir dejarlos en buen estado.
Para que no se te doblen los discos, ten cuidado al transportar la bici o al apoyarla la rueda. Si se aplica demasiada presión en el disco o recibe un golpe acabará doblado. También se suelen doblar cuidando la temperatura del disco es muy elevada o, por supuesto, en una caída o golpe.
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Discos demasiado pequeños
Existen discos de freno de gran variedad de medidas, unas diseñadas para carretera, otras gravel y otras MTB. Pero lo que podemos decir en general es que cuanto más grande sea el disco, más potencia de frenado tendrás.
El tipo de uso (más o menos agresivo) que hagamos de nuestra bici puede hacer que pronto nos demos cuenta de que nuestra bici necesita discos más grandes. Otro punto clave es el peso del ciclista. Un ciclista que pese más que la media puede necesitar unos discos más grandes para evitar situaciones de “estrés” en su sistema de frenado.
Antes de cambiar de medida, asegúrate de que tu bici y frenos son compatibles con los discos nuevos.
No hay que olvidarse de los discos de freno, ya que son una pieza esencial de la bici. Por lo tanto, de vez en cuando hazles una revisión y si lo consideras oportuno, cambia los discos por unos nuevos.
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