El peligro de las falsificaciones ¿sabes a lo que te arriesgas?

Todos, alguna vez, hemos estado tentados de comprar un “chinarello”, los cuadros asiáticos de fibra de carbono con precio de derribo. Pero ¿sabes lo que compras; conoces los riesgos que tienen?
El peligro de las falsificaciones ¿sabes a lo que te arriesgas?
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Autor Maillot Redacción
Autor de la fotoAMBE, Maillot

Fecha de la noticia 11/08/2017


Un cuadro de fibra de carbono a precio de saldo ¿dónde? Sólo hay que buscar un poco por internet para encontrarlos a patadas. Y todos nos hemos visto tentados de comprarlos alguna vez. Sin embargo, esto puede ocasionarnos más de un dolor de cabeza (o de otras partes del cuerpo).

Lo primero que hay que señalar es la diferencia entre una falsificación y un cuadro “open-mold” o de molde abierto. Los segundos, bastante habituales, son cuadros genéricos que un fabricante pone a disposición de varias marcas fruto de su propio desarrollo o de patentes que quedan liberadas pasadas un tiempo determinado. Por eso podemos encontrarnos el mismo diseño comercializado por diferentes marcas. O una marca que nos ofrece un cuadro igual a un modelo descatalogado de una marca Top.

Estos cuadros (o bicicletas enteras) los encontraremos a través de distribuidores y canales autorizados y tienen la misma garantía (al menos la mínima exigida por la ley de dos años) que los cuadros de las bicicletas de marcas más reconocidas.

Eso sí, además de un diseño ligeramente por detrás de la tendencia más inmediata del mercado, posiblemente tampoco les podamos pedir las mismas prestaciones que un cuadro con un diseño propio 100% original ya que habrá factores como la disposición de las fibras en determinadas zonas o el uso de diferentes tipos que no estén tan pulidos.

El peligro de las falsificaciones ¿sabes a lo que te arriesgas?

Otra cuestión son las falsificaciones, cuadros prácticamente iguales (el uso del término prácticamente es a conciencia) que los de marcas Top pero a un precio inferior y difícilmente aceptable para una marca que ofrece todas las garantías (además de un gasto en I+D, diseño, etc.). Una de las réplicas más conocidas son los “chinarello” ya que la marca más falsificada es la italiana Pinarello.

La aduana, principal problema antes de montarlo

Antes de continuar, hay que aclarar que, actualmente, si compramos directamente a distribuidores de Asia (sea una falsificación o un “open-mold”) el principal escollo que deberemos solventar es el paso por aduanas. Se ha acabado la época de “todo vale” y ahora están mucho más serios con las llegadas de paquetes sin presentar facturas. En muchas ocasiones, los gastos que se generan acaban por igualar los precios de productos que podemos comprar en España (o de cualquier parte de Europa a través de la web).

Además están los trámites de papeleo, retención del producto, etc. No aconsejamos esta opción de compra, pero si tenemos prisa mucho menos, ya que podemos hablar de meses de espera.

Los peligros de las falsificaciones

Todos sabemos lo que implica adquirir un producto falsificado (el top manta es algo muy arraigado en España, especialmente en las zonas de playa o turísticas con falsificaciones de zapatillas, colonias, camisetas, sudaderas…). Pero en cuestión de ciclismo existen riesgos aún mayores, ya que puede llegar a peligrar hasta nuestra integridad.

Normalmente la falsificación, o réplica, respeta fielmente el diseño original, sin embargo tampoco podemos asegurarnos de que las medidas sean exactamente las mismas. Y no sólo es cuestión de medidas, los diseños asimétricos o curvados de vainas, tirantes, tubos, etc. tienen un sentido y éste puede perderse o adulterarse en la falsificación. Esto también ocurre con la disposición y los distintos tipos de fibras que se utilizan según la zona.

Así pues podemos encontrarnos ante un cuadro que pinta igual que lo que realmente queríamos (hay que decirlo así, comprar una falsificación es una aspiración al original que no podemos o no nos podemos costear) pero que no se comporta igual. Como comprarse la carrocería de un Ferrari hecha en fibra de vidrio y ponerle el motor de un 2CV.

El peligro de las falsificaciones ¿sabes a lo que te arriesgas?

Esto nos lleva directamente a la cuestión de la seguridad por nuestra integridad. Independientemente de que una falsificación probablemente no haya pasado por ninguna prueba de calidad (mucho menos por las homologadas para comercializarse en Europa) el no saber por qué un tubo tiene una determinada forma o la disposición y el tipo exacto de fibras que lleva, puede conducir a un desgaste prematuro o rotura.

Es cierto que la carretera es menos agresiva que el Mountain Bike, pero no está exenta de riesgos y no hace falta decir qué ocurrirá si se raja la pipa de la dirección mientras descendemos un puerto.

Cualquier marca que se comercialice en Europa (sea Top o de “open-mold”) ha de haber pasado unos rigurosos controles de calidad homologados por la Unión. Es cierto que la gran parte de los productos de ciclismo vienen de Asia, pero las marcas hacen diferentes controles a sus productos, tanto en la fábrica como luego en sus propias instalaciones. Esto supone un coste que se traslada al producto final, pero va siempre en favor de la seguridad. Cuando estamos ante un producto de coste muy reducido hay que saber que esos controles han brillado por su ausencia.

Nos podemos olvidar de la garantía

Evidentemente en todo este asunto, si tenemos un problema, nos podemos olvidar de garantías, reclamaciones o que nos devuelvan el dinero. Incluso en muchos casos en los que compramos a distribuidores asiáticos “legales”, la burocracia y la comunicación se dificulta tanto que se acaba desesperado y habiendo perdido el dinero.

Si encontramos problemas de fabricación, si nos envían una talla o un modelo que no nos corresponde, si tenemos un problema de compatibilidades porque, por ejemplo, el estándar del eje del pedalier no es el que “debería”… podemos olvidarnos de recuperar nuestro dinero. Y nuestro tiempo.

2ª mano: Cómo detectar si estoy comprando una falsificación

Hay una posibilidad que todavía no hemos tratado, y es que en lugar de encontrar una falsificación de forma deliberada, nos intenten “colar una” en una compra de segunda mano. Cuando acudimos a este tipo de mercado, tenemos que tener muy claro lo que queremos y conocer el producto lo mejor posible. Estudiar los componentes y, ante la mínima sospecha, desechar la compra.

Evidentemente lo deseable sería pedir la factura original de la compra, pero muchas veces es inviable por mil motivos (se ha perdido, es un montaje por piezas, etc.). Hay otras formas de asegurarse de que el producto es original. La primera de ellas es buscar el número de bastidor (suele estar en la caja del pedalier) y comprobarlo con el fabricante o distribuidor si es necesario.

Otra es sospechar de los colores que no se ajusten al modelo original (en muchos casos encontramos cuadros de un año determinado con la decoración de otro año o de otro modelo). Es muy difícil que alguien que se haya gastado un dinero en personalizarse la bicicleta luego quiera deshacerse de ella.

Como método preventivo, al igual que si sospechamos que se trata de una bicicleta robada, es quedarnos con los datos del vendedor y acudir, lo antes posible, a un servicio oficial que nos certifique la autenticidad del modelo. Quizá nos cueste algo más de dinero, pero puede ahorrarnos un gran disgusto.

El peligro de las falsificaciones ¿sabes a lo que te arriesgas?

Conclusiones

Hay tres aspectos fundamentales por lo que no es recomendable comprar una falsificación, por mucho que uno de la grupeta diga “que pesa lo mismo que el cuadro XXX y cuesta tres veces menos”: nuestra seguridad, la indefensión ante posibles problemas y que las prestaciones nunca serán las mismas.

Por querer aparentar, no olvidemos que una falsificación lleva unas pegatinas del producto que realmente querríamos, ponemos en jaque muchas cosas, entre ellas nuestra propia seguridad. Y eso es algo que no debería entrar en la cabeza de ningún ciclista con dos dedos de frente.

Llevaremos un producto que no está sujeto a pruebas reales de calidad, que no va a ofrecer las mismas prestaciones que las del producto original. Incluso posiblemente tampoco alcance las prestaciones de productos originales de gama inferior y un precio similar a lo que hemos acabado pagando por la falsificación.

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