Así es el camión taller de un equipo profesional

Me acerqué con Pascal y Muriel al camión del equipo Groupama FDJ y allí dentro encontramos a “Nico”, responsable del servicio técnico del equipo. Estaba ordenando las herramientas como el servicio de la casa real preparando el servicio de cubiertos de plata para una cena de gala. No lo hacía de esta manera porque estuviéramos nosotros allí, realmente pasamos por sorpresa, es que esa es su manera de trabajar, una forma apasionada de tratar las bicis que eleva la mecánica al estado de arte.

Ya lo he dicho muchas otras veces, no sé si me gusta más el ciclismo o las bicis, pero cuando ambas cosas se juntan en su mayor expresión, uno cree estar en el cielo. También hay una una química especial entre las personas que amamos la relación con las bicis, por eso Nico nos enseñó todos lo rincones del que es uno de los dos camiones oficiales del equipo Groupama FDJ.

Al poco de estar con él ya se dio cuenta de que estaba ante todo un fanático como él…enamorado de lo que hace, del gusto por el detalle y de los talleres. Lo supuse por su entusiasmo y cara sonriente ante cada una de mis enrevesadas preguntas. El sueño dorado de todo ciclista aficionado a la mecánica es tener de todo y para todo, perfectamente colocado, controlado, para poder disfrutar del trabajo preciso y minucioso.

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Imaginad si además de todo, ese taller pudieras llevártelo a cualquier parte del mundo. Entendería que un ciudadano de a pie, si un día se encontrara con una fortuna indecente se gastara una millonada en una mansión, en un yate, o un deportivo de cada color para cada día de la semana. Pero si yo tuviera esa fortuna… ¡me la gastaría en camión como este!

Imaginad decenas de cajones que corren como la seda, de cierre amortiguado, con todo tipo de opciones para todo tipo de situaciones. Más de 200 tubulares pre encolados, 50 bicis ajustadas, desarrollos, bielas, sillines, una cinta blanca para cada bici una vez a la semana… Repuestos para todo tipo de incidencias, desde componentes completos hasta los tornillos sueltos para las situaciones más insospechadas. Porque como todo buen mecánico sabe, un mecánico es mucho más que una persona que sepa cambiar o ajustar piezas. Un buen mecánico tiene que saber aportar soluciones excelentes a problemas complejos de forma rápida y definitiva. Ese el trabajo de Nico y de todo su equipo.

Como nos explicaba Nico, hay ocasiones en la que todos los corredores del equipo se han caído en una etapa y han destrozado una de sus bicicletas. Prácticamente hay que construirlas de cero la tarde después de la etapa y no sólo para que esté perfecta para el día siguiente, sino que además el corredor no note un solo cambio en su nueva bici… y un corredor tarda semanas en dejar ajustada la posición y múltiples detalles de su bici para la temporada.

Todos los miembros de “staff” técnico conocen mejor que sus propias bicis cómo es cada bici de cada uno de los 29 corredores, pero, aún así, disponen de documentos de validación con las medidas exactas, fotografías, “feeling” del corredor, herramientas personalizadas para verificar muchos de esos ajustes ¡es increíble.

Todo eso sólo es posible hacerlo desde un orden y control total de todo lo que hay dentro del camión en el que no sólo saben en qué cajón está cada cosa, sino que saben en qué parte del cajón está cada cosa. Ese orden debe mantenerse siempre, y no es un trastorno obsesivo, es una necesidad que minimiza el riesgo de un fallo mecánico debido a que el técnico pasó por alto un detalle en la instalación o porque pasó demasiado tiempo buscando algo.

Como os digo, este orden desde fuera puede parecer algo patológico, pero en realidad es una metodología totalmente necesaria para crear una atmósfera de concentración y confianza. Y digo confianza porque esta cultura también se hace participe a los corredores, que saben que el camión es un templo de la mecánica que deben respetar para poder salir cada etapa con la plena garantía de que su bici, cada día, es la mejor que podrían haber llevado nunca.

Sin duda, una gran experiencia y una gran conversación que no terminó ahí. Vimos el coche del equipo y nos metimos hasta la cocina, literalmente hablando.