Test: PRO Stealth Inox
Precio:
140€
| Distribuye:
Macario Llorente
Probar un sillín no es sencillo. Bueno, en realidad sí, lo complicado es aconsejar sobre su compra, ya que “cada culo es un mundo”. Es decir, elegir un sillín es una decisión tan personal en la que influyen tantos factores que lo que le pueda valer a un ciclista no le tiene por qué servir igual al de al lado, por mucho que altura, peso y complexión sea la misma.
Además, el único criterio en el que no nos podemos fijar es en el estético, ya que es el que menos influirá luego en nuestro confort y rendimiento. No obstante, hay parámetros que nos indican que, de carácter general, un sillín puede ser más o menos cómodo que otro, más o menos válido o al menos apropiado.
El sillín que probamos, el PRO Stealth, es un sillín con una forma y medidas muy particular, alejándose un poco de las líneas habituales de este componente. Está disponible en 142 y 152 mm de ancho, con un diseño de la nariz más ancho del habitual (unos 50 mm) y en versión Inox (con raíles de acero inoxidable) o de fibra de carbono. Probamos la versión Inox de 142 mm y deja nuestra báscula en 212 g (la versión de carbono declara un peso de 172 g).
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El sillín Stealth de PRO está orientado a un uso muy deportivo y aerodinámico. Su diseño está pensado para ofrecer un gran soporte y apoyo, al tener un diseño más ancho está indicado para los ciclistas que adoptan una posición más agresiva y “echada hacia delante”. Por eso es algo más corto que un sillín habitual pero más ancho y con un raíl anti-prostático más ancho, para liberar de presión la zona perineal cuando vayamos más inclinados. La punta también es más ancha para los momentos más extremos, cunado nos agarramos en la parte baja del manillar, agachamos la cabeza y hacemos sprints sentados o las bicicletas de Contrarreloj o Triatlón.
En cuanto a su fabricación, la almohadilla es de goma EVA ligera para ofrecer un poco de acolchado, con una cubierta de PU uniforme para evitar enganchones o fricción con los culottes. Para evitar deslizamientos el principal soporte es su diseño, ya que la cubierta es plana (sólo con un ligero acabado en otro tacto) para evitar que la tela del culotte se desgaste y estropee por el rozamiento. La base de la carcasa es de un polímero con refuerzo de fibra de carbono y los raíles, en el caso del modelo que he probado, son de acero inoxidable. Además, en la parte trasera cuenta con un soporte para accesorios como guardabarros, cámaras de acción…
En acción con el PRO Stealth
Como decía al principio, aconsejar sobre un sillín es complicado, ya que se trata de una decisión personal. En mi caso, por ejemplo, he utilizado el PRO Stealth en mi bicicleta “todo uso” con la que subo puertos o hago tiradas en llano. Y he de decir que me ha sorprendido la comodidad que me ha transmitido incluso subiendo.
Inicialmente fui algo escéptico a la hora de probar el sillín, ya que yo me inclino por una medida inferior en cuanto al ancho (135 mm), pero este modelo no está disponible en menos de 142 mm. Así que mi sorpresa fue grande cuando vi que, pese a este tamaño, me sentía cómodo y no tenía dolores con el paso de los kilómetros como sí me ocurre con otros sillines de ancho superior a 135 mm. El soporte plano que ofrecen las alas evita esa sensación de dolor provocada por el movimiento involuntario del glúteo cuando pedaleamos.
Además, al inclinarme hacia delante en el momento en el que llegan las cuestas, la punta ancha aporta soporte, pero gracias al tamaño generoso del canal no hay puntos de presión en una zona tan delicada. El Pro Stealth está pensado para ser un sillín más deportivo y dar soporte a los ciclistas que pasan más tiempo inclinados hacia delante que a los ciclistas tipo “Gran Fondo” que pedalean más erguidos, pero pese a ello, al menos en mi caso, se ha destapado como una gran opción “todo uso”.
Es habitual, con cualquier sillín, que rodando en llano nos vayamos desplazando hacia delante, con lo que empezamos a notar dolor cuando nos apoyamos en la punta. Sin embargo, esto no sucede con este sillín, ya que el mayor ancho, que se va reduciendo de forma uniforme hasta la punta, hace que el desplazamiento sea progresivo y que, de forma automática e inconsciente corrijamos la postura antes de notar dolores o incomodidad, permitiéndonos mantener un ritmo rápido de pedaleo durante más tiempo.
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Es cierto que es algo más pesado (212 g) que otros modelos que hay en el mercado, pero la comodidad es algo en lo que merece la pena no escatimar, ya que de nada nos servirá un sillín más ligero si nos provoca dolores o incomodidad que afecta a nuestro rendimiento. Si nos preocupa el peso, está la versión con raíles en fibra de carbono que resta algunos gramos más.
Además, PRO dispone varios servicios de ayuda al usuario, como el selector de sillines en su página web (que te aconsejará sobre qué sillín te conviene en función de tus gustos y características) y de la colección de sillines de test en los distribuidores autorizados, de forma que podemos probar un sillín antes de hacer una compra tan importante (en cuanto a nuestra comodidad se refiere) y ofrecen el servicio de garantía de 30 días para asegurarnos de que hemos acertado con nuestra elección. Pocas marcas lo hacen y esto es por algo.
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