E-xplorando los Montes Carpetanos con la Yamaha Wabash RT
E-gravel de aventura y montaña
Recorremos las vertientes sur y norte de esta franja de la Sierra de Guadarrama a lomos de la Yamaha Wabash RT, una e-gravel ideal para largos trayectos como éste, y donde hemos disfrutado de impresionantes paisajes otoñales y pistas recónditas, a una hora escasa de la capital.
La Sierra de Guadarrama tiene muchas caras. Y quizás no todas valoradas en su justa medida. Por todos son conocidos enclaves como Cercedilla, Navacerrada y, en modo ciclista, puertos como el mismo Navacerrada, Cotos, Los Leones, Morcuera o Canencia. En el lado segoviano, pueblos como Valsaín o La Granja de San Ildefonso también gozan de un buen número de visitantes foráneos a lo largo de los fines de semana.
Pero esta franja del Sistema Central alberga otros muchos rincones, más tranquilos y menos masificados, que bien merecen una visita… y donde el gravel se convierte en una magnífica herramienta para descubrir pueblos, collados, ríos, cañadas y arroyos que dejan a su paso un ingente patrimonio natural, cultural y gastronómico.
Tal es el caso de la zona septentrional de Guadarrama, más conocida como Sierra Norte, y en cuyo corazón se encuentran los llamados Montes Carpetanos, una serie de cumbres cercanas a los 2.000 metros de altitud y que hemos tenido el placer recorrer a través de sus mágicas pistas, y con la Yamaha Wabash RT como compañera de aventuras.
Por cierto, y para los amantes de la historia, el nombre de estos montes deriva del principal pueblo prerromano que habitó lo que hoy es la Comunidad de Madrid y buena parte del norte de Castilla-La Mancha. Cuenta Ángel Sánchez Crespo en su libro ‘101 curiosidades de la historia de la Sierra de Guadarrama’, que era un pueblo bastante desarrollado en comparación con otros del interior y norte de la península, y se dedicaban principalmente a la ganadería, el cultivo del olivo y la vid en zonas bajas, la caza y la extracción de oro y plata. Eso sí, construían sus cabañas en zonas altas y cerros, quizá para estar ‘más cerca’ de su divinidad predilecta: Ataecina, diosa del renacer, la primavera, la naturaleza y la luna.
Pedaleando la vertiente sur
La inmensa cantidad de pistas y caminos aptos para gravel en el entorno de los Montes Carpetanos hace que las opciones para pedalear sean múltiples y fácilmente adaptables a las necesidades (tiempo disponible, forma física…) de cada uno. Nosotros planteamos un recorrido circular de dos jornadas, centrada la primera de ellas en descubrir la cara sur y realizar el tránsito hacia el norte, y la segunda para realizar el camino de vuelta, pero por un trazado diferente.
Pero las variantes, como decimos, son inmensas, sobre todo si tienes a mano las rutas de ‘Territorio’ Gravel’, la iniciativa lanzada recientemente desde CicloLodge El Nevero, y el asesoramiento de sus principales ‘culpables’, Clara y Alberto. Nosotros, de hecho, nos inspiramos en buena medida en sus tracks 9 y 10 para realizar este reportaje.
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Así, con la batería de 500 Wh de la Wabash RT cargada, nos ponemos en marcha desde Lozoya siguiendo el curso del Camino Natural del Valle, que rodea parte del contorno del embalse de Pinilla. Una pista perfecta para este tipo bicicletas que rápidamente conduce hasta la primera de las paradas obligadas en el camino, el puente del Congosto, bajo el cual transcurren las aguas de un río Lozoya recién ‘liberado’ de la presa.
Estos primeros kilómetros, ondulantes y a media ladera, nos llevan acto seguido hasta otro puente, el de Matafrailes, mientras a nuestra izquierda podemos contemplar una buena panorámica de la cara sur de Montes Carpetanos, cuya ascensión comenzaremos un poco más tarde. Antes pasamos por Garganta de los Montes, bordeamos El Cuadrón, y nos plantamos rápidamente a las puertas de Buitrago de Lozoya, mientras el sol comienza a tomar altura, a pesar de que la nubosidad no le deja lucir tanto como nos gustaría.
Buitrago de Lozoya puede ser otro buen punto de partida para cualquier ruta por la Sierra Norte, gracias a su perfecta ubicación y la gran cantidad de servicios existentes. Pero sobre todo, por la belleza de su recinto amurallado, sus puertas medievales y su siempre animado casco histórico, donde no faltan los restaurantes donde degustar buenas carnes de la zona.
En nuestro caso, café rápido y seguimos ruta, pues nos espera la ascensión más larga del día. Y es que, prácticamente desde que abandonamos Buitrago, la pista se torna cuesta arriba, sin porcentajes descomunales, pero sí de forma constante hacia las poblaciones de Gascones y Braojos. Hasta ahora, nos habíamos movido solo con el primer nivel de asistencia (ECO+) de los cuatro disponibles (además del modo de asistencia automático). A partir de este momento, el ECO y el STD se convierten en habituales.
Braojos sirve como puerta de entrada, ahora sí, a los Montes Carpetanos, a través de una magnífica pista que va dejando atrás las explotaciones ganaderas que rodean el pueblo para adentrarse un precioso bosque teñido con los colores del otoño, que se va transformando, según ganamos altura, en un frondoso pinar. Y es que, sin duda, esta época del año, antes de que lleguen las primeras nieves y las temperaturas bajo cero, es una de las mejores para disfrutar del gravel en zonas como ésta.
El rumor de los arroyos de montaña y del viento meciendo las grandes copas de los árboles son los únicos acompañantes que encontramos en esta llevadera subida. Bueno, los únicos no. Las recientes lluvias han atraído a algunos buscadores de setas que también tienen aquí su particular paraíso.
Casi sin darnos cuenta, estamos ya a 1.500 metros de altitud, y llegamos a un cruce de pistas donde se plantea una primera disyuntiva ¿Giramos a la derecha y seguimos ascendiendo hasta el llamado puerto de Peña Quemada? ¿O seguimos del track 10 propuesto por 'Territorio Gravel' para llegar al puerto de Santuil y regresar a Lozoya? Las dudas desaparecen rápido; si queremos explorar los Montes Carpetanos, hay que hacerlo a fondo. Además, tenemos una bicicleta ideal para ello.
Por cierto, que si hubiéramos seguido por el track 10 también hubiéramos podido enlazar con el track 9 de 'Territorio Gravel', a la altura del llamado Cerro de las Polvorosas, y ascender de esta forma hasta el puerto de Navafría. Cómo veis, las combinaciones que ofrece la zona son múltiples y esto nos permite encontrar rutas a la medida de cada ciclista.
El tramo de ascenso final hasta el puerto de Peña Quemada puede ser una de las pocas zonas realmente incómodas del recorrido a nivel técnico pues, a pesar de seguir circulando por caminos bien marcados, lo hacemos durante algunos kilómetros sobre un cortafuegos. Sin olvidar, además, que nos encontramos a unos 1.800 metros de altitud, y las inclemencias climáticas también dejan su huella sobre el terreno. Es en estos momentos cuando aprecias realmente el valor de contar con una e-gravel como la Wabash RT que te pone las cosas mucho más fáciles.
Castilla a nuestros pies
Por desgracia, las nubes se encuentran enganchadas en plena arista de los Montes Carpetanos, aquella que marca el límite también entre Madrid y Segovia, y no nos permiten disfrutar al 100% de la panorámica de ambas vertientes. Una pequeña decepción que, unida a los escasos 6 grados que marca el termómetro del GPS, nos hace encarar rápidamente el descenso hacia la localidad de Arcones, en la soleada vertiente norte de los Carpetanos.
Una bajada que hay que tomar con ciertas precauciones, pues se trata de una pista ‘castigada’, pero que con neumáticos de 45 mm como los que monta la Wabash RT no debería suponer problema alguno para ningún 'gravelero'. En cualquier caso, unas cubiertas de 47 o 50 mm no desentonarían en absoluto, y el paso de rueda de esta bici lo permite.
Por cierto, hablando de seguridad, la Wabash RT monta un disco de freno delantero de 180 mm, algo muy de agradecer si tenemos en cuenta que el peso total de la bicicleta ronda los 20 kg. Uno disco que, unido al de 160 mm del eje trasero, y las confiables pinzas Shimano GRX, permiten afrontar descensos como este de Peña Quemada con plenas garantías.
Ya en Arcones, y luciendo el sol, se hace inevitable la visita a la cercana localidad de Pedraza, situada a escasos 11 km, y a la que podemos acceder a través de la preciosa pista que enlaza Arcones con las localidades de Huerta y Rades de Abajo.
Otra posibilidad, para todos aquellos que quieran acortar el recorrido, es tomar la Cañada Real Soriana Occidental que pasa junto a Arcones y conduce hasta la población de Navafría, donde podemos emprender el ascenso de vuelta por la cara norte de los Carpetanos.
Pero Pedraza, sin duda, bien merece una visita. Nos encontramos, sin duda, ante uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León y, porqué no decirlo, de España. Una villa medieval amurallada, excelentemente conservada, y declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1951.
Una localidad donde parece haberse detenido el tiempo entre sus muros y casonas de piedra gracias, en gran medida, a la restricción de entrada de tráfico a motor (salvo para sus habitantes y vehículos de servicio). Disfrutar de una plaza mayor completamente vacía de coches es, sin duda, todo un privilegio.
Como dato curioso, su castillo del siglo XII llegó a pertenecer al pintor vasco Ignacio Zuloaga, cuyos descendientes lo vendieron recientemente al director de cine Santiago Segura, que tiene la intención de rehabilitarlo y abrirlo de nuevo al público.
Pedraza es, por supuesto, otra buena opción junto a Lozoya o Buitrago como punto de partida o lugar de descanso para todos aquellos que quieran dividir el viaje en dos jornadas y hacer noche en poblaciones que están dotadas con todo tipo de servicios, supermercados y, por supuesto, buenos restaurantes donde degustar la gastronomía local: judiones, buenos asados, excelentes carnes… ¿Qué más podemos pedir?
De vuelta al valle
Llegado el momento de poner rumbo a la ladera norte de los Montes Carpetanos para volver a cruzarlos de regreso a territorio madrileño, no faltan las pistas que conducen de Pedraza a Navafría, pero nosotros decidimos tomarnos un descanso ‘gravelero’ y tomar la tranquila carretera SG-V-2316, pasando por Galíndez.
Un trayecto que nos permite comprobar como la Wabash RT se comporta también de una forma muy solvente sobre el asfalto. Y es que, a pesar de no ser una e-bike especialmente ligera, se mueve con facilidad una vez ‘lanzada’ por encima de los 25 km/h y permitiendo adoptar una posición rodadora sobre el manillar realmente cómoda.
Dejamos atrás, por tanto, la llanura segoviana para mirar de nuevo hacia arriba y emprender el ascenso al puerto de Navafría, a través de la pista que arranca en las inmediaciones del Área Recreativa de El Chorro. Un ascenso exigente, donde se alternan tramos de asfalto con otros de grava, pero que nos permite disfrutar de enclaves y miradores espectaculares, como el de Las Cebadillas o, un poco más arriba, el de Navalcollado, a unos 1.800 metros de altitud, en las inmediaciones de las pistas del centro de esquí nórdico.
La tarde comienza a caer y con ello la visibilidad por lo que, a pesar de tener la opción de bajar hasta Lozoya por el camino de la Butierra, creemos que la mejor elección es descender el puerto por carretera. Un descenso que ya conocemos de sobra… y no por ello deja de ser divertido, sobre todo cuando vas con una bici tan estable y segura como la Wabash RT y sus neumáticos de 45 mm. Esta carretera, además, durante la época otoñal, es una de las más bonitas de la Sierra Norte, sin duda.
Antes de emprender el camino de vuelta a casa, ahora sí, en coche, el momento del último café en Lozoya nos lleva a nuevo a imaginar las interminables posibilidades que alberga la Sierra Norte para el gravel…. Y sobre todo para el gravel ‘eléctrico’ pues, como habréis podido observar, los tramos llanos escasean en la zona. Tan solo la zona del Camino Natural del Valle de Lozoya y, al otro lado, en Segovia, el entorno de Pedraza, dan un respiro al ciclista. No obstante, el recorrido propuesto comprende unos 97 km y prácticamente 2.000 metros de desnivel. Poca broma.
La protagonista: Yamaha Wabash RT
Como has podido ver, hemos disfrutado de un escenario de gravel de montaña, donde una e-bike como la Yamaha Wabash RT se desenvuelve como pez en al agua gracias a su cómoda geometría, su ancho manillar, su tija telescópica con suspensión y, sobre todo, un sistema de asistencia compuesto por el motor PWSeries-ST de 70 Nm y una batería de 500 Wh que ofrecen empuje y autonomía de sobra para cubrir la totalidad del recorrido, siempre y cuando manejemos los modos con sentido común.
Yo fui ‘jugando’ con ECO+ y ECO durante la mayor parte del recorrido, subiendo al modo STD para las pendientes más pronunciadas, sin necesidad de acudir al modo HIGH en ningún momento. Al final de la primera jornada, en Pedraza, tras haber cubierto unos 62 km, y con aproximadamente un 30% de batería restante, decidí recargar por completo de cara a la segunda etapa, de forma preventiva. Pero observando lo bien que gestiona este motor el gasto de energía, estoy seguro de que hubiera podido completar el recorrido ‘del tirón’.
El cuadro de aluminio hidroformado de la Wabash RT puede que no sea del gusto de todos, pero no hay duda de que Yamaha ha priorizado aquí la resistencia y la capacidad de carga. De ahí el gran número de roscas y soportes para guardabarros, bolsas y portabultos, o la horquilla de aluminio diseñada en una sola pieza y que aporta una rigidez en el tren delantero un tanto excesiva, a mi modo de ver. Una sensación que se podría mitigar montando neumáticos de 47 o 50 mm (de serie viene con unos Maxxis Rambler de 45 mm).
A nivel de transmisión, el Shimano GRX RX600 mecánico de 11 velocidades (11-42), combinado con un plato de 44 dientes, es una garantía de fiabilidad y eficacia, así como los frenos de la serie RX400, equipados con discos de 180 mm delante y 160 mm detrás. Sabia decisión esta de montar ese gran disco delantero (nada habitual en una gravel) que aporta mucha seguridad en descensos prolongados y técnicos.
En definitiva, la Wabash RT es una e-gravel de claro enfoque aventurero, como bien nos ha demostrado a lo largo de esta ruta, y que prioriza aspectos como la comodidad, la capacidad de carga, el empuje de su motor y su gran autonomía, por delante de otros como el peso o la integración, y con una relación calidad-precio a tener en cuenta.
Puedes encontrar (y probar) la Yamaha Wabash RT en los más de 50 concesionarios especialistas en e-bikes de Yamaha, repartidos por todo el territorio nacional.
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