Cycle Speedway: Jugar con la bici... ¡a toda velocidad!

En los tiempos que corren nos tomamos demasiado en serio esto del ciclismo. Me refiero, por supuesto, a los que como yo, hasta pasados los 30 no nos habíamos planteado subirnos a una bici nada más que para hacernos la foto de rigor de las vacaciones en la playa; y de pronto una mañana, bien temprano nos vemos con el coche cargado de bomba, casco, zapatillas que resbalan, y una suerte de artefactos que ni dos meses antes pensábamos que existían, decididos a recorrer todas las carreteras de la sierra hasta el infinito y más allá a golpe de pedal.

En algún momento de nuestras primeras salidas con la grupeta intentamos recordar cuándo fue la última vez que montamos en bici para… para nada, ni para ir a trabajar o a clase, ni para viajar, ni mucho menos para hacer deporte. De pronto nos damos cuenta de que cuando éramos niños, salíamos a la calle a ”jugar” con la bici, sin más.

Jugar con la bici, jugar, debería ser la primera lección de todas las cosas que queramos emprender en nuestra vida. No nos importaba si la bici frenaba mejor o peor, si era de nuestra talla, si era nueva o la habíamos encontrado abandonada y ni por asomo nos imaginábamos la de tecnologías y proyectos que un flamante grupo de ingenieros había desarrollado para ella en algún departamento secreto en un búnker bajo tierra…

De una época anterior a mi infancia, y más traumática, pero con el mismo carácter, y ánimo, se creó lo que a día de hoy es un deporte popular y con una gran fama en Gran Bretaña. Amparado bajo la Federación Ciclista Británica ,ha llegado incluso a celebrar un Campeonato Internacional. Señores y señoritas ciclistas, miembros del pelotón, les presento el Cycle Speedway.

Carreras en un circuito oval con bicicletas pesadas, sin frenos, en las que prácticamente el reglamento es “todo vale”. Quizás te resulte familiar, esta era la manera de divertirse en las ciudades británicas durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Era la manera en la que aquellos niños podían salir a la calle a jugar. Dónde se pudiera, con lo que se pudiera y, por supuesto, cualquiera podía jugar.

Los circuitos o pistas de aquellos primeros años del Cycle Speedway eran los tramos de carretera despejados de escombros. Y las monturas, aquellas bicicletas que no estaban en condiciones de circular y por tanto de servir como medio de transporte a los británicos.

Curiosamente y a pesar del precario estado del material “deportivo” es un deporte del que no se conoce accidente grave o muerte. La estructura de la competición del Cycle Speedway por lo tanto, también resultó un “juego de niños” y se estableció que cada competición, originariamente, consistiría en dar 4 vueltas al circuito. Actualmente las pistas están regladas y su longitud varía entre los 70 y 90 metros.

Los cuatro corredores pertenecientes a dos equipos debían hacerlo, como su propio nombre indica, Cycle SPEEDway, lo más rápido posible y la puntuación iría en relación al puesto conseguido. Como os decía antes: sencillo.